Jesús Rul, exprofesor y ex inspector de Educación / CEDIDA

Jesús Rul, exprofesor y ex inspector de Educación / CEDIDA

Política

Jesús Rul: “La inmersión lingüística tiene una finalidad política, no educativa”

El exprofesor e inspector educativo durante 32 años denuncia la “estrategia de construcción nacionalista” en la enseñanza de Cataluña

10 abril, 2023 19:00

Jesús Rul (Castellón, 1949) ha vivido de primera mano la influencia del nacionalismo en el sistema educativo de Cataluña. Su trayectoria como profesor en Barcelona y como inspector de educación desde 1983 a 2015 le ha permitido comprobar hasta qué punto ha interferido la ideología política de los sucesivos dirigentes de la Generalitat en las escuelas públicas de esta autonomía en las últimas décadas: desde los contenidos hasta el idioma.

Rul fue uno de los ponentes que, el pasado 28 de febrero, intervinieron como expertos en la audiencia del comité de peticiones del Parlamento Europeo para denunciar los abusos de la inmersión lingüística, a demanda de Asamblea por una Escuela Bilingüe de Catalunya (AEB). En la misma atribuyó este sistema a la “estrategia de construcción nacionalista” de los sucesivos gobiernos autonómicos, y expuso los mitos y falacias sobre los cuales, a su juicio, se sustenta: desde considerar el catalán como única “lengua propia” de Cataluña hasta sostener que se trata de un “modelo de éxito”, cuando en realidad, asegura, es al revés, pues la exclusión del castellano como vehicular en las aulas perjudica el aprendizaje de los niños que lo hablan en sus casas. Cuestiones que, según Rul, atentan contra derechos básicos de alumnos y profesores, y también contra la propia Constitución española [ver vídeo de su intervención en la Eurocámara bajo estas líneas].

Sobre estas y otras cuestiones habla Rul en esta entrevista con Crónica Global.

- Desde la Generalitat siempre se ha insistido en que la inmersión lingüística es un “modelo de éxito”. ¿Por qué cree que no es así?

Este relato oficial no tiene ninguna base empírica. La inmersión lingüística real es cuando una persona, libremente, desea aprender una segunda lengua, y lo hace de una forma intensiva y voluntaria. Pero en este caso se trata de una decisión administrativa, y obligada. Y con un agravante discriminatorio.

- ¿Por qué es discriminatoria?

Porque, en la escuela, los niños de habla familiar catalana sí aprenden en su lengua materna, pero a los niños castellanohablantes se les niega esta posibilidad. Hay un trato diferente, a pesar de que ambas lenguas son oficiales en Cataluña. De hecho, la mayoritaria de los ciudadanos catalanes contemporáneos es el español.

- ¿Y esto qué efectos tiene?

Todo esto genera perjuicios personales y académicos a los alumnos. Está acreditado en diversos estudios, pues las evaluaciones internas de la Generalitat no son objetivas. Tienes que fiarte de estudios internacionales, como los datos del informe PISA de 2015 o el informe PIRLS de 2016, que es demoledor. Convivencia Cívica Catalana realizó un análisis de resultados de esta prueba. Algunos datos: los alumnos catalanes de habla española fracasan el triple que en Madrid; un 30% no superan el nivel más bajo de comprensión lectora (casi el doble que la media española); la tasa de fracaso por no aprender en lengua materna tiene un diferencial del 12,5%; la exclusión del castellano en la educación genera inseguridad en la lectura en alumnos de habla española de un 27% (la tasa más alta de las autonomías)… En ellos se ve que los alumnos de habla española tienen un perjuicio
en comparación con los que tienen el catalán como lengua materna.

Estamos ante una anomalía democrática. Los alumnos, durante diez años de escolarización obligatoria, no logran adquirir un conocimiento estándar y culto de la lengua española comparable a sus compañeros de otras regiones.

- ¿Por qué cree que ocurre esto en Cataluña?

En cualquier sociedad bilingüe civilizada se pueden aprender las dos lenguas oficiales con naturalidad. Lo que pasa aquí es una obsesión del nacionalismo, porque asocian la construcción nacional a una sola lengua. No se puede hablar de inmersión, sino de imposición del catalán como única lengua de la escuela. Y esto es por un fin político, constitucionalmente ilegítimo.

- ¿En otros países no pasa?

En países donde hay dos lenguas, por ejemplo, Finlandia, Suecia, Irlanda, también en regiones como Gales (Reino Unido) o Alto Adigio (Italia), los padres pueden elegir el idioma de la enseñanza; o si vas a Bruselas, por ejemplo, entre el neerlandés y el francés… Lo civilizado es atender lo que quieren los padres. Porque lo importante es el aprendizaje, no la voluntad de los políticos. Pero en Cataluña prima la voluntad política sobre el interés educativo.

