Los espías del catalán -muchos de los cuales pertenecen a Plataforma per la Llengua y al colectivo Mantinc el català- tienen una nueva víctima. Se trata de un gimnasio de Reus (Tarragona), cuyo propietario, Albert, está sufriendo la persecución de los radicales independentistas. En declaraciones a Crónica Global, el empresario reconoce que está pasando “miedo” por el "linchamiento" que está sufriendo en las redes sociales, desde donde recibe todo tipo de insultos.
Su calvario comenzó hace unos días, cuando la Agència Catalana de Consum le multó con 5.000 euros por no tener los rótulos y carteles en las dos lenguas oficiales de Cataluña. Pese a pagar esa cantidad, que le pareció “una barbaridad”, los radicales independentistas le siguen acribillando.
"Vete de Cataluña"
Vete de Cataluña, móntate un gimnasio en Albacete… Esos son algunos de los improperios hispanófobos que está recibiendo Albert, el propietario de Reus Gym, por no tener los carteles del local en catalán. Por ese motivo, el organismo de la Generalitat de Cataluña le multó con una cantidad de 5.000 euros que quiso abonar lo más rápido posible para pasar página y ”seguir trabajando con normalidad”.
“Desconocía que era obligatorio incluso en el interior del local y entendimos que en castellano lo entendería todo el mundo. Además, los carteles estaban muy altos y pensamos que, poniéndolos en los dos idiomas, las letras se verían muy pequeñas”, expresa el empresario, que lamenta que, pese a pagar la sanción, los radicales independentistas le sigan señalando.
Sin embargo, los carteles ya no son el problema. Ahora, “la excusa es que nuestros monitores no hablan el catalán, lo que es mentira”, asegura Albert en declaraciones a este medio, donde se muestra sorprendido porque nunca se esperaba ser víctima de este tipo de comentarios. “Yo soy catalán, igual que toda mi familia. Lo hablo cada día”, agrega.
"No nos da tiempo a defendernos"
Tras este señalamiento, el dueño del gimnasio reconoce que tiene “miedo”, ya que las redes sociales pueden hacerle mucho daño a un negocio familiar como este. “Estamos pensando incluso en cerrar la página web y hacer lo que nos dicen”, asegura, ya que los radicales independentistas tienen “muchos seguidores, explican las cosas a su manera y no da tiempo a contestar ni a defenderse”.
De hecho, en los últimos días ya son varias las reseñas públicas que ha recibido a través de Google: Ya no usan el catalán, para ellos es un idioma de segunda. ¿También los clientes catalanes?; No olvidéis que estáis en Cataluña. Siempre podéis abrir otro gimnasio en Valladolid, por ejemplo, y no tendréis ningún problema con vuestro rechazo al catalán, son algunos de los exabruptos.
Pero también son muchas las personas que han querido expresarles sus muestras de apoyo porque no comparten “esta persecución” hacia un local que cumple diez años y que “no necesita ni buena ni mala propaganda, sólo trabajar en paz".