El president de la Generalitat, Pere Aragonès, ha planteado el enésimo "referéndum a la escocesa" tras escuchar al comité de expertos designado para explorar las vías para solucionar el conflicto independentista. Según ha dicho en una rueda de prensa tras una reunión extraordinaria del Consell Executiu, el republicano ha apostado por el primero de los caminos: "un referéndum sobre la independencia realizado entre la ciudadanía de Cataluña" y con la "voluntad de que sea acordado".
En este sentido, considera que es la manera "más clara, más concluyente y diáfana de conocer la posición y la decisión de los catalanes", ha agregado. Además, ha anunciado que convocará una mesa de partidos catalanes una vez superado el debate de investidura de Pedro Sánchez. El objetivo, dice, es conseguir el mayor "consenso" posible.
Sin embargo, el republicano ha dejado claro que esta no es una nueva exigencia para que Esquerra Republicana apoye la reelección del socialista. "Las condiciones ya están puestas encima de la mesa por los partidos", ha agregado. Aun así, ha reconocido que, "dependiendo de cómo se desarrolle el debate sobre la investidura", podría haber "una oportunidad muy inmediata para aprovechar este informe como una base para poder discutir" sobre la autodeterminación.
La primera de las cinco fórmulas
El president ha hecho esta comparecencia después de que el grupo de expertos designado por él mismo para abordar un Acuerdo de Claridad le haya entregado un informe donde plantea celebrar consultas pactadas en Cataluña o en toda España en las que los ciudadanos puedan votar bien sobre la independencia, sobre el encaje territorial de Cataluña dentro del Estado y "con algún tipo de quorum".
Por su parte, el coordinador del Consejo Académico, Marc Sanjaume-Calvet, ha defendido un acuerdo con el Estado como única vía para lograr una "solución estable" al conflicto independentista. El texto plantea cinco fórmulas para un referéndum de autodeterminación pactado con el Estado: por ejemplo, una consulta en Cataluña sobre la conveniencia de que el Parlament apruebe iniciar un proceso de reforma constitucional que podría incluir la independencia, o una consulta de "ratificación" de un eventual acuerdo político que no necesariamente sea sobre la independencia.
Entre esas cinco vías, el Govern ha apostado por la primera. Eso es, "un referéndum a la escocesa" en el que la ciudadanía "se pueda pronunciar con un sí o un no" sobre la independencia y con la voluntad de que sea "acordado". "A partir de ahí, habrá que iniciar el camino para implementar el resultado", ha espetado.
A su parecer, esa es la mejor fórmula para solucionar, de forma "compartida, el conflicto político". Una vez escuchado el comité de expertos, el Ejecutivo autonómico encargará un informe al Instituto de Estudios del Autogobierno -vinculado a la Generalitat- para que aclare cuál debe ser el "instrumento jurídico concreto" para llevar a cabo las propuestas de este informe académico.