Laura Borràs, una de las figuras más prominentes de Junts, está en el punto de mira para asumir un nuevo rol dentro del partido. Tras haber sido consellera de Cultura, líder de su grupo en el Congreso de los Diputados, candidata a la Generalitat, presidenta del Parlament y, hasta ahora, presidenta de Junts, Borràs podría tener los días contados al frente. Según fuentes internas, será relevada por un Carles Puigdemont que no ha conseguido sus principales objetivos en las elecciones del 12 de mayo, pero que espera convertir el partido en su último juguete.
Voces cercanas a la dirección confirman a este medio que Borràs está buscando asegurar un salario y una posición acorde a su trayectoria, después de haber sido inhabilitada por su caso de corrupción cuando estaba al frente del Institut de les Lletres Catalanes (ILC). Se baraja que reemplace a Josep Rull, actual presidente del Parlament, como presidenta del Consell Nacional de Junts.
Anna Erra y Josep Rius, ¿vicepresidentes?
Inicialmente, se especulaba que Borràs podría ser nombrada vicepresidenta de la formación, un puesto para el cual también se han barajado los nombres como el de Anna Erra y Josep Rius. No obstante, ambos mantienen actualmente cargos institucionales en el Parlament, lo que les asegura un sueldo fijo, una situación distinta a la de Borràs. De ahí que algunos se inclinen por nombrarla para un cargo más simbólico como el de presidenta del Consell Nacional, que le garantizaría un salario de unos 65.000 euros anuales, apuntan las mismas fuentes.
Jordi Turull, figura clave en la estructura del partido, estaría detrás de la propuesta de que Borràs asuma este rol. Esta maniobra no sólo le permitiría mantener un papel activo en Junts, sino que también le brindaría “un respiro económico” en un momento complicado para su carrera política, valoran algunos neoconvergentes.
Una oportunidad para 'deshacerse' de ella
Sin embargo, más allá del cargo que finalmente asuma, es evidente que la relevancia de Borràs dentro de Junts ha disminuido notablemente. Si bien comenzó la legislatura anterior rodeada de apoyos, su círculo de influencia se ha reducido de manera considerable, especialmente tras ser investigada por corrupción.
Para Puigdemont y la dirección de Junts, este movimiento también representa una oportunidad para deshacerse de figuras que han generado tensiones dentro del partido en los últimos meses, siendo Borràs una de las dirigentes que han despertado más recelos entre algunos cuadros del partido.
Ahora está por ver si sus nuevas responsabilidades contribuyen a amainar las aguas de una formación que, en los próximos años, se enfrenta a la travesía del desierto de la oposición.