Puigdemont presiona a golpe de tuit a un Sánchez que le ofrece lo que ya acordó hace un año con ERC
El expresidente catalán tensa la cuerda en público mientras el candidato del PSOE le hace dos guiños insuficientes: impulsar el catalán en Europa y plantear a Armengol para presidir el Congreso
16 agosto, 2023 23:30Noticias relacionadas
Llegó el día de la constitución de las Cortes, en mitad de agosto, fecha insólita, y con él llegó también el momento de descubrir las cartas que juega cada uno en esta partida multijugador. En las últimas semanas, el foco ha estado sobre Junts, la formación que el expresidente catalán Carles Puigdemont controla desde Waterloo, pues sus siete diputados –y ante la falta de acuerdo entre los dos grandes partidos, PSOE y PP– son cruciales para el futuro de España. O apoya la investidura de Pedro Sánchez o hay que repetir las elecciones. Pero, antes, hay que constituir la Mesa de la Cámara Baja, y los posconvergentes han presionado hasta el último segundo para que el candidato socialista y presidente en funciones les conceda mucho de lo que piden. Sin embargo, los ofrecimientos de Sánchez son, a todas luces, insuficientes para los nacionalistas catalanes.
Las negociaciones se están manteniendo con total discreción y Sumar tiene en este asunto un cometido determinante para acercar posturas entre el PSOE y Puigdemont. Eso sí, se ha dicho que la amnistía no entra, por el momento, en ninguna carpeta de acuerdos, y también que Junts debe renunciar a algunas de sus muchas aspiraciones para llegar a una entente que se ve muy lejos, al menos para investir a Sánchez, aunque quedan semanas de margen para llegar a ese momento. Sea como sea, Puigdemont está presionando a los socialistas a golpe de tuit, como el que publicó este miércoles y en el que decía que “los puntos cardinales” de su posición no han variado, pese a las presiones e incluso insultos recibidos. Deslizó, además, que no se fía de Sánchez, y que necesita “hechos comprobables antes de comprometer ningún voto”, ya sea para la Mesa o para la investidura. Días atrás, y a medida que se acercaba este 17 de agosto, escribió que estaba creciendo “el nerviosismo”, “subía la subasta” y se estaban disparando “las especulaciones”. Pidió “paciencia”, a sabiendas de que el tiempo corría a su favor y de que su pulso le hace fuerte ante una ERC en caída libre.
Candidata Armengol
En este sentido, la líder de Sumar, Yolanda Díaz, aseguró en las horas previas a la sesión constitutiva del Congreso que estaba negociando al “máximo nivel” con Junts para lograr un acuerdo para la Mesa, para lo que se mostraba optimista. Asimismo, entendía los tuits de presión de Puigdemont dentro de la “lógica de las negociaciones” cuando estas se acercan a su final. En la misma línea, la diputada de Sumar Aina Vidal habló de “teatralización” del expresidente huido a Waterloo. Pero, siguiendo con Díaz, aseveró que “es real” el conflicto con el independentismo catalán y que, ante ello, solo cabe “más democracia”, al tiempo que insistió con el plurilingüismo y con una reforma del Congreso para permitir el uso de las lenguas cooficiales como el catalán.
¿Y qué ofrece Sánchez a Junts? Por un lado, la presidencia del Congreso a la socialista Francina Armengol, expresidenta balear que destacó en las islas por su perfil afín con los nacionalistas, abogó por un mayor autogobierno y aplicó el concepto de lengua propia para defender e imponer el catalán en detrimento del castellano. Su nombre convence a ERC, pero no tanto a Puigdemont. Y, por el otro, el presidente en funciones se ha comprometido a “hacer más” para impulsar el uso de las lenguas cooficiales y ha garantizado que así lo hará durante la presidencia española de la Unión Europea con vistas a fomentar su utilización en las instituciones comunitarias. En este punto, la secretaria general de ERC, Marta Rovira, le ha recriminado que eso ya estaba acordado en la llamada mesa de diálogo de julio de 2022. “Cumplid y acabad el trabajo. Así, no”, ha tuiteado. Todo ello, mientras ERC y Junts tratan de escenificar un acercamiento para ir de la mano y ser más fuertes en Madrid a la hora de pedir y negociar, mientras pugnan por liderar el independentismo en Cataluña.