- ¿Choca entonces la inmersión lingüística de Cataluña con los estándares internacionales? UNICEF destacó la importancia de poder aprender en la lengua materna…

Es que es algo fundamental. La declaración de derechos del niño de UNICEF de 1989 reconoce el derecho a la libertad de expresión y de pensamiento a recibir la educación orientada al desarrollo con la propia lengua, que es la materna. Y esto es precisamente lo que exigían, en el franquismo, muchos nacionalistas catalanes. Yo recuerdo textos de nacionalistas a principios de la Transición que pedían poder aprender en su lengua materna. Es curioso. Ahora le han dado la vuelta a la tortilla.

Desde el punto de vista académico, por tanto, el tema está muy claro. Y desde el punto de vista científico, tampoco se puede defender. Y hay que tener en cuenta también el perfil de los menores. Si tienes un niño con necesidades educativas especiales, todavía es más grave. A un niño con perfil autista o con retraso de aprendizaje, si encima le pones una lengua que no es la que habla en su casa, lo estás perjudicando. Y esto está pasando.

- ¿Considera que la inmersión está construida sobre falacias?

Han aprovechado una idea, que es la de aprender una segunda lengua con el modelo de inmersión lingüística, pero esto es falaz, porque la inmersión debe ser voluntaria, y en Cataluña es obligatoria para los hablantes en español. Tenemos más de 1.600 familias que han tenido que recurrir a los tribunales para que en las escuelas puedan aprender en su lengua materna, primera o habitual (siendo el español lengua oficial y vehicular en toda España) ¿Por qué? Porque la Administración catalana no les reconoce su derecho y rechaza sus legítimas demandas. Y la justicia, claro, les da la razón. Pero el camino de la justicia es muy lento, y tienen que sortear un montón de dificultades. Es terrible.

En una sociedad democrática, de los países que yo conozco, esto no pasa en ningún sitio. Obligar a los niños a aprender como primera lengua una que no es la familiar, siendo oficial, sin darles opción y sin distinguir perfiles de alumnos, es propio de sociedades totalitarias. Y hay que decirlo por su nombre. Y se da un agravante: hasta ahora, los niños en las escuelas podían aprender la materia de Lengua y Literatura castellana durante dos horas semanales. Pero ahora ni eso.

- ¿Cómo?

La ley Celaá estableció que las materias pueden agruparse en ámbitos. Pues bien: lo que están haciendo muchas escuelas es agrupar en un ámbito el castellano y el catalán e impartiéndolo en catalán como lengua vehicular.  Así se elimina la materia específica de Lengua Castellana y Literatura. Y esto pasa cada día más. Estamos en una situación grave de total exclusión del español.

- ¿Cuál es su valoración de lo que lleva haciendo la Generalitat con la inmersión en las últimas décadas?

Esto empezó a mitad de los años 80 de forma experimental en Santa Coloma de Gramenet. La asociación de padres se dejó convencer por la Generalitat y se les vendió la idea de la integración: para integrarte, tienes que asimilarte a nosotros. Falso; no eran extranjeros, sino ciudadanos españoles en España, y el español es lengua oficial para todos, nacionalistas incluidos. La legislación, incluido el Estatut, reconoce el bilingüismo.

Ha habido, por tanto, un engaño: en parte se convenció a los padres, y después funcionó como un incendio: la experiencia de Santa Coloma empezó a venderse como un éxito --lo cual es falso, porque no hay ninguna evaluación rigurosa de que lo fuera, sino todo lo contrario-- y se extendió al resto de escuelas. Todo esto no obedece a una finalidad educativa, sino política. Es la finalidad del nacionalismo de tener una sociedad homogénea. Quieren una escuela controlada por ellos: un solo país, una sola lengua, una escuela que forme la personalidad catalana. Eso, además de irreal, es contrario a la civilidad democrática. Lo correcto sería que todos los niños pudieran aprender con calidad ambas lenguas oficiales. Y ahora no se logra ni una cosa ni la otra.

También se sabe, desde la sociolingüística, que cuando un niño adquiere bien su primera lengua, con el código de comprensión, de expresión, el léxico, y elementos gramaticales básicos, está en mejores condiciones de adquirir un segundo idioma.

- Desde hace tiempo, la Generalitat y entidades afines como Plataforma per la Llengua, a la cual subvenciona con dinero público, se han marcado como objetivo que los niños hablen sólo en catalán, incluso en el recreo, el comedor o en las extraescolares. ¿Qué le parece?

