"Hay Pedro Sánchez para rato". Es la conclusión que extraen unos dirigentes de Junts que, ayer, respiraron tranquilos con la decisión del presidente de continuar al frente del Gobierno y, por tanto, dando forma a las contrapartidas pactadas con los independentistas. Las fuentes consultadas por Crónica Global admiten que tirarán de "retórica" durante estos días ante su electorado secesionista, pero en ningún caso dejarán caer al socialista. Dan, como mínimo, un año y medio de estabilidad a la legislatura.
La carta de Sánchez del pasado jueves dejaba a Junts con dos escenarios encima de la mesa, ninguno deseable. El primero, que el presidente del Gobierno se sometiese a una cuestión de confianza que obligaría a los neoconvergentes, de nuevo, a retratarse. Un movimiento que en plena campaña electoral podría desagradar a un electorado independentista que, esta vez, dispondrá de otras opciones radicales como Alhora de Clara Ponsatí o la Aliança Catalana de la ultra Sílvia Orriols.
El segundo escenario era el de un adelanto electoral. Se trataría de unos comicios generales que hubiesen allanado el camino al gobierno de Alberto Núñez Feijóo y hecho decaer, por tanto, la ansiada amnistía. Pero más importante aún: los de Carles Puigdemont habrían perdido la oportunidad de amortizar sus siete votos en el Congreso de los Diputados para seguir apretando las tuercas a Sánchez a cambio de contrapartidas. Un escenario que les ha permitido volver al foco tras años de ostracismo en Madrid y en el Parlament.
Nervios en Junts
Los nervios en Junts eran evidentes desde que Sánchez anunció que se daba un tiempo de reflexión por los ataques que estaba recibiendo su esposa, Begoña Gómez. Un "nerviosismo" que ni el prófugo pudo disimular minutos después, retando a Sánchez a llevar a cabo una cuestión de confianza que le volvería a sacar los colores y que le obligaría a dar explicaciones a los votantes más reacios a pactar con el Gobierno.
"Mejor retratarse que ir a elecciones", espetan las mismas voces, que reconocen que el periodo de reflexión del presidente ha servido para concienciar, de puertas para dentro, de la importancia de que éste siga en Moncloa. De puertas para afuera, no obstante, seguirán amenazando con dejar caer al Ejecutivo, como han venido haciendo en los últimos meses.
La legislatura no sólo depende de Puigdemont
Pura performance, porque si la legislatura se tambalea, no será por Junts. Es más, las mismas fuentes reconocen que el único riesgo de que Sánchez no siga gobernando a medio plazo es que su candidato, Salvador Illa, no llegue a la Generalitat. "La legislatura de Sánchez peligra si Illa queda segundo y Junts, primero", aseguran los mismos que se preguntan: "¿Cómo lo hará el socialista para cumplir lo que le exige un Govern independentista? Sería un chantaje constante", declaran advirtiendo que la gobernabilidad aún podría empeorar.
Hoy por hoy, los neoconvergentes dan por hecho que el PSC ganará las elecciones del 12 de mayo. Lo aseguran los mismos que admiten que el efecto Puigdemont dio sus frutos durante los primeros días de campaña, hasta que el órdago de Sánchez “opacó al que, hasta entonces, había sido el principal protagonista”.
Ante un Illa al que las encuestas dan como ganador, el prófugo se conforma con quedar segundo con una barrera de 36 escaños. Todo lo que sea por debajo de esa cifra, "sería un fracaso", añaden las mismas voces. Admiten que es un resultado muy difícil, pero todavía quedan días de campaña.