Salvador Illa vuelve a dar calabazas a Carles Puigdemont, que insiste en que tiene posibilidades de ser investido presidente de la Generalitat con la abstención de los socialistas en segunda votación, cuando se necesita una mayoría simple --más síes que noes--. "Mi partido en ningún caso se abstendrá para dar apoyo a cualquier otro candidato", ha expresado el líder del PSC, ganador de las elecciones del pasado 12 de mayo.
Así se lo ha trasladado este miércoles al presidente del Parlament, Josep Rull, en el marco de la ronda de contactos. En una reunión "amable y distendida", Illa también le ha expresado su disposición a presentarse a un pleno de investidura, si bien ha pedido "más tiempo".
Antes, necesita atar los apoyos de los Comunes y Esquerra Republicana para conformar una "mayoría progresista". Para lograrlo, los equipos negociadores mantienen sus conversaciones, aunque con una línea roja de los republicanos: la financiación singular.
El único con posibilidades
De este modo, Illa ha respondido al presidente del grupo parlamentario de Junts, Albert Batet, que este miércoles ha vuelto a vender la moto asegurando que Puigdemont tiene opciones de salir elegido president si el PSC se abstiene. Un imposible que ha rechazado hasta el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez.
Hoy por hoy, Illa es el único que tiene posibilidades, siempre y cuando obtenga finalmente el apoyo de los seis diputados de los Comunes y los 20 de ERC, un partido que sigue inmerso en una disputa interna por la estrategia que se debe llevar a cabo de ahora en adelante, tras ser apeados de la hegemonía independentista por Junts.
Sin pausa, pero sin prisa
El primer secretario de los socialistas ha asegurado que está "trabajando" para conseguir el apoyo de la "mayoría progresista" que hay en la Cámara y con la que ha empezado a mantener conversaciones. Este martes se produjo la primera reunión en Barcelona, aunque de su contenido no ha trascendido nada más allá de la principal exigencia que plantean los republicanos: la financiación singular para Cataluña.
Se ha mostrado "optimista" ante los medios, aunque ha avisado de que trabajará de forma "discreta". Preguntado por los tempos, no ha concretado si apurarán los plazos que permite la normativa --el 25 de agosto es el día límite para investir un president o Cataluña irá de cabeza a una repetición electoral--. "No quiero hacer perder el tiempo a nadie, y menos a los catalanes, pero tampoco quiero meter prisa. Quiero hacer las cosas bien, con tranquilidad y discreción; hablando y negociando, más que comunicando", ha concluido.
Con todo, lo único claro en este contexto de incertidumbre es que el presidente de la Cámara convocará un pleno el 25 de junio para llevar a cabo un "acto equivalente", un mecanismo similar al de una investidura fallida. Así, ningún candidato pronunciará su discurso --mucho menos Puigdemont, que sigue huido--, pero sí servirá para activar la cuenta atrás de dos meses para formar Govern o volver a votar en octubre.