El apoyo de los independentistas a una eventual investidura de Pedro Sánchez tendrá un coste político. Un "precio" que, según el president de la Generalitat, Pere Aragonès, deberán pactar ERC y Junts tras las elecciones generales del 23 de julio. Así lo ha dicho en El Matí de Catalunya Ràdio, donde ha considerado "absolutamente imprescindible" pasar "de una dinámica de competencia a una dinámica de cooperación" entre independentistas.
De esta forma, si el próximo 23J el presidente del Gobierno y candidato a la reelección por el PSOE está en condiciones de revalidar su investidura, el independentismo debe negociar unido. Ello serviría, además, para impedir un Gobierno PP-Vox.
"Un mínimo compartido"
El president cree que los partidos independentistas deben "fijar entre todos un mínimo compartido". Pero nunca olvidando lo que más les obsesiona, que son cuestiones "en materia de derechos y libertades, derecho a decidir y contra la represión" y en materia de "recursos, competencias y lengua".
"No se trata de ver quién corre más a dar apoyo a Pedro Sánchez ni quién se aparta más rápido", ha destacado Aragonès, que ha defendido que ERC ha dado "pasos" en busca de este entendimiento facilitando la elección de Anna Erra como nueva presidenta del Parlament y al pactar el gobierno local con Xavier Trias en Barcelona. Un gobierno que, finalmente, les fue arrebatado por el socialista Jaume Collboni.
Aragonès ha advertido de que tras el 23J puede haber un "Gobierno hostil" en Madrid --en referencia a un Ejecutivo formado por PP y Vox--, por lo que el independentismo debe "recuperar un proyecto compartido". Primero, para hacer frente a una "ofensiva" e intentar "no retroceder" y, segundo, para poder "avanzar".
Promete lealtad institucional
Por otro lado, Aragonès ha evidenciado su rencor tras la elección de Collboni como alcalde de la Ciudad Condal con los votos in extremis de los comunes y del PP para evitar un gobierno de Trias y Ernest Maragall. En este sentido, ha reiterado que se sustentó en "un acuerdo basado en contradicciones", por lo que "se proyecta la sombra de un acuerdo a nivel de Estado para impedir que el independentismo gobierne" en Barcelona.
Aun así, ha garantizado "lealtad institucional y voluntad de cooperación con todos los ayuntamientos, sean del color que sean".