Elda Mata

Elda Mata SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Política

Elda Mata (Societat Civil): “La deriva autocrática del 'procés' la estamos viendo ahora en toda España”

La presidenta de la entidad constitucionalista rechaza las cesiones del Gobierno a Junts y ERC, como en inmigración, fronteras y financiación singular; y cree que, tras la amnistía, "la autodeterminación será el siguiente paso" si el PSOE no rompe con sus socios

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Elda Mata (Barcelona, 1953) es la presidenta de Societat Civil Catalana (SCC), entidad constitucionalista convocante de algunas de las principales movilizaciones contra el procés y que, en los últimos años, ha denunciado ante tribunales a varios de sus dirigentes. Su última batalla judicial está ahora en Europa, donde espera que el TJUE frene la amnistía de Carles Puigdemont y varios de sus colaboradores por medio de una cuestión prejudicial presentada por el Tribunal de Cuentas el año pasado.

En esta entrevista con Crónica Global, Mata advierte de que, lejos de diluirse, el proceso secesionista es, si cabe, "peor" en la actualidad, a causa de las cesiones del Gobierno a sus demandas a cambio del apoyo parlamentario de ERC y Junts. Unas herramientas que, a su juicio, darán más fuerza a los independentistas a pesar de su pérdida de votos en los últimos ciclos electorales. Y lamenta que muchos de los métodos empleados por sus mandatarios en Cataluña en el pasado, como la polarización y su "deriva autocrática", se hayan contagiado, en su opinión, al resto de España.

Fiscalía pide ahora que se le aplique la amnistía a Carles Puigdemont al no ver justificada la acusación de malversación en el procés. ¿Cómo lo valoran?
En una democracia, la separación de poderes y los que ejercen de contrapoder siempre son esenciales. Pero en los últimos años nos estamos alejando de eso. Hace poco, España figuraba en el top del ránking de democracias plenas, pero ahora estamos bajando puestos. Y lo entendemos, dada la irrupción tan descarnada de la política en lo que deberían ser instituciones leales a su responsabilidad como juristas. Ahora eso no está salvaguardado.

Societat Civil ha logrado llevar la Ley de Amnistía ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE). ¿Cómo está la causa en este momento?

Nosotros mantenemos la acción popular hasta el final, ante el TJUE, porque creemos que el dinero malversado debe restituirse y eso no tiene cabida en la amnistía. Y ni Fiscalía ni Abogacía lo están apoyando ahora, estamos solos en el TJUE.

Ya en 2014, nos presentamos ante el Tribunal de Cuentas para que cifrara la cantidad malversada. Y lo hizo. También nos presentamos luego como acusación popular tanto en el caso de terrorismo por Tsunami Democràtic ante la Audiencia Nacional como en el caso Voloh, por la injerencia rusa del procés. Desgraciadamente, por errores administrativos y de plazos, ambos quedaron cerrados. Pero seguiremos con el tema de la injerencia rusa, porque a la vista está la intervención de una autocracia como Rusia en países y procesos electorales. Seguiremos buscando vías.

¿Qué opinión tienen sobre el reciente pacto de Junts y el PSOE para delegar competencias de inmigración y en el control de fronteras, puertos y aeropuertos a la Generalitat?

Lo valoramos con la misma incredulidad y el mismo recuerdo de todas las veces que hemos dicho que esto pasaría. Están buscando crear estructuras de nación para convertirse en un Estado. Y este es un paso más. La deriva es intentar sacar al Estado español de Cataluña, lo mismo que han hecho con el idioma. 

En esa construcción estaría también la idea de que tienen que dominar las fronteras de Cataluña, como si fuera un país. Todo esto se ha avisado, y Jordi Pujol lo escribió negro sobre blanco en los años 90. En su Programa 2000 ya decía muy claramente que quería “nacionalizar” Cataluña.

¿Teme que, en caso de aprobarse, se pueda hacer un mal uso de esas competencias?

Como hemos propagado, y yo con toda la fuerza de la que soy capaz, el nacionalismo es perverso, es supremacista, necesita siempre un cabeza de turco al que culpar de todo para exonerar sus propias deficiencias. Y estamos en lo mismo. En la Copa América de vela, por ejemplo, ya hubo disputa en cuanto a las competencias de los Mossos en el mar. Y ahora quieren tenerlos en aeropuertos y fronteras.

