Con su apoyo a los presupuestos catalanes, Salvador Illa (La Roca del Vallès, 1966) visualiza la ruptura de bloques políticos creados durante el procés. En una entrevista con Crónica Global, asegura que lo ha hecho por responsabilidad, para avanzar en la recuperación económica de Cataluña. Pero advierte de que, a partir de ahora, su oposición será exigente. “Yo no soy el garante de la estabilidad del gobierno de Aragonès. Es su responsabilidad que se le haya roto una mayoría de investidura de una forma bastante estrepitosa”, afirma.
--PREGUNTA: ¿En un año hemos pasado del mandato del 52% independentista a una ruptura de bloques propiciada por un acuerdo de presupuestos entre ERC y PSC. ¿Esperaba que eso ocurriera?
--RESPUESTA: Nosotros siempre pensamos que la mayoría parlamentaria independentista no era operativa y que ya veníamos de una fórmula fracasada, de un gobierno fracasado y que esto tampoco funcionaría en esta legislatura. Por eso, desde el principio constituimos un gobierno alternativo y nos esforzamos en presentar, en construir una alternativa a la sociedad catalana. No nos pensábamos que esto colapsaría tan rápidamente como colapsó. Lo que hemos intentado es, desde la construcción de esta alternativa, pensar siempre antes que nada en el interés de los catalanes y, por tanto, tener una actitud de mano tendida puntual en ciertos temas. En el ámbito presupuestario se ha materalizado esta mano tendida del PSC, sobre todo orientada a que Cataluña recupere el camino de la prosperidad, a que Cataluña vuelva a ponerse en marcha, desbloqueando algunas inversiones que hacía más de 30 años que estaban bloqueadas. Y luego introduciendo medidas muy importantes en el ámbito de la protección de los ciudadanos y también algunas relevantes en el ámbito de la modernización, de la administración autonómica. Bien, yo creo que eso es un avance para Cataluña, pero pensamos que el gobierno actual es el más débil de la historia del autogobierno de Cataluña. Sigue siendo un gobierno que no es el que le conviene en estos momentos a Cataluña. En ese sentido, tiene mucha debilidad parlamentaria, no ha conseguido un marco de estabilidad. Nosotros tratamos de seguir construyendo esta alternativa y evitar que esta situación de tanta debilidad del gobierno de Aragonès perjudique a los catalanes.
--¿El acuerdo es resultado de una evolución natural o de una estrategia calculada?
--Yo creo que es una evolución de la sociedad catalana, después de una década que no nos ha ido bien a los catalanes, después de una pandemia que ha sido muy dura y el ataque a los valores europeos que estamos viviendo en el suelo ucraniano refuerza esta dirección. Porque, en este contexto, la sociedad catalana lo que quiere es abrir un tiempo nuevo y centrar energías --en un momento, insisto, muy complejo-- en reactivar nuestra economía, volver a generar prosperidad y volver a aquellos años en que Cataluña era admirada en el resto de España y en el resto de Europa. Admirada porque hacíamos las cosas con excelencia, porque era una sociedad que sabía enfrentarse a los retos nuevos con energía, con una actitud optimista, que sabía planificar bien sus infraestructuras, que creaba un dinamismo en un entorno de certeza jurídica. Este camino de la prosperidad es lo que creo que la sociedad catalana está reclamando, siempre desde un ámbito de respeto a lo que cada cual piense. La Constitución española permite defender proyectos políticos muy amplios, teniendo claro que hay que respetar el marco de convivencia dentro del cual podemos buscar puntos de consenso. Yo creo que la gente quiere abrir un tiempo nuevo, pasar página.
--¿Comparte la visión de que ahora mismo son ERC y PSC los partidos que representan la centralidad con Cataluña?
--Yo puedo hablar en nombre del partido político que tengo el honor de dirigir. El PSC lo que está haciendo obedece al propósito fundacional que teníamos, que es trabajar para una Cataluña que tenga un papel de colaboración y de cooperación activa en la transformación y la mejora de España. Nosotros queremos seguir formando parte de España, queremos ayudar, colaborar, implicarnos. Lo estamos haciendo con dos ministros en el gobierno de Pedro Sánchez, defendiendo la personalidad política de Cataluña, trabajando para tener otro gobierno fuerte y ejemplar en Cataluña, desde una perspectiva socialdemócrata, es decir, de generación de prosperidad para proteger a los ciudadanos. Para que se distribuya esta prosperidad de una forma justa y equitativa en un entorno de instituciones autogobiernos modernas, transparentes, ejemplares. Esto es lo que estamos haciendo. Tengo la sensación, lo digo con toda modestia, pero con toda claridad, que esto conecta con un sentimiento mayoritario de la ciudadanía.
