"Cierro esta etapa y vuelvo a ser una más de los que luchan por una Cataluña y una España mejor". Así se despedía el pasado martes la diputada y portavoz de Ciudadanos (Cs) en el Parlament, Anna Grau. Se afilió en 2019, tras los momentos álgidos del procés, consciente de que era la única opción que ofrecía una alternativa a esos catalanes que "no se sentían representados con los partidos que había". Pero no fue hasta 2021 cuando dio un paso al frente y aceptó ir en las listas, junto a Carlos Carrizosa. Pese a los malos resultados de esas elecciones, en las que la formación pasó de 36 a seis diputados, Grau no ha dejado de trabajar.
Ahora, regresa al mundo de la comunicación, del que en realidad nunca se ha ido. "Siempre he dicho que yo era una especie de periodista infiltrada en el Parlament", ha manifestado en esta entrevista con Crónica Global, en la que explica por qué abandona Ciudadanos. Cree que urge una "redefinición del espacio que representó" el partido en 2017, y "la mejor manera es evitando personalismos y enrocamientos".
Lamenta que las encuestas pronostiquen la desaparición. Y espera que PP y Ciudadanos aparquen las "legítimas discrepancias" que se han evidenciado tras el fracaso de la coalición para luchar contra un enemigo común: Carles Puigdemont.
- Hace unos días anunció que no repetiría en las listas de Ciudadanos para las elecciones del 12 de mayo. ¿A qué se debe esa decisión?
- Es una decisión meditada. Hace tiempo que urge una redefinición del espacio que representó Ciudadanos en 2017. Creo que la mejor manera de hacerlo es evitando personalismos y enrocamientos. Ante unas elecciones trascendentales como las del 12 de mayo, me preocupa el bloqueo y que no se descarte ni un escenario de repetición. Urgen cambios de caras y de discursos. No ir en listas es mi aportación al cambio.
- Fichó en 2021 por un partido que, en 2017, ganó las elecciones con Inés Arrimadas al frente. ¿Qué ha hecho mal Ciudadanos para que, ahora, las encuestas pronostiquen su desaparición?
- Ciudadanos aparece en 2006 para dar respuesta a una necesidad de los catalanes que no se sentían representados con los partidos que había. Ese entusiasmo se materializa en 2017, pero el hecho de que la victoria no se tradujera en un cambio político real de las condiciones de vida de muchos catalanes ha defraudado a muchos.
- ¿Qué se hubiese podido cambiar?
- La responsabilidad es de todos, seguramente yo también tendré mi parte de culpa. De hecho, irme ahora es una manera de intentar que las cosas se hagan de otra forma. He meditado mucho en los últimos meses y he visto las encuestas, que son muy duras. Pero, evidentemente, recuperar la confianza del votante es una tarea que hay que hacer. Creo que Ciudadanos creó el espacio constitucionalista en Cataluña y una mentalidad de resistencia, pero una mayoría social ha perdido la esperanza de sentirse representada políticamente. Hay que trascender de la mentalidad de resistencia a una mentalidad de gobierno. Hay votantes decepcionados porque solo se les ofreció resistencia; hay que ofrecerles algo más: ilusión y capacidad de construcción de alternativas.
- CS concurrirá en solitario con Carlos Carrizosa, después de que fracasase la coalición con el PP. En ese caso, una corriente del partido pedía que Jordi Cañas fuese el candidato. ¿Cree que este cambio hubiese sido positivo?
- Yo no oculto mi debilidad por Jordi Cañas. Es una de las personas a las que más quiero y admiro, y por las que me acerqué a Ciudadanos, incluso antes de afiliarme. Sin embargo, respeto su decisión. Él hace mucho tiempo que está en la política europea, que es el gran bastión para parar a la extrema derecha y populismos. Me habría encantado poder trabajar codo con codo con él, pero respeto su decisión y le deseo lo mejor en todo aquello que emprenda.
- La coalición PP-Cs no ha sido posible. ¿Supone eso un fracaso del constitucionalismo catalán?
- Era evidente que había apetito de unidad de acción. Igual que digo que la única forma de expresar un compromiso no es yendo en listas, no soy quién para decirle a las direcciones lo que deben hacer, pero sí les pediría a los dos que no se equivoquen de objetivo. La política catalana lleva 20 años bloqueada. De hecho, esta convocatoria electoral anticipada es fruto de un bloqueo y, según lo que salga el 12 de mayo, podemos ir a un bloqueo todavía peor que ahonde en la desesperanza. Los partidos constitucionalistas tienen matices, pero no es lo mismo las diferencias de enfoque que la división pura y dura o el cainismo. El canibalismo entre constitucionalistas nos ha llevado donde nos ha llevado. Si el 12 de mayo vamos a un nuevo bloqueo será un fracaso colectivo.
- ¿La unión del constitucionalismo será posible con un Ciudadanos que no esté representado en el Parlament?
