Carles Puigdemont insiste en su intención de presentarse a la investidura como president de la Generalitat. Por ello, este jueves ha citado a los diputados electos de Junts en Perpinyà (Francia) para definir la estrategia a seguir después de los resultados de las elecciones del 12 de mayo. Logró apear a ERC de la hegemonía del independentismo con 35 escaños, si bien se quedó lejos del partido ganador. El PSC de Salvador Illa obtuvo 42 representantes.
Hoy por hoy, el prófugo es consciente de que no cuenta con los apoyos necesarios. El PSC ya ha descartado dar su abstención para facilitar su investidura, mientras que ERC sigue sin desempatar. De ahí que, pese a saber que es improbable que salga adelante, Puigdemont insista en ello. Su principal objetivo es poner en una encrucijada a Oriol Junqueras, que deberá elegir entre hacer president a Illa o postularse públicamente a favor de quien le ha arrebatado la hegemonía del espacio secesionista.
ERC sigue sin 'mojarse'
Por su parte, los republicanos mantienen su silencio y no se mojan sobre los pactos. No obstante, han sido varias las voces que han dado a conocer su rechazo a Puigdemont y el deseo de tender puentes con el PSC. Sin ir más lejos, el portavoz en el Congreso Gabriel Rufián se ha hecho eco de unas declaraciones de su antecesor, Joan Tardà, que ha descartado investir al prófugo.
Es más, Tardà ha sido claro. Considera que ERC debe evitar una repetición electoral que supondría un tiro en el pie. Y es que podrían obtener peores resultados que los del domingo, cuando se quedaron con tan solo 20 escaños. Cinco más que el PP.
El exportavoz republicano en la Cámara Baja ha valorado que tanto el PSC como ERC son las fuerzas políticas principales que representan a las "clases populares", por lo que deben saber competir a la vez que colaboran en proyectos conjuntos.