El efímero alcalde de Girona, Albert Ballesta, saluda a un mando de los Mossos d'Esquadra

El efímero alcalde de Girona, Albert Ballesta, saluda a un mando de los Mossos d'Esquadra

Política

El alcalde más breve de Cataluña, recolocado de nuevo

Albert Ballesta, que duró 46 días como primer edil de Girona tras un intento fallido de subirse el sueldo, gana una plaza de abogado en la Consejería de Interior de la Generalitat

23 marzo, 2023 00:00

En un contexto de continuo cambio político en Cataluña debido al auge y caída del procés, es difícil que la opinión pública recuerde a Albert Ballesta, posiblemente el alcalde catalán más breve de la historia. Quienes sí conocen su trayectoria siete años después de aquellos convulsos momentos municipales vividos en Girona son sus compañeros de la Consejería de Interior de la Generalitat de Cataluña.

Y es que durante todo este tiempo, Ballesta ha sido recolocado en el Govern por sus compañeros de Junts per Catalunya (JxCat) hasta lograr, hace pocos meses, una plaza como abogado de dicha conselleria en Girona, en unas oposiciones celebradas en plenas vacaciones de verano. Algunos dicen que la plaza fue creada a su medida. Otros, que ganó el concurso limpiamente. Lo cierto es que la trayectoria de Ballesta, con casa en Cadaqués y carácter “difícil”, es muy curiosa.

Contra todo pronóstico

Contra todo pronóstico, Albert Ballesta (Figueres, 1961) se convirtió en alcalde de Girona en enero de 2016, cuando Artur Mas designó a Carles Puigdemont como su sucesor. La renuncia de Mas a ser candidato a la presidencia de la Generalitat era el peaje que los neoconvergentes --coaligados con ERC en Junts pel Sí-- tuvieron que pagar para asegurarse el apoyo de la CUP en la investidura. El expresidente catalán ungía así a un dirigente local que, ya en la etapa de Convergència (CDC), había dado muestras de su radicalidad independentista. Después vendría el referéndum del 1 de octubre, la declaración unilateral de independencia (DUI) y la huida a Bélgica tras ser procesado.

Albert Ballesta en el primer pleno para tomar posesión de la vara de alcalde, cuándo se 'olvidó' de jurar el cargo / EFE

Albert Ballesta en el primer pleno para tomar posesión de la vara de alcalde, cuándo se 'olvidó' de jurar el cargo / EFE

Tras ser designado presidenciable en 2016, Puigdemont puso la alcaldía de Girona en manos de Ballesta, quien había ocupado el puesto número 19 de la lista electoral en las elecciones municipales de 2015. La cosa empezó mal, porque obligó a ocho personas que le precedían en la candidatura a renunciar a la vara de mando. Además, su toma de posesión se tuvo que repetir porque, al no ser concejal, no había jurado el cargo y lo hizo según la fórmula instada por la Associació de Municipis per la Independència (AMI), claramente ilegal.

Aumento de sueldo

Pero el episodio más rocambolesco protagonizado por Ballesta fue su aumento de sueldo --exigía cobrar 75.000 euros--, que intentó pactar con Ciudadanos y PP. En el último momento, la formación naranja se desdijo. Finalmente, en marzo de 2016, Ballesta renunció a un cargo que solo había ocupado 46 días. Le sustituyó Marta Madrenas.

Pero los neoconvergentes no estaban dispuestos a dejar a su compañero en la estacada. Antes que ser alcalde, Ballesta, licenciado en Derecho y que, al igual que Puigdemont, se dedicó al periodismo, fue jefe de administración de la Región Policial de Girona de la Consejería de Interior, una plaza consolidada el pasado mes de agosto, en plenas vacaciones de verano.

Desde su entorno aseguran que esa plaza de técnico facultativo (nivel A administrativo) fue creada a medida. Otros, que la obtuvo limpiamente. Previamente trabajó en el área de Interior de la delegación territorial del Govern en Girona y, después, en la de Justicia. La salida de Junts per Catalunya del Govern no ha impedido que este alcalde efímero, que con solo 21 años ya comenzó a trabajar en la Administración local como secretario de la alcaldía de Cadaqués, vuelva a ser recolocado.