--¿Y ERC?
--ERC veo que tiene una aproximación en algunos momentos más pragmática a esta realidad, pero yo no soy quien para hablar en nombre de ellos. La sensación después de las negociaciones es que aún está dividido, con Junqueras por detrás... Quiero ser muy respetuoso y he de decir con toda claridad que la negociación presupuestaria el PSC la ha tenido con el gobierno de la Generalitat, que es quien tiene la competencia de proporcionar un presupuesto a Cataluña. Ha habido equipos de negociación del gobierno con mi partido y yo he hablado personalmente con el señor Aragonès en seis ocasiones sobre este asunto. Nosotros tenemos enormes diferencias con Esquerra y, lo digo con todo respeto, no están a la altura de lo que Cataluña necesita. Pero nuestra forma de entender la política se basa en ser útil a los ciudadanos, no consiste en agrandar los problemas, no consiste en recrearse en los problemas, en entrar en este juego de confrontación ni de tener una mirada estrictamente electoralista de la realidad pensando en los intereses de partido, que son legítimos. Intentamos ser útiles y pensar en aquellas cosas que pueden ir bien al conjunto de los catalanes. Ahora bien, el gobierno de Aragonès es un gobierno con muchas deficiencias. Y además, en estos momentos tan complejos, casi es temerario un gobierno que tenga tan escaso apoyo parlamentario.
--Asegura que se trata de un acuerdo de presupuestos, no de investidura. ¿La oposición va a ser dura?
--Va a ser constructiva y exigente. En un régimen democrático nos parece que es lo que corresponde a la oposición parlamentaria, que en este caso ganó las elecciones. Lo que nos corresponde es fiscalizar al gobierno, impulsar la acción de gobierno y ofrecer una alternativa. Es decir, que la sociedad catalana vea que hay otra forma de hacer las cosas. Este es nuestro eje. Por eso creamos ese gobierno alternativo, que ya ha hecho más de 70 propuestas. Quiero poner el foco en un ejercicio de construcción de una alternativa que sea propositivo y constructivo. Y, evidentemente, también que desarrolle la obligación que tenemos de fiscalizar la acción del gobierno y de denunciar aquellas cosas que funcionan incorrectamente. Por ejemplo, en el ámbito de la seguridad, donde hay camino enorme de mejora. O en el ámbito educativo, donde los recursos que se han puesto a disposición de la comunidad educativa son muchos, pero no acaban de dar sus frutos en forma de resultados.
--La firmeza que ha demostrado el PSC con su “todo o nada” en los presupuestos ¿venía avalada por el Gobierno, en cuya estabilidad participa ERC?
--Hay una relación muy fluida, muy franca, muy sólida y, si se me permite, muy fructífera del PSC con el PSOE y mía con el presidente del gobierno y secretario general, el presidente Sánchez. Y en ese sentido hay un respeto enorme a los ámbitos de decisión de cada uno. El PSC siempre ha tenido una actitud constructiva en relación al presupuesto de Cataluña. Lo que no se puede pretender es que en una situación de peso parlamentario igual de ERC y del PSC, se pretenda que el PSC simplemente se adhiera a una propuesta. Desde el principio dijimos, con toda claridad, con todo respeto, creo que de una forma educada y nada arrogante, que esto no iba a ocurrir. Y esto no ha ocurrido, efectivamente. Ha habido una negociación de tú a tú, de igual a igual. Ha habido que ceder por ambas partes, pero ha habido una negociación que yo creo que como gran resultado impulsar políticas que llevaban diez años enquistadas. Fíjese que durante diez años no se subían las tarifas de los servicios sociales en Cataluña. ¡Diez años congeladas! Fíjese en el caso de la Ronda Nord, de este tramo del cuarto cinturón, que llevaba 30 años enquistado. En el ámbito, por ejemplo, de educación concertada, nunca se había visto un incremento igual a una parte del sistema educativo catalán, que es el sistema concertado, la educación concertada, que es un tercio del sistema educativo, que hace una labor también. Han aumentado mucho los recursos porque se debía aumentar el destinado a la sanidad.
