Sudores fríos en Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). La cúpula de la formación ha salvado el primer match ball, en terminología deportiva aprovechando estos días olímpicos. Las bases del partido aprueban el pacto con el PSC para la investidura del socialista Salvador Illa a cambio de concesiones en materia fiscal y lingüística, entre otras. Pero el sí ha ganado por la mínima, como se esperaba.
Durante toda la jornada, los más de 8.200 militantes de ERC estaban llamados a votar de forma telemática el acuerdo alcanzado con el PSC. Y lo han bendecido, pero muy divididos. Según ha dado a conocer el partido republicano, el sí se ha impuesto con el 53,5% de los votos, frente al no, que ha obtenido el 44,8% de los apoyos.
Votación reñida
Hasta 6.349 personas, el 77% de la militancia, han respondido a la pregunta "¿Estás de acuerdo con que ERC vote a favor de la investidura del candidato socialista a cambio de la soberanía fiscal, la promoción y protección de la lengua catalana, la Convención Nacional para la resolución del conflicto político y el resto de medidas acordadas?".
De todas ellas, 3.397 (53,5%) han dicho que sí, 2.847 (44,8%) han dicho que no, y 105 (1,7%) se han abstenido, por lo que la investidura de Illa sigue adelante con muy poco margen y con mucha división en las filas republicanas. Era lo esperado, después de numerosos pronunciamientos públicos a favor y en contra de ese acuerdo.
Para la secretaria general, Marta Rovira, "hoy gana ERC", según ha declarado en una rueda de prensa sin demasiado contenido, más allá de reiterar que el objetivo de su partido es la independencia y que el siguiente paso es el referéndum de autodeterminación. Además, ha avanzado que harán "oposición" en el Parlament para asegurar el "cumplimiento del acuerdo".
Pendientes de Mar Besses
Una vez superado este primer filtro, todos los ojos están puestos en la diputada Mar Besses, de las juventudes de ERC, que, pese al aval de la militancia al pacto, decidirán el sentido de su voto en el Parlament este fin de semana.
La incertidumbre de lo que hará Besses no es un asunto menor, pues Illa necesita los 20 síes de los electos republicanos para presidir la Generalitat. Estos, unidos a los 42 del PSC y a los 6 de los Comuns, también atados, suman 68, mayoría absoluta raspada.
Pendientes de la renovación de noviembre
Si alguien rompe la disciplina de voto, la situación se complica y el candidato socialista necesitará una segunda votación que debería ganar por mayoría simple (esto es, con más síes que noes) y pactar la abstención de algún otro grupo, tal vez el PP. Por el momento, quien seguro que sigue las directrices de ERC pese a haber votado en contra es Jordi Orobitg: "Hago mió el resultado, y me pongo a disposición en todo lo que pueda ayudar para que llegue a buen puerto", ha escrito en X el diputado republicano.
Esta es una muestra más, al margen de los resultados reñidos, de la división que hay en la formación, a la espera de empezar una nueva etapa en el congreso de noviembre, que previsiblemente coronará, otra vez, a Oriol Junqueras como presidente.
La investidura, sin fecha
Otro de los asuntos que hay que concretar es la fecha del pleno de investidura. Debería celebrarse cuanto antes, tal vez esta misma semana, entre el 7 y el 8 de agosto, pero todo está a expensas del líder de Junts y diputado electo, Carles Puigdemont.
El expresident, fugado de la justicia española por su papel como máximo responsable del procés, asegura que estará en el Parlament para la entronización de Illa aun a riesgo de detención, pues los tribunales no lo consideran amnistiable y pesa sobre él una orden de captura en cuanto pise territorio nacional.
En este sentido, Jéssica Albiach, líder de los Comuns, propone aplazar el pleno lo que haga falta (siempre antes del 26 de agosto, fecha límite para no ir a repetición electoral) en caso de que se produzca la detención de Puigdemont. ERC, por ahora, mira hacia otro lado.