La cúpula de ERC en funciones, encabezada hoy por la secretaria general, Marta Rovira, y el todavía president de la Generalitat y coordinador nacional, Pere Aragonès, respiró aliviada tras conocer que la militancia apoya, aunque sin mucha convicción, el pacto alcanzado por los republicanos con el PSC para investir a Salvador Illa como presidente del Govern. Pero el estrecho margen del sí sobre el no, lejos de coser heridas, ahonda en las diferencias internas que vive la formación independentista en los últimos tiempos.
El sí a Illa a cambio de un concierto económico para Cataluña y un mayor blindaje del catalán obtuvo el escaso 53,5% de los apoyos de la militancia, frente al 44,8% que rechaza ese pacto por las desconfianzas que les despiertan los socialistas. Para Rovira, es un síntoma de que el partido está “más vivo que nunca”, con ganas de hacer cosas, de debatir y proponer cuestiones para hacer una sociedad más justa y “libre”. No obstante, esas discrepancias tan acusadas ponen en jaque la continuidad de un partido casi centenario si no las resuelven en breve.
Turbulencias
ERC está rota en varias partes. En especial, dos: los partidarios de Rovira –que se marchará en noviembre, tras dejar asegurada a corto plazo la supervivencia de un partido que se ha desangrado en las urnas en el último ciclo electoral y convencida de que hay que dejar paso a las nuevas generaciones– y quienes se arrodillan ante el expresidente Oriol Junqueras, que está recabando apoyos para volver a liderar el partido. Todo ello, en mitad de las polémicas conocidas de los carteles contra los hermanos Maragall y el muñeco contra el mismo Junqueras, ideados en el interior de Esquerra.
Para más inri, las negociaciones con el PSC para investir al “candidato del 155” también han hecho mella en las filas republicanas. Son numerosos los militantes, algunos de primera línea, que se han posicionado a favor de ese acuerdo, pero otros tantos se han opuesto. Como muestra, el ajustado resultado arrojado por las bases, que permite a la cúpula salvar los muebles hasta el congreso nacional de noviembre… si nada se tuerce antes.
"Libertad de voto"
Lo que se puede torcer es que las juventudes de ERC, ya desconectadas de la dirección actual, vayan por libre en los próximos días y rompan la disciplina de voto. Y es que Jovent Republicà debatirá el acuerdo con el PSC este fin de semana y decidirá si su diputada en el Parlament, Mar Besses, vota sí o vota no a la investidura de llla, lo que complicaría su elección. Por el momento, Rovira ha manifestado el “máximo respeto” al proceso interno de esa organización vinculada.
Del mismo modo, el Col·lectiu Primer d’Octubre, integrado por militantes de ERC muy críticos con la gestión de la actual ejecutiva, ha pedido ya la libertad de voto para los 20 diputados republicanos (Besses entre ellos) en la sesión de investidura del candidato de los socialistas, al constatar el ajustado margen entre los militantes favorables al preacuerdo y quienes lo rechazan: “El resultado ha sido favorable a la investidura del candidato del 155 por un ajustado margen. Un 45% de la militancia es contraria a la decisión planteada por la dirección del partido”. En el congreso de noviembre, las bases tienen la oportunidad de elegir al candidato que más les convenza para sus reivindicaciones. Hoy, el acuerdo con el PSC ahonda en su división.