Se están introduciendo una suerte de comisarios políticos, se organizan juegos en catalán en el patio para colonizar el único espacio libre que tienen los niños para hacer lo que quieran... Lo que buscan, sobre todo, es que los niños que hablan español dejen de hablarlo. En el despacho, tuve experiencias de familias que venían a quejarse de que su hijo les reñía en casa porque hablaban en español. Aquí lo que se busca, en el fondo, es el cambio lingüístico. Y que los niños, la sociedad, las empresas, la rotulación, los restaurantes, utilicen sólo el catalán.

- ¿Esta idea de la que habla sería la consecuencia de los mandatos de Jordi Pujol como presidente de la Generalitat? Su Programa 2000 de los años 90 ya hablaba de que el nacionalismo debía ‘colonizar’ todos los ámbitos posibles de la sociedad. ¿Cree que se salió con la suya?

El Programa 2000 pretendía formar la “personalidad catalana”. Y uno se pregunta: ¿eso, en una sociedad libre, qué es? Su “personalidad catalana” es una sociedad monolingüe en catalán, que ve como extraño, como ajeno, todo lo que sea España o lo español. Es nacionalismo xenófobo en estado puro. Si lees ese programa, al final es lo que se ha venido aplicando.

- ¿Y esto también se da con los contenidos educativos? En los últimos días ha sido noticia que la Alta Inspección del ministerio de Educación no aprecia adoctrinamiento en el nuevo currículum de la Generalitat para los libros de Historia de segundo de Bachillerato, a pesar de que entidades constitucionalistas lo denunciaron

Antes que nada, hay que distinguir entre lo que es la inspección educativa y la Alta Inspección. La inspección educativa se cedió a las autonomías ya en tiempos de Pujol. Eso dejó al Estado central sin ningún órgano de control y se inventó la Alta Inspección. Es una anomalía. Lo correcto en un Estado unitario y descentralizado como España es que la inspección de Educación sea estatal, como órgano de supervisión y homologación del sistema educativo, y eliminar la denominada Alta Inspección. Así es en Alemania, siendo un Estado federal.

La inspección de Educación de Cataluña la conozco, porque la he vivido desde el principio: es un órgano que no se mete en temas identitarios y lingüísticos. El inspector que rompe el tabú sabe que su vida profesional ha terminado. No hay ningún inspector, de los más de 250 que hay Cataluña, que diga ni mu sobre lo que estamos hablando, y si se les pide algún informe se ajustará a la línea oficial, amparado en normativa catalana, obviando el orden jurídico-constitucional.

- Cuando hablan del sesgo del currículum de Bachillerato en Cataluña, ¿a qué se refieren concretamente?

El currículum de Historia en el Bachillerato de Cataluña se ajusta al marco conceptual nacionalista. La AEB lo denunció al Defensor del Pueblo, quien pidió un informe a la Alta Inspección, que depende del Gobierno. Y expresa un juicio de intenciones al afirmar que no tiene intención adoctrinadora: ¿cómo puede asegurarlo, sin ver cómo se enseña? El texto está ordenado en competencias y saberes. De las nueve competencias, la tercera, sexta y novena versan sobre identidades múltiples, memorias identitarias, sentimientos e ideologías. Los saberes: enfoque diferenciado de España y Cataluña, catalanismo político, recuperación de la identidad nacional, induce a un enfoque parcial de la Segunda República y el franquismo, la represión identitaria. Da por hecha la plurinacionalidad del Estado. Niega a España el carácter de nación constitucional, reducida a un Estado español plurinacional, énfasis interesado en los colectivos minorizados…

Así, entre un alumno que estudia en Zaragoza y otro que estudia en Barcelona, los contenidos de Geografía e Historia no tienen nada que ver uno con otro. Incluso las mismas editoriales hacen libros diferentes para Aragón --pongamos por caso-- y para Cataluña. 

El sesgo es, por tanto, la visión de los hechos históricos desde un enfoque ideológico: no objetivo, acrítico, interesado, enfatiza unos hechos y oculta otros, o los deforma. Es la concepción historicista de la historia, aplicada en este caso a la Historia Contemporánea. Básicamente, lo que hay es una visión etnocéntrica catalana frente a un enemigo externo que es España.

- Entonces, si la inspección no se mete en cuestiones de currículo como estas, tampoco es de esperar que lo haga en que se cumplan las sentencias del TSJC favorables al 25% mínimo de clases en castellano…

La Generalitat tiene capacidad legislativa y, a raíz de esas sentencias, aprobó dos leyes --el decreto ley 6/2022 y la ley 8/2022-- que prohíben los porcentajes. El TSJC ve que esas leyes pueden ser inconstitucionales, y ha trasladado el tema al Tribunal Constitucional, que aún no se ha pronunciado, aunque creo que hay doctrina constitucional más que abundante, durante 40 años, para que podamos hablar de que las dos lenguas oficiales tienen las mismas condiciones de ser vehiculares. Lo que está haciendo la Generalitat con su política es negar al español su carácter de lengua oficial en Cataluña, lo cual es grave, porque va en contra de la Constitución y del Estatuto.    

