No cabe duda de que el suflé independentista ha bajado respecto a los últimos años. Ahora son menos los que cogen la papeleta independentista en elecciones autonómicas, municipales y generales, y agitan la estelada el 11 de septiembre en las calles de Cataluña, pero son más beligerantes y han dado muestras de estar muy radicalizados. Una actitud que ha quedado patente en la Diada de los últimos años, cuando se han quemado fotos del Rey o abucheado a líderes procesistas. Pero también en acontecimientos tan señalados como la Vuelta Ciclista de finales de agosto, en la que cuatro personas fueron detenidas por la Policía Nacional al intentar sabotear el evento derramando bidones de aceite en las carreteras.
Así pues, aunque las bases independentistas se han visto menguadas, sí son más radicales. Por eso, no sorprendería que el próximo lunes se produjeran algunos altercados protagonizados por unos CDR que basarán ese día en criticar a Junts y ERC por otorgar "favores a España" para la investidura de Pedro Sánchez.
Miedo a la Diada
Las declaraciones de los políticos independentistas de los últimos días denotan miedo a la Diada, que se ha convertido en una cita clave para el movimiento. Por eso, los líderes que asisten lo hacen amedrentados, hasta el punto de que el president de la Generalitat, Pere Aragonès, dio plantón el año pasado para evitar un boicot en plena negociación en la llamada "mesa de diálogo", pero esta vez asistirá con tal de reconciliarse con parte de la base independentista y de cara a unas elecciones autonómicas, ya que se encuentra en el ecuador de su mandato.
También el fugado Carles Puigdemont ha calcado las tesis de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) para minimizar las críticas el próximo lunes por su negociación de la investidura con el PSOE. En este sentido, los de Junts temen seguir la senda de ERC y ser tildados de botiflers y traidores a la causa independentista por dialogar con el Estado español.
De ahí que en la última conferencia del prófugo desde Bruselas estableciese la amnistia como línea roja simplemente para sentarse a negociar, consciente de que tiene que mostrar una línea más dura que sus rivales a la hora de negociar.
La ANC avisa a Junts y ERC
Sin embargo, todo ello no ha evitado que en la antesala de la Diada, la presidenta de la ANC, Dolors Feliu, haya lanzado un aviso a navegantes: "Una vez invistes, pierdes todo el poder", ha señalado en una entrevista en El Punt Avui, en la que considera que las formaciones están cayendo en las mismas "trampas" que en la legislatura anterior.
Esto demuestra que, para la ANC, las condicioens que está imponiendo Puigdemont para la investidura no son suficientes, lo que calienta los ánimos de unas bases independentistas cada vez más deprimidas al ver cómo la élite de los partidos obtienen medidas de gracia --como los indultos y previsiblemente la amnistía--, pero la autodeterminación y la independencia siguen estando lejanas en el horizonte.
Con lo cual, no es de extrañar que en esta Diada se produzcan altercados y que, esta vez sí, Junts corra la misma suerte que ERC pese haber abandonado el Govern, evitado pactar la Diputacion de Barcelona con el PSC y aparentar un discurso más duro hasta el punto de agitar el fantasma de la unilateralidad.