El nerviosismo se ha apoderado de Esquerra Republicana. Los 20 escaños obtenidos en las elecciones del 12 de mayo han evidenciado que su gestión en la Generalitat ha dejado mucho que desear. Su electorado más pragmático ha optado por prestar su voto a Salvador Illa, claro, ganador; mientras que los votantes puramente independentistas --que incluye a los decepcionados con los pactos de ERC con Pedro Sánchez--, han acabado votando al que consideran el guardián de las esencias, Carles Puigdemont. Ahora, una de las emergencias que han de afrontar los republicanos es la pérdida de cotizados puestos institucionales, tanto en la Generalitat como en el Parlament. De ahí que una de las posibilidades para mitigar su duelo político pueda pasar por que el PSC le ofrezca la presidencia de la Cámara. El segundo cargo más importante de Cataluña.

En los últimos años ha venido siendo habitual que, quien desempeña la presidencia de la Generalitat, entregue la del Parlament para sellar un acuerdo de coalición. Así sucedió también cuando, a principios de la pasada legislatura, Junts facilitó la investidura de Pere Aragonès a cambio de que Laura Borràs presidiera la otra institución, entre otras cuestiones.

El candidato del PSC, Salvador Illa, y otros dirigentes del partido celebrando la victoria este 12M GALA ESPÍN

ERC digiere los resultados del 12M

Son días complicados para ERC. Sus dirigentes están todavía digiriendo los resultados, así como la marcha de Pere Aragonès de la primera línea política. En un ejercicio de "responsabilidad del que otros deberían tomar ejemplo", el president en funciones ha dado un paso al lado y ha anunciado que ERC seguirá haciendo su trabajo desde la oposición. Su movimiento deja a los republicanos en situación de "orfandad", pues el sucesor "todavía sigue siendo una incógnita", aseguran. Algunas voces consideran que es pronto para hacer "foc nou" y buscar a líderes desconocidos, por lo que apuestan por una cara conocida. 

En lo formal, el partido ha abierto "un proceso de reflexión" para estudiar cómo han podido pasar de los 33 escaños en 2021 a los 20 en 2024. Se han dejado 13 diputados por el camino y, con ellos, la hegemonía del independentismo.

Ninguna opción es "descartable"

Pero Esquerra tiene "un dilema" sobre la mesa que podría marcar nuevo rumbo en el futuro. Una disyuntiva que deberá resolver en unas semanas. Cabe recordar que el nuevo Parlament se constituirá como máximo el 10 de junio. Después, el nuevo presidente contará con 10 días hábiles para proponer un candidato a la investidura, un plazo que finalizaría el 25 de junio.

Carles Puigdemont, durante la noche electoral Glòria Sánchez EUROPA PRESS

Es ahí cuando los republicanos tendrán que haber desempatado por una de las opciones. Son varias, y ninguna, por ahora, "es descartable", aseguran las fuentes de la formación. La primera de ellas tiene que ver con formar un tripartito de izquierdas, lo que supondría facilitar la investidura de Salvador Illa. Una opción que Aragonès ha rechazado, si bien algunos mandos que llevan tiempo tocando poder piden plantearse. Recuerdan que un pacto para gobernar con PSC y Comunes implicaría mantener algunos cargos y, por tanto, influencia en la Generalitat o en otras instituciones como el Parlament. 

Cómo mantener influencia en la Generalitat

El segundo escenario tiene que ver con facilitar, a través de una abstención, un gobierno monocolor del PSC. Pero no a cambio de nada: "Se deberían pactar gestos" y la permanencia de cargos en el sottogoverno. Eso es, los niveles más altos de la Administración. Así, no sería descartable que los socialistas acaben entregando la presidencia de la Cámara autonómica a cambio de facilitar la investidura de Illa.

Por último, aunque el menos deseable, es el escenario de una repetición electoral. Las mismas fuentes no se atreven a descartar un regreso a las urnas, aunque ven riesgos: "La debacle podría ser más grande" o, peor aún, "podrían no dar los números para un tripartito". Es decir, perderían el poder de ser una formación clave para el futuro político de Cataluña.

Pere Aragonès, acompañado de las principales caras de ERC, durante la noche electoral Òscar Gil CRÓNICA GLOBAL

Su particular 'efecto Puigdemont'

Sin embargo, hay una opción más allá de estos tres movimientos. Los republicanos podrían desempatar finalmente por Carles Puigdemont, quien ha anunciado que intentará su investidura.

Esta es, seguramente, la opción que más les podría favorecer "a largo plazo por coherencia" a la hoja de ruta secesionista, aunque tiene pocos números de prosperar. La elección del prófugo tiene que pasar por una abstención del PSC que su portavoz, Núria Parlon, ya ha rechazado de forma contundente. "Si se diese apoyo a Puigdemont, a la larga tendríamos más posibilidades de mejorar las perspectivas, pero esto implicaría ahora estar en la oposición y dejar el sottogoverno", espetan fuentes republicanas.

El relevo de Aragonès

No cabe duda de que se trata de una decisión trascendental para el partido que deberá buscar el relevo de Aragonès. Algunas voces consideran que el líder moral de la formación tras su paso por la cárcel, Oriol Junqueras, tendría que hacerse con el control, mientras que otros le invitan a "tomar nota" del de Pineda de Mar porque su proyecto está "agotado". Además, recuerdan que la estrategia política que ha resultado fracasada, el eixamplar la base, es suya. 

El presidente de ERC, Oriol Junqueras, en el recuento de la noche electoral Europa Press

El desconcierto en ERC ante esta encrucijada es "total" y vaticinan un baile de nombres en el que podría aparecer, incluso, la fugada en Suiza y secretaria general Marta Rovira. El elegido también será clave para acabar de decantar la balanza a favor de Illa o Puigdemont, pues no hay que olvidar que Junqueras fue uno de los promotores del cordón sanitario al PSC. 

[El juez cita a Marta Rovira por vídeo e investiga si la Generalitat permitió un acto de Tsunami el 9-N]

Lo que es evidente es que al partido le irá bien "una temporada fuera de juego" para "purgarse de la gente que tiene al frente", “reinventarse” y buscar su lugar en el nuevo tablero político catalán.

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