Cristina Casol está en la cuerda floja. La ejecutiva permanente de Junts le ha pedido que dimita y devuelva el acta de diputada o será expulsada del partido. Ha ocurrido después de que la Oficina de Igualdad de la Cámara autonómica haya considerado que no existe ningún caso de acoso en el seno del grupo parlamentario por razón de género, tal y como denunció hace unas semanas.
Tras activar el protocolo y llevar a cabo una investigación a cargo del Institut de Treball Social y Serveis Socials, el organismo ha determinado que no hay caso, lo que ha supuesto un duro golpe al círculo de Laura Borràs, en el que se encuentra la propia Casol y otras dirigentes como Aurora Madaula, inmersa en una polémica similar.
"Dos facciones políticamente enfrentadas"
El informe, avanzado por El Periódico, no ve “hechos probados”, pero sí considera que hay situaciones de tensión interna que tienen una base “fuertemente patriarcal” y un ambiente de trabajo “donde el machismo más cultural está arraigado”. El documento también se hace eco de la existencia de “dos facciones políticas enfrentadas”, lo que facilita que se den “situaciones de conflicto interpersonal y reaparición de situaciones de acoso y discriminación si hay asimetrías de poder”.
No es la única denuncia por acoso en Junts. En noviembre, la vicepresidenta del partido y secretaria segunda de la Cámara autonómica, Aurora Madaula, denunció ser víctima de "violencias silenciosas" por parte de "compañeros y compañeras". Una veintena de diputados vieron una "traición" en estas declaraciones, lo que les llevó a presentar un escrito ante la Comisión de Garantías del partido, que no ha deliberado al encontrarse Madaula de baja médica.
El círculo de Borràs
Estas denuncias han ahondado en el cisma interno de la formación, pues cabe recordar que las dos diputadas forman parte del círculo de la expresidenta del Parlament, junto a otros como Jaume Alonso Cuevillas y Francesc de Dalmases. O lo que es lo mismo: del sector más radical de Junts, que ha perdido influencia en los últimos tiempos frente al ala más moderada que aboga por el resurgir convergente.
Ese es el liderado por Jordi Turull, quien quiso zanjar la polémica mostrándose “convencido” de que no han existido casos de acoso en su partido. El Parlament, ahora, le ha dado la razón. Por eso, la dirección pide a Casol que dé un paso al lado, mientras que el caso Madaula sigue encallado a la espera de que regrese de su baja.