Los malos resultados de Junts en las últimas citas electorales no han impedido que Carles Puigdemont vuelva a situarse en el foco político y mediático, más bien todo lo contrario. Sus siete diputados son la llave para tirar adelante la investidura de Pedro Sánchez, pero no a cambio de nada. Para el expresidente de la Generalitat fugado es clave recuperar el espíritu de los años más álgidos del procés. Con ese objetivo, ha situado la amnistía como una de las condiciones previas a negociar, en ningún caso la única.
Así lo ha dejado claro este martes en una conferencia desde Bruselas ante los suyos y en la que ha apuntado las líneas rojas para la negociación con los socialistas, que deberán decidir si están dispuestos a seguir conversando con un dirigente que ha vuelto a sacar pecho de la unilateralidad por la que destacó su gobierno.
Desafía a Sánchez
El prófugo ha advertido de que "solo un referéndum acordado" puede sustituir el mandato del 1-O, por lo que ha avisado a Sánchez: "O repite elecciones o pacta con un partido que mantiene la legitimidad del 1-O y que no ha renunciado ni renunciará la unilateralidad".
De esta forma, Puigdemont ha subido los decibelios de su discurso, dejando claro que no se conforma con la amnistía, y con la intención de marcar distancias con su principal rival, Esquerra Republicana, a cuyos dirigentes ha criticado por activa y por pasiva por ser demasiado flojos conformándose con "la mesa de diálogo", los indultos o la derogación del delito de sedición y la rebaja de la malversación.
Alineado con la ANC
Pero las palabras de Puigdemont no solo evidencian el afán de distinguirse de sus exsocios de Govern, sino también de alinearse con una Assemblea Nacional Catalana (ANC) que ayer lanzó un aviso. En un comunicado, la entidad que preside Dolors Feliu advirtió a las formaciones indepes que la negociación con el Gobierno debe pasar por el "reconocimiento del 1-O".
Una tesis que venían sosteniendo los más radicales de Junts --entre los que se encuentran Laura Borràs-- y que les conviene recuperar de cara a una Diada que servirá para medir los apoyos con los que cuenta el independentismo tras unos años de declive. Eso explica, precisamente, que el president de la Generalitat, Pere Aragonès, haya anunciado su asistencia a la manifestación de este 11 de septiembre tras el plantón del año anterior.
En el marco de la Constitución
Tras las declaraciones de Puigdemont en Bruselas, está por ver si los socialistas siguen dispuestos a dialogar con Junts, que ya ha dejado claro que la ley de amnistía es solo el primer paso para iniciar las negociaciones.
Por su parte, el líder del PSC en Cataluña, Salvador Illa, ha asegurado que es muy lícito que Puigdemont sea el interlocutor de Junts, aunque también ha advertido de que las condiciones deben ser "en el marco de la Constitución".