
Elda Mata, presidenta de Societat Civil Catalana Barcelona
Elda Mata (SCC): “Illa dice que su gobierno es el de todos, pero no va en esa dirección”
La presidenta de la entidad constitucionalista niega que Cataluña haya vuelto a la "normalidad" tras la llegada del PSC al frente de la Generalitat: considera que no se ha hecho nada para cumplir el 25% de castellano en las escuelas y critica su apoyo a la "financiación singular" o el traspaso de Rodalies
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Elda Mata, presidenta de Societat Civil Catalana (SCC), valora de forma crítica el primer medio año de mandato de Salvador Illa al frente de la Generalitat. "No me parece que Cataluña haya vuelto a la normalidad", lamenta la dirigente de la entidad constitucionalista, que aprecia diversas coincidencias -y cierta continuidad- entre las políticas del PSC y las de sus antecesores independentistas.
En este sentido, Mata reprocha que, por ejemplo, el Govern no ha hecho nada para cumplir la sentencia que insta a impartir al menos un 25% de clases en castellano en el sistema educativo, y recuerda su apoyo a las cesiones exigidas por los partidos secesionistas al Gobierno, como la "financiación singular" de Cataluña, la condonación de una parte de la deuda autonómica del FLA o el traspaso de Rodalies.
"En un momento en el que Europa lo que pretende es más unión, menos frontera, ir juntos a defender nuestros valores, en España estamos yendo a la contra", opina en esta segunda parte de la entrevista con Crónica Global.
- En 2024, los partidos secesionistas perdieron el poder tras una década al frente de la Generalitat. Su nuevo presidente, el socialista Salvador Illa, asegura que su Govern es “el gobierno de todos”. ¿Usted cree que es así?
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Es un buen eslogan, un buen márketing. ¿Es el ‘Govern de tothom’? Creo que no va en esa dirección.
Illa no es Aragonès, Puigdemont, Torra, ni Pujol. Creo que el haber sido ministro de España también condiciona, en el sentido de que tiene una idea de España más global que la puramente aldeana que podían tener sus predecesores en el cargo –no llego a Pujol, que tenía más cultura, pero los tres anteriores eran muy limitados-. Eso le obliga a tener esa visión. Pero sus acuerdos son con quien son.
Casi es tener síndrome de Estocolmo el considerar extraño que el presidente de la Generalitat vaya a recibir al Rey cuando llega a Cataluña. Es que es su obligación. Y estamos todos diciendo: “¡qué suerte, cuando viene su majestad le recibe!”, o “los consellers van a reuniones con el resto de comunidades”… Bueno, ¿no era eso lo normal? ¿O es que resulta que lo normal era lo que hacía el nacionalismo y lo extraordinario que haya una bandera de España en la Generalitat?
- Tal vez por eso se dice que con Illa ha vuelto la “normalización” a Cataluña…
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Ha vuelto la normalización de determinados gestos, pero yo no he visto una Generalitat bilingüe, por ejemplo. En Cataluña hay dos lenguas cooficiales. Una de ellas, que es la que se está arrinconando, no veo que tenga el mismo trato.
Si estás subvencionando a las entidades que dicen: “sólo tenemos una lengua propia, que es el catalán”, ¿qué quiere decir? Que estás asumiendo que el catalán es la lengua propia de Cataluña. ¿Ha hecho algún movimiento para cumplir la sentencia del 25% [de castellano en las escuelas]? No. No sólo no ha hecho un movimiento en ese sentido, sino que su firma validó el que no pudiera ejecutarse esa sentencia.
¿Y quién está detrás de buscar esa “financiación singular”, etcétera? Pues el señor Illa, con el Gobierno de Cataluña. ¿Por qué? ¿Lo haría si no estuviera con esos acuerdos? Pues no sé lo que haría o no. Lo que sí sé es lo que está haciendo ahora. No me parece que Cataluña haya vuelto a la normalidad. O no la entiendo como la entiende el señor Illa. Entiendo una normalidad dentro de un respeto a las leyes, al ordenamiento jurídico, y eso no lo veo.
- Sin embargo, la demanda al Gobierno de una “financiación singular”, al igual que otras como la condonación de deuda o la cesión de competencias en inmigración a la Generalitat, en su origen, no partieron del PSC ni de Illa, sino que surgen de los pactos del PSOE con sus socios de ERC y Junts. ¿No cree que se le ha dejado, en cierto modo, al margen?