- Estas últimas semanas han sido muy desagradables para la familia constitucionalista catalana. No voy a echar las culpas a nadie, pero sí digo que uno debe ser capaz de defender sus ideas sin ir a degüello con aquellos con los que quiere colaborar. Uno tiene que tener la capacidad de defender lo suyo con dignidad, pero también de entenderse. Por eso, recomendaría que las legítimas discrepancias se administren con cautela, porque, si no, luego no hay que extrañarse de determinados resultados electorales.
- En los últimos días Ciudadanos ha endurecido su discurso contra el candidato del PP, Alejandro Fernández. Lo consideran una 'marioneta' de Alberto Núñez Feijóo. ¿Este tipo de discursos dañan la unidad de acción de la que hablaba antes?
- Desde el pasado enero no estoy en la dirección de Ciudadanos. Ahora soy una más, pero como una más sí que pido que nadie se equivoque de enemigo, que es Puigdemont. Es más, le digo a los independentistas que su enemigo también es Puigdemont, aunque no se hayan dado cuenta. Ciudadanos aportó a la política una voz limpia, nueva y esperanzadora, y yo creo que la esperanza vende más que otro tipo de discursos.
- Aunque ya no vaya en listas, ¿seguirá colaborando de alguna forma con la política?
- Hace años que colaboro de distintas formas, dependiendo del momento vital. Cuando me dedicaba al periodismo se limitaba mi actividad política, de la misma manera que en política he tenido límites. Yo soy periodista y eso no lo puedo cambiar, pero mientras he estado en una lista electoral todos mis escritos, artículos y apariciones en medios estaban condicionadas por eso. Ahora vuelven a invertirse las tornas. Si yo después de 20 años volví a Cataluña, es porque me preocupa todo lo que aquí ocurre. En la medida que yo pueda, Cataluña sabe que puede contar conmigo.
- ¿Regresa al mundo de la comunicación?
- En realidad nunca lo he dejado. Siempre he dicho que yo era una especie de periodista infiltrada en el Parlament. Para mí ha sido un privilegio ver la política desde dentro, me ha enriquecido como comunicadora y me ha sido muy útil. Por otro lado, necesitamos políticos profesionales entregados y que tengan capacidad de verse con los ojos de la ciudadanía. Durante este tiempo he constatado que hay problemas que no se solucionan si los políticos no los han sufrido. Por ejemplo, el tema del alquiler. Es bueno que corra el aire y que corran las visiones.
- ¿Qué momento no va a olvidar nunca de esta etapa en el Parlament?
- Llevaba 20 años fuera de Cataluña, primero en Madrid y luego en Nueva York. Me fui de la Cataluña postolímpica y regresé en 2021. Me sorprendió mucho la degradación de la vida privada a cuenta de la política. En Madrid, las confrontaciones ideológicas no impedían una vida social o privada normal. En Cataluña me he encontrado con malas miradas y también con gente que te abraza. Me gustaría que las cosas fueran menos extremas.
- Desde el PSC aseguran que medidas como los indultos o la amnistía han conseguido que Cataluña esté mejor que hace cuatro años. ¿Lo ve así?
- Yo no noto que haya mejorado, sino que me he acostumbrado. No soy quién para decirle al PSC cómo tiene que gestionar, pero sí diría que cualquier tipo de reconstrucción pasa por hacer las cosas bien. Es decir, no podemos hacernos trampas con la amnistía, con el incumplimiento de la sentencia del 25% del español en las escuelas… Creo que el PSC, que es un gran partido, tiene que hacer una profunda reflexión espero que los resultados de las elecciones ayuden a eso. Recuerdo cuando Inés Arrimadas sacó un resultado histórico en 2017, pero no consiguió darle la vuelta a la situación. Al PSC le puede pasar lo mismo, por lo que es un buen momento para que todo el mundo haga un pensamiento. Nada me gustaría más que una Cataluña realmente reencontrada, pero partiendo de bases ciertas, porque todo lo que se construye en falso no dura mucho.
- Ahora desde fuera de la política, ¿qué recomendaciones haría al resto de partidos?
- Recomiendo a todo el mundo que no haga discursos en campaña que el día 13 de mayo se le vuelvan en contra y se nos vuelvan en contra a todos. Veo al independentismo seriamente debilitado, eso es una esperanza para los que no lo somos. Pero si en el otro lado hay división y no hay proyectos, estaremos en las mismas. Hay que ser valiente, hay que ser generosos, realistas y contar con todos los catalanes.
- Si tuviera que 'mojarse'... ¿cómo quedará el próximo Govern?
- Tocado y débil, porque las únicas opciones de gobierno que son viables las veo problemáticas y difíciles. El hecho de que la política catalana y la española se estén condicionando mutuamente no es positivo. Mientras Cataluña no reme con el conjunto de España y España no vea a Cataluña como una parte que no se puede sacrificar en un juego de trilerismos, iremos a bloqueos y a agonías constantes.