- Y ante todo esto, ¿qué se podría hacer para tener un bilingüismo real en las escuelas de Cataluña?

Es una asignatura pendiente, porque no es algo que pase sólo en Cataluña. Recientemente estuve en el congreso de Escuela de Todos en Alicante y estuvimos analizando estas cuestiones, es un problema real. Los ciudadanos españoles que vivimos en comunidades bilingües somos 19 millones de personas. Y esto nos afecta a todos. Tenemos un problema objetivo que deberían resolver las Cortes, y crear una ley del español y de las lenguas oficiales de España, atendiendo a los intereses generales. Esto no se ha hecho en 44 años. Cada comunidad autónoma ha legislado sobre las lenguas según sus intereses.

- ¿Cómo han reaccionado en Europa cuando han denunciado estas situaciones en la Eurocámara?

Todo esto llama mucho la atención, porque cuando estuve en Bruselas, hablaba con diputados de países nórdicos y les parecía extraño que esto pasara en un país democrático de la UE. Les sonaba raro. Y además con el espantajo de que, estando en la sala del Parlamento Europeo, entraron Carles Puigdemont y Clara Ponsatí a montar el numerito. Protestaron porque estaban en contra de aquel acto y se marcharon. Pero eso no quitó que se desarrollara con plena normalidad y que los diputados escucharan con atención lo que expusimos los cuatro ponentes.

- A final de año vendrá una misión de la Eurocámara para estudiar la exclusión del castellano en el sistema educativo de la Generalitat. ¿Qué cree que ocurrirá?

Los temas lingüísticos no son competencia de la UE. Pueden venir, ver, hacer informes, pero la competencia es de los gobiernos de España y de las Cortes generales, que han eludido su responsabilidad durante 44 años. Vendrán, escucharán a unos y otros y se elaborará un informe. Lo único positivo es que hasta ahora, quienes llevaban el control del relato eran los nacionalistas, que han sabido vender que lo que hacen es un éxito. Y ahora han escuchado un relato distinto, que es justo lo contrario: la discriminación, el totalitarismo lingüístico, etcétera. 

En los países que son bilingües lo tienen bien resuelto, porque prima la voluntad de las familias, el interés educativo. Aquí no, sólo prima el interés político, de crear una sociedad homogénea con arreglo a un proyecto político de secesión. Esta es la idea fundamental. Lo verbalizan con toda naturalidad, a lo que aspiran es a eso. Hoy el nivel educativo en Cataluña es mediocre y bajo. La educación está sometida al dictado político. Es la vía inversa al valor educativo: la educación sólo sobresale con profesores excelentes, profesionalismo docente y poco intervencionismo externo.

- Usted, que ha sido inspector durante 32 años, hasta 2015, ¿qué balance extrae?  

Yo muchas veces he hecho informes, y he trabajado para que en las escuelas hubieran más de dos horas de Lengua Española, porque veía que los niños no alcanzaban el nivel que correspondía, y me he encontrado con inspectores jefe que me han puesto pegas: informes míos guardados en cajones, o presiones para cambiarlos… eso también lo he vivido. Incluso en los últimos años, cuando Artur Mas hizo la consulta inconstitucional del 9N del 2014 con las escuelas como colegios electorales, escribí una carta a mis escuelas diciéndoles que participarían en un acto ilegal. Esa carta la llevé a la Alta Inspección, en cumplimiento de la ley de Función Pública. Pasó a la Fiscalía, y tuve que declarar en el juicio en el cual se condenó a Artur Mas, a Irene Rigau y a Joana Ortega. ¿Qué supuso aquello para mí? Me supuso el ostracismo absoluto.

- De hecho, usted ha tenido problemas para publicar algún libro, incluso para presentarlo en Cataluña, ¿es así?

Yo he trabajado aquí toda mi vida, y he visto cómo se utilizaba a los niños de las escuelas de una forma que sobrepasaba todos los límites éticos y profesionales durante la vorágine del proceso secesionista de 2017. Recogí todas las evidencias y publiqué un libro, que se llama Nacionalismo catalán y adoctrinamiento escolar (Amarante), en el cual se aportan datos y, como experto en evaluación, evalué lo que pasaba. Pues bien, ninguna editorial de Cataluña quiso publicar ese libro. Y cuando lo presenté, ninguna librería quiso acoger la presentación. Fíjese en qué sociedad “libre” vivimos… Al final, tuve que recurrir a una asociación, Impulso Ciudadano, y lo presenté en su sede. Se desarrolló con mucha participación y despertó mucho interés. Después lo presenté en Madrid y se publicaron entrevistas y reseñas en diversos medios.