En las protestas de Tsunami Democràtic de 2019, los manifestantes fueron al aeropuerto, bloquearon fronteras con Francia, impidieron que el AVE saliera de Girona, etcétera. Eso no son actos aleatorios, responde a una estrategia del nacionalismo de ver cómo es capaz de cerrar las fronteras de lo que considera un país: Cataluña. Y no una Cataluña cualquiera: las mal llamadas leyes de desconexión del 6 y 7 de septiembre de 2017 convertían a Cataluña en una república autocrática. Desafortunadamente, como todo lo malo se pega, esa deriva autocrática la estamos viendo ahora en toda España. El procés no se ha quedado aquí. El procés ahora es el proceso: en España estamos en una deriva iliberal que nos lleva a una decadencia democrática que va a costar mucho revertir, y que no se va a poder revertir al 100%.

Sin embargo, desde el Gobierno se asegura que la Policía y la Guardia Civil seguirán ejerciendo igual sus funciones. El ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, asegura que se trata de una colaboración junto a los Mossos en las fronteras...

Es que una cesión total de competencias sería inconstitucional. Pero estos apaños, que vemos en otras muchas cosas, expulsan a Policía Nacional y Guardia Civil. En Cataluña tenemos cuatro cuerpos distintos: hay policías municipales, Policía Nacional, Guardia Civil y Mossos. No tengo duda de que están trabajando todos con una sintonía mejor que en años anteriores. Pero eso no quita que la idea de la Generalitat siga siendo tener en exclusiva todo lo que tenga que ver, dentro de Cataluña, con los Mossos.

¿Cuál va a ser, entonces, el siguiente paso? Pues pedir una silla en las reuniones supranacionales, como puede ser Frontex. ¿Porque verdad que los Mossos estarán en la frontera? Pues también querrán estar ahí. Y, así, van construyendo, hasta que al final todos digan: ‘ah, es que Cataluña es un país’. Y no lo es.

Pero ahora la Generalitat no está gobernada por los partidos secesionistas. Ese riesgo no existiría, ¿no?

Uno podría decir que ahora no tenemos un Gobierno nacionalista y que, por tanto, esa idea ya no es hegemónica. Pero no olvidemos que aunque estén Salvador Illa y el PSC, los acuerdos que tienen firmados para continuar gobernando son el ideario de ERC. Igual que el ideario que vemos que está poniéndose sobre la mesa con las cesiones continuas del Gobierno es el de Junts. A pesar de su momento de debilidad por no estar en las instituciones, les está dando unos réditos extraordinarios, porque se está cediendo a todo.

Y eso es, a nuestra manera de ver, injusto, irresponsable y sobrepasa todas las líneas rojas de lo que debería ser la lealtad al ordenamiento constitucional.

Cesiones continuas a los nacionalistas han habido desde que tenemos democracia. Desde 1978, unos partidos y otros han ido cediendo con una cortedad de miras extraordinaria, con una mirada 100% partidista. Y seguimos en ello. Es algo muy cortoplacista, y no con el Estado en la cabeza, sino con el partido. Si no revertimos eso, si no vuelve la política al cauce del servicio, la sociedad civil va a tener todavía mucho más trabajo.

¿Piensan convocar manifestaciones contra estas cesiones?

Convocar manifestaciones parece algo fácil y automático, pero hay que estudiar muy bien el momento.

En agosto de 2017, Societat Civil ya iba avisando a los partidos políticos de que habría un referéndum ilegal, y miraban para otro lado. Tras el 1-O, hicimos una gran manifestación. En 2023, dijimos que, aunque se decía que no iba a haber amnistía, la habría, y que el siguiente paso es la autodeterminación. Y convocamos otra. Al no existir el miedo que había en 2017, es más difícil volver a reunir a un millón de personas en la calle. Pero sí que hubo un número muy relevante de ciudadanos que salió para decir: "no en mi nombre". 

La amnistía ya existe. La autodeterminación será el siguiente paso si no rompen relaciones antes porque le interese a los nacionalistas, por no sacar suficiente rédito de sus acuerdos con Pedro Sánchez. Pero no se irán mientras puedan seguir sacando algo.

Otros acuerdos que han generado polémica son la condonación de deuda autonómica del FLA y la “financiación singular” de Cataluña...

