Los Presupuestos de la Generalitat de Cataluña son la ley más importante de la legislatura: el corazón de la acción de gobierno. Más aún en un año en el que la Administración pública ha de ponerse del lado de la ciudadanía para hacer frente a retos como el de la emergencia por sequía, que pronostica un verano difícil en la autonomía. Para los payeses, para el sector turístico y para los catalanes en general. Pese a este panorama, el tacticismo político de algunas fuerzas está retrasando la negociación y la consiguiente aprobación de las cuentas.
En estos momentos, el líder del PSC, Salvador Illa, ya ha dicho que el acuerdo presupuestario está cerca y que da por cumplidos los compromisos exigidos para las cuentas del 2023, mientras que los comunes aprietan las tuercas con la excusa del Hard Rock, que consideran un foco de delincuencia y adicciones que, para ellos, en nada beneficiará al territorio de Cataluña.
Negociaciones paralelas
Sin embargo, si bien los comunes se hacen de rogar en público bajo unas supuestas exigencias por motivos ideológicos, las fuentes consultadas por Crónica Global ven detrás del enrocamiento la mano de la exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Y es que el Parlament no es una isla ajena al resto de instituciones: el no sistemático por el Hard Rock coincide con las negociaciones de las cuentas en el Ayuntamiento de Barcelona, donde Colau aprieta para que su partido pueda entrar en el gobierno municipal.
Todos niegan por activa y por pasiva que haya un intercambio de cromos entre el consistorio y la Generalitat, pero hay quienes ven inevitable mezclar carpetas cuando los mismos partidos negocian en distintos niveles. Precisamente, tres partidos que ya se entienden en el Congreso de los Diputados y que podrían conformar un tripartito en el futuro tras las elecciones autonómicas previstas para febrero de 2025.
Las ambiciones de Colau
Ada Colau lleva semanas poniendo como condición para aprobar los presupuestos del Ayuntamiento de Barcelona entrar en el gobierno. Tal es la urgencia de que los Comunes se incorporen al Ejecutivo municipal que ninguna de las ofertas políticas realizadas a la exalcaldesa -como ser ministra o candidata a las elecciones europeas- han servido para apearla de sus ambiciones. Las mismas voces aseguran que Colau, más que nunca, está "priorizando sus intereses personales antes que los de la ciudad".
Pero se enfrenta a un muro, al menos, por ahora. Los de Jaume Collboni insisten en que no van a incluir a nadie de los comunes en el gobierno, conscientes de que la ciudad y los distintos sectores económicos han quedado hartos y tocados tras ocho años de Colau como protagonista de la escena política municipal.
“Colau quiere ser teniente de alcalde de Collboni y está disparando contra todo porque ni el PSC ni ERC la quieren en el gobierno”, expresan a este medio.
La realidad de los comunes en el Parlament
Esta ambición de Colau choca con la realidad de los comunes en el Parlament, cuyas previsiones de cara a las próximas elecciones no son buenas, como apuntaba el pasado fin de semana la encuesta de Electomanía para Crónica Global. Los de Jéssica Albiach no están en condiciones de reclamar, y aunque es cierto que dar apoyo al Hard Rock supondrá una "contradicción interna", también habrían de explicar por qué no dan su apoyo a unas cuentas que buscan, entre otras cosas, destinar recursos a la grave sequía que atraviesa la comunidad o a revertir recortes de la comunidad educativa.
El portavoz del partido en Cataluña, Joan Mena, echó ayer lunes balones fuera: “Quien gobierna no debe tener miedo, y le pedimos a ERC que no lo tenga y que afronte sus contradicciones internas: no somos los comunes los que tenemos que resolverlas".
La encrucijada de En Comú Podem
Con todo, En Comú Podem se halla en una encrucijada entre la necesidad de construir complicidades con ERC y el PSC en el Parlament haciendo alarde de una política útil, y los cálculos personales de una de sus principales dirigentes en el Ayuntamiento de Barcelona.
Habrá que ver qué acaba pesando más en una semana decisiva para aprobar los Presupuestos del 2024 y configurar un gobierno fuerte en la Ciudad Condal.