El procés ha provocado enormes secuelas en Junts, hasta tal punto que el partido ha quedado “desfigurado” ideológicamente en los últimos años, siendo prácticamente irreconocible para el electorado que tradicionalmente había apoyado en las elecciones a Convergencia.
Ahora, con el regreso del partido a escenarios más posibilistas al ser socio del Gobierno de Pedro Sánchez en el Congreso y a una lucha encarnizada por la hegemonía del independentismo en el Parlament, la formación ha empezado a emitir señales de querer reposicionarse en el lado derecho del tablero político catalán. El que había ocupado siempre. Bien sea pidiendo mano dura contra los delincuentes multirreincidentes, negociando competencias en materia de inmigración, exigiendo al president Pere Aragonès la eliminación del impuesto de sucesiones o incluso haciendo tímidos guiños al Partido Popular.
La cuota de la antigua Convergencia
El exalcalde y líder de Junts en el Ayuntamiento de Barcelona, Xavier Trias, es uno de los dirigentes que representan, aún hoy, la cuota de la antigua Convergencia. Su manera de hacer política es la antítesis de la que ha llevado a cabo Junts desde su fundación, con un expresident de la Generalitat fugado, Carles Puigdemont, y unos dirigentes como Laura Borràs que han hecho de la confrontación con el Gobierno de España una de sus principales banderas.
No cabe duda de que Trias es una de las caras visibles del sector pragmático de la formación, muy interesado en agarrar banderas como las citadas anteriormente para que el partido vuelva a ser reconocible a nivel ideológico y, además, sea útil para mejorar la vida de los catalanes a través de la vía del pacto con otras fuerzas.
Feijóo, una persona "centrada"
En este sentido, Trias es el mismo que, durante la campaña para las elecciones municipales del pasado año, escondió las siglas de su partido para evitar que se le asociase a decisiones que él consideraba erróneas. Entre ellas, el divorcio con ERC y la consiguiente salida del Govern que acabaría llevando a los neoconvergentes a la irrelevancia política en el tablero político catalán.
También fue de los primeros en agradecer la “valentía” de Puigdemont al apoyar finalmente la investidura de Sánchez dando así un paso más hacia el diálogo que el partido siempre defendió históricamente. Mención especial merece el Pacto del Majestic, los acuerdos entre la Convergencia de Jordi Pujol y PP en 1996 que posibilitaron la investidura de José María Aznar. Un entendimiento natural entre la derecha catalana y la derecha nacional que, hoy por hoy, parece casi imposible.
El espíritu de los noventa
Con ese espíritu de los noventa, Trias ha pronunciado este miércoles unas declaraciones que han vuelto a agitar las aguas en Junts y en el PP catalán. Ha asegurado que no se imagina a Puigdemont votando no a la ley de amnistía, pero sí pactando en un futuro con Alberto Núñez Feijóo. El mismo líder popular al que ha definido como una persona "centrada" y que "entendía el problema territorial que hay en España", si bien cree que, desde su aterrizaje en el Congreso de los Diputados, ha cambiado "el chip".
"Si un día Feijóo gana a nivel de España, tendrá que cambiar de planteamientos a la fuerza. Y ¿nosotros qué tendremos que hacer? ¿No hablar con Feijóo?", se ha preguntado.
Frente a los deseos del exalcalde de la Ciudad Condal, que ha dado por hecho que Junts tendrá que hablar con Feijóo si este llega a la Moncloa, se encuentran otros dirigentes neoconvergentes que no encuentran similitudes entre el PP de ahora con el del Majestic. Y es que los hechos acontecidos en otoño de 2017 pesan, junto a la retórica combativa que a menudo ha desplegado la formación popular frente a los políticos independentistas.
Dilema en Junts y turbulencias en el PPC
Algunas voces del partido de Puigdemont reconocen a Crónica Global que coinciden más con los populares en materia económica y social, pero no creen que deba dialogarse con un Núñez Feijóo que "ha sido la muleta de Vox" en muchas ocasiones.
Es más, consideran que la relación con el PSOE debe cuidarse y no tensar la cuerda como hace, día sí día también, Puigdemont. "A Junts no le puede dar igual elegir entre alguien que te ha dado los indultos y la amnistía, con el coste electoral que eso supone, y alguien que te llama terrorista y golpista. No es lo mismo", expresan en declaraciones a este medio.
Por su parte, las palabras de Trias también han avivado la crisis interna en el PP de Cataluña, dividido entre los que apuestan por regresar de forma gradual a la política de pactos con los nacionalistas -una aspiración que por ahora expresan, mayoritariamente, en privado- y los que consideran que Junts ya no tiene nada que ver con Convergencia después del procés, pese a los pronunciamientos que ha venido realizando Esteban González Pons en los últimos tiempos. “Junts no es Unió. Es un producto muy tóxico”, advierten los reacios a cualquier entendimiento.
Un "cortejo subterráneo"
En el "cortejo subterráneo" entre populares y neoconvergentes juegan muchos elementos en contra. Primero, las secuelas políticas y emocionales del procés y, después, los habituales cruces de acusaciones entre dirigentes de ambos partidos, fruto de una enorme desconfianza que ha levantado un muro entre ambas partes en los últimos años.
Los nostálgicos del Majestic no abundan, por ahora, en ambas formaciones. Y es que reconstruir puentes tras el procés es un “deseo incómodo” de verbalizar en público, además de penalizar entre ciertos sectores de la militancia y el electorado.
Que la situación cambie en el futuro dependerá de cómo se consume la amnistía, la aspiración de sus núcleos dirigentes y el estado de salud de las relaciones -y negociaciones- entre el Gobierno de Sánchez y los partidos independentistas.