Son exigencias que, cuando se estudian en profundidad, dices: bueno, ¿a quién va a beneficiar? ¿Realmente van a beneficiar a España? ¿Estamos hablando de sentarnos a hablar una financiación que mantenga los postulados constitucionales de igualdad entre los españoles y solidaridad entre los territorios? ¿Nos sentamos en una mesa con lealtad a los valores y principios de nuestra Constitución y miramos cómo mejoramos la situación financiera de todas las comunidades? No, la idea no es esa: la idea es ¿qué hay de lo mío, qué me interesa a mí?

Es descorazonador que las autonomías más ricas sean, precisamente, las menos solidarias. Y se les llena la boca diciendo que, por supuesto, serán solidarios. Lo estamos viendo con el cupo vasco: está claro que no revierte en solidaridad territorial ni en igualdad entre españoles, igual que el navarro.

¿Y qué plantean ante esta dinámica?

A mí me sorprende que pensemos que existen nacionalismos buenos, nacionalismos tibios. El nacionalismo no es nunca bueno. Está muy claro lo que es: el 'yo me cierro en mí mismo, todo el que está fuera es diferente y, por tanto, inferior a mí; yo tengo derecho a tener mi tribuna exclusiva, y los demás son de otro rango'... Lo estamos viendo en Rusia, en EEUU ahora, en ese afán por no compartir, por no competir lealmente, por excluir en todos los ámbitos.

Los momentos dentro y fuera de España son cruciales. Se habla de una nueva era. Tenemos que intentar que, si la hay, sea para mejor. Desde luego, en España necesitamos inaugurar una era de lealtad a la Constitución.

Los españoles votamos en un 80% a PP y PSOE: es evidente que pueden ponerse de acuerdo, escuchando a la gran mayoría de este país, sin que eso signifique que no se generen acuerdos con partidos más pequeños. Pero los pactos de Estado deben acordarse entre los partidos con responsabilidad de gobierno.

Sin embargo, ahora están regresando a Cataluña empresas que se fueron a causa del procés. Recientemente lo han hecho Banco Sabadell, Criteria y la Fundación La Caixa
Digamos que fueron decisiones empresariales, cuando se fueron, si han decidido volver tengo que creer que también es por criterios empresariales. Dentro de los criterios empresariales, hay muchísimos condicionantes.

¿Pero no cree que, a parte de criterios empresariales, también los hay políticos, tras un cambio de gobierno en Cataluña después de una década de procés?

Yo creo que no se ha dejado atrás el procés, sino que se extiende a toda España. Las concesiones son del Gobierno de España. Y esa cesión continua no nos afecta sólo a los catalanes: cuando se cede el control de fronteras, llámenlo o disfrácenlo como quieran, nos afecta a todos los españoles. No se les está consultando. Y tampoco se les consultó en julio de 2023 cuando hubo elecciones, nadie puso en un programa: vamos a dar la amnistía, a ceder competencias… Si a eso llamamos que ha pasado el procés, yo no lo veo.

El ritmo de empresas que se van de Cataluña continúa altísimo, no ha bajado. ¿Que vuelve una parte de esas dos grandes empresas? Pues vuelven, vamos a ver cuál es el flujo. ¿Continuará siendo un flujo tan negativo en cuanto a las empresas en general? Porque grandes empresas hay, pero tampoco tantas.
¿Por qué considera que en Cataluña seguimos igual?

Aquí se continúa sin respetar, por ejemplo, que como mínimo el 25% de la enseñanza sea en español. Aquí se está pidiendo romper la caja única y tener la prerrogativa sobre la financiación total. En 2017 se promulgaron unas leyes que fueron declaradas inconstitucionales en muy poco tiempo; un referéndum ilegal que hizo que se aplicara el artículo 155 de la Constitución y se convocan elecciones en Cataluña. Y consideramos que ese es el momento más grave en cuanto a la relación del nacionalismo catalán con el resto de España.

En nuestra opinión, es mucho más grave ahora. Aquello se visualiza con muchísima facilidad: se ve a la gente, en 2019 se veía el incendio en las calles del Ensanche de Barcelona. Ahora eso no se ve. Y la situación tampoco está mejor. La situación que era mala aquí, hemos conseguido que ahora sea mala para toda España.