Gemma Geis, exconsejera de Universidades y candidata a la alcaldía de Girona por JxCat

Gemma Geis, exconsejera de Universidades y candidata a la alcaldía de Girona por JxCat

Política

Me gusta / No me gusta... Gemma Geis

Andrea Rodés y Joaquín Romero comentan el perfil político de la candidata de JxCat a la alcaldía de Girona

13 mayo, 2023 00:00
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'Lo que me gusta de Gemma Geis', por Andrea Rodés

De Gemma Geis (Girona, 1979) me encanta su pelo. Además de brillante y sedoso, no muestra ninguna señal de erizamiento. Por solidaridad con el género femenino, debería compartir su secreto: ¿lo lleva de peluquería?,¿se ha pasado una hora con el secador y la plancha antes de salir de casa? En Cataluña, con la humedad que hace, lo normal es llevar el pelo estarrufat. Me gusta cómo se expresa: su voz clara, el tono pausado, la delicada forma con que junta las yemas de los dedos mientras habla delante de la cámara.

Me gusta que sea doctorada en Derecho y profesora universidad, sabiendo que en su casa el mundo académico quedaba lejos. Sus padres regentaban un taller de carpintería metálica en Girona. De pequeña se pasó muchas horas cortando ganchos de acero inoxidable para las fábricas de jamones, con el objetivo de pagarse unas bambas de baloncesto, su gran pasión.

No me gusta Gemma Geis

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'Lo que no me gusta de Gemma Geis', por Joaquín Romero

Lo que menos me gusta de Gemma Geis es que es una echá p’delante que está donde está tras situarse en el entorno de Carles Puigdemont –que es quien le ha puesto en la cabecera del cartel electoral de JxCat de Girona-- gracias a una breve carrera política marcada por la confrontación permanente con el Estado, sobre todo en la persecución del castellano.

No sabemos cómo lo hará en caso de que llegue a gobernar el ayuntamiento, pero su breve paso por la Consejería de Universidades nos dejó dos muestras del pelaje que gasta. Llegó al punto de calificar de fascistas a los defensores del bilingüismo en la universidad y, por supuesto, apoyó las agresiones de que fueron objeto algunos estudiantes por parte de grupos nacionalistas. En un terreno más prosaico, se le recordará por haber contratado a dedo a un asesor personal --el estudiante Alexander Golovín, de 22 años-- por 60.000 euros anuales. Duró 48 horas en el cargo.