Barcelona deja solos a los comunes con la chapuza de la Casa Buenos Aires

Barcelona ha dejado solos a los comunes con la chapuza de la Casa Buenos Aires. El ayuntamiento ha descartado rehacer el plan urbanístico de la antigua casa okupa, que ha tumbado la justicia. 

Pasó ayer en la Comisión de Ecología, donde se aparcó una demanda de Janet Sanz, concejal de Barcelona en Comú (BComú) para reelaborar la norma urbanística que regulará la mansión de Vallvidrera. Con ello, el plan queda al albur del Tribunal Supremo, que decidirá si corrige al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) y mantiene la regulación, o si la anula definitivamente, como hizo la instancia anterior. 

Laia Bonet se opone

Durante la Comisión de ayer, Sanz imploró a Laia Bonet, primera teniente de alcalde del PSC, que aceptara el ruego y el gobierno municipal reexaminara el plan. 

Interior de la casa modernista Buenos Aires, una mansión modernista Cedida

Bonet recordó que una nueva modificación del Plan General Metropolitano (MPGM) requiere el sí de la Generalitat de Cataluña. Y que el Ejecutivo local recurrirá el plan de Buenos Aires al Supremo para "proteger a los técnicos municipales". 

Janet Sanz, tocada

Ante la negativa de la teniente de alcalde, Janet Sanz criticó la postura del gabinete del alcalde Jaume Collboni. Aseguró que el gobierno local del PSC podría haber enmendado el ruego para adaptarlo a la nueva situación. 

No lo hizo, y lo tumbó, lo que provocó el enfado de la concejal y de la que fuera número dos de la exalcaldesa Ada Colau. 

Pendientes del Supremo

Con ello, la transformación de la mansión Buenos Aires en un equipamiento municipal, tras ser okupado y arropado por el gabinete de Colau, queda a expensas del Supremo. 

La casa Buenos Aires, en una litografía histórica Cedida / AJBCN

Si el alto tribunal confirma que tumba el plan, el proyecto urbanístico caerá. Ello podría alimentar las opciones de la inmobiliaria London Private Company de pedir una indemnización. La firma quería transformar la casona en hotel de lujo, pero un colectivo antisistema la okupó. El gobierno anterior de Colau arropó a los intrusos y expropió el activo, frustrando el alojamiento premium.