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Nosotros no estamos en contra de que haya acuerdos y se revise la financiación autonómica, hace años que se habla de eso. Pero una cosa es sentarse a la mesa con ganas de solucionar problemas y otra es que sea una imposición del nacionalismo catalán para mejorar las condiciones que ellos consideran que les van a valer puntos entre sus votantes. Ahora estamos en una carrera que no es a favor de una mejor España, de una mejor Cataluña, sino de ‘a ver qué pido para que me lo den, caiga quien caiga’. Sea constitucional o no, afecte a unos o no… lo que quieren es sacar pecho y ser el adalid del nacionalismo.
Pero esto no es un tema de un apunte contable: es que [el Gobierno] está cediendo algo a una autonomía, no a todas, como dicen. Y entra en una mesa de negociación por una imposición, porque quieren mantenerse en el poder y necesitan esos siete votos. Eso debilita al Estado y empeora la situación, porque no se va a futuro, no estamos trabajando por una mejor España.
Y eso es continuo. Todos los días, si miramos el contenido de las leyes, decretos, etcétera, la mayoría tienen que ver con qué pide el nacionalismo en Cataluña, qué le pueden dar, y cómo se lo dan. ¿Realmente eso es constructivo, entre todos, desde la lealtad?
- En cualquier caso, en Cataluña hay problemas que llevan años sin solucionarse, como las averías y retrasos de los trenes de Rodalies. ¿Cree que su traspaso a la Generalitat, como se ha pactado, puede mejorar su gestión?
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Con esto, estamos en lo mismo. Dicen: ‘no, es que desde la cercanía lo vamos a hacer mejor’. ¿Realmente? Porque hay muchas experiencias de que no necesariamente es así. Se hace mejor cuando se gestiona mejor. ¿Y para gestionarlo mejor tiene que ser Cataluña la que gestione? En unas cosas lo hará mejor y en otras, peor.
No se puede tener en manos de una comunidad autónoma todas las competencias de una infraestructura que tiene continuidad con el resto del país o la frontera con otros.
Si hace falta dinero para infraestructuras, es cuestión de ponerse de acuerdo. Pero pensando que estas infraestructuras no son sólo de Cataluña. Y sentarse en una mesa con lealtad, con respeto a lo que puedan querer o pensar los demás. En este momento, eso no existe, son imposiciones. La convivencia y el progreso siempre se basa en trabajar juntos, en crear equipos con el mismo objetivo. Y si no tienes eso, no funciona nada.
- ¿Le preocupa la cesión de competencias gradual a la Agencia Tributaria de Cataluña, que además de sus impuestos autonómicos, poco a poco va a ir asumiendo más gestión del IRPF?
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Ya tienen una parte de esas competencias. El tema no es sólo la competencia, sino la transparencia, y la intencionalidad: ¿por qué quieres tener independencia fiscal? ¿Para qué? ¿Para mejorar? No. ¿Para ser más solidario? No. ¿Para seguir malgastando como hasta ahora, y malversando en determinados momentos? Y, además, gestionando muy mal.
¿Por qué necesitamos que el FLA preste dinero a Cataluña? Porque Cataluña todavía no puede ir al mercado exterior, porque no tiene credibilidad, porque no tiene esa seguridad. Si consideramos que la normalidad se ha instalado en Cataluña, cuando todavía dependemos del FLA, nos lo tendríamos que volver a mirar.
Ya llevamos muchos años así, y ya sabemos cuál es el balance, después de 45 años de un cupo vasco que no da, y que quiere más. Pues en Cataluña, sería lo mismo.
- ¿Y entonces?
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Tenemos una Constitución, que votamos mayoritariamente en Cataluña, diciendo que todos los españoles somos iguales, vivamos donde vivamos, hablemos en lo que hablemos. Y que, además, tiene que haber una solidaridad territorial. Esto lo hemos entendido muy bien con Europa. En un año, seguro, nuestra economía ha estado suficientemente saneada para poder aportar a la Unión Europea. Fantástico, otros que estaban peor que nosotros se habrán beneficiado. Pero España recibe de la UE. Si los holandeses, alemanes o el norte de Europa dijeran: ‘no, yo, lo mío’, se rompería Europa y la solidaridad territorial. ¿No estamos intentando estar cada vez más integrados en Europa? ¿Por qué estamos desintegrando España, entonces?