--¿En qué ha cedido el PSC?
--Este presupuesto no es el presupuesto que nosotros hubiéramos hecho. Nosotros hubiéramos puesto más énfasis en la generación de prosperidad, pero no nos corresponde a nosotros. Es el presupuesto del Govern. Nosotros hemos intentado seleccionar aquellas cosas en las que queríamos poner el acento.
--¿Cómo se va a fiscalizar el cumplimiento de ese acuerdo?
--Hay una comisión de seguimiento que se va a reunir con carácter ordinario cada tres meses y con carácter extraordinario cuantas veces sea necesario. Este es un acuerdo que hemos firmado el señor Aragonès y yo mismo, el presidente de la Generalitat y el jefe de la oposición. Yo debo tener confianza en la firma del señor Aragonès. En la política, lo más importante es la credibilidad. Yo voy a cumplir lo que he firmado y hasta hoy no tengo duda de que el señor Aragonès va a hacer lo mismo. Si los hubiera, pues naturalmente los explicaríamos, los daríamos a conocer y actuaríamos en consecuencia.
--El PSC ha comentado que no le gusta la fiscalidad que pactó el Govern con los comunes. ¿Supone eso un problema?
--No, aquellos acuerdos en los que no hemos participado lógicamente no nos vinculan. En materia de fiscalidad, yo creo que el momento aconseja tener muchísima prudencia y no tocar las cosas. El Gobierno de España, a mi juicio, ha hecho lo que tenía que hacer, que es equiparar los impuestos de patrimonio a las personas con más capacidad patrimonial y adquisitiva en nuestro país, con el impuesto de las grandes fortunas. Aquí ha habido un ajuste que, desde el punto de vista del contribuyente no cambia nada, simplemente se ajustan los tramos del impuesto que había en Cataluña para que la recaudación se quede en Cataluña. Eso nos ha parecido lógico y hemos dado apoyo. El Gobierno de España también ha optado por unos impuestos provisionales al sector energético y al sector financiero, porque simplemente el cambio de contexto económico les ha proporcionado, como se ha visto recientemente, unos beneficios extraordinarios. Y es justo, desde mi punto de vista, casi diría que de sentido común, que estos beneficios extraordinarios que les vienen por el contexto económico que estamos viendo, por el contexto bélico, hagan una mayor contribución para que con estos recursos podamos ayudar a aquellas personas que peor lo están pasando. Debemos hacer una reflexión, a nivel incluso europeo, sobre la fiscalidad, en un contexto en que los gobiernos de todos los países se han endeudado mucho. Vamos a hacerlo pausadamente, escuchando todo el mundo. No soy partidario de tener reacciones rápidas y, en muchos casos, improvisadas en esta situación. Por tanto, nuestra posición es esta, vamos a mantener el marco que tenemos. Creo que la economía está funcionando con esta fiscalidad. Eso es lo que al menos detecto yo, o se me dice cuando hablo con interlocutores distintos de la sociedad catalana. Me parece que lo prudente en este asunto es mantener lo que tenemos ahora.
--Un grupo de patronales ha presentado en Barcelona un informe en el que se denuncia de nuevo el déficit fiscal. ¿Es un mantra nacionalista o una vuelta a hablar de cosas más pragmáticas?
--Hay que pasar de la denuncia a la propuesta. Porque las instituciones de Cataluña llevan mucho tiempo ausentándose de los marcos y de los espacios de diálogo. Yo soy más partidario de proponer, resolver, actuar, que no de denunciar. La denuncia es relativamente sencilla y estéril. Nosotros hemos trabajado y seguimos trabajando desde nuestra formación política, desde el ámbito de la Fundación Rafael Campalans, en propuestas de mejora en materia de financiación autonómica. Vamos a hacer propuestas relevantes, creo que es un asunto que hay que abordar, sin buscar privilegios para Cataluña, pero sí defendiendo los intereses legítimos que tiene la sociedad catalana en ese sentido. Va a ser uno de los temas centrales en la próxima legislatura, bajo mi punto de vista.
--Periodísticamente y también políticamente, se ha dicho repetidas veces que el procés ha muerto. ¿El pacto de presupuestos es el certificado de esa defunción?
--Podemos afirmar, atendiendo a los datos objetivos de la realidad catalana, que estamos en una etapa muy distinta. Hay tres características que los analistas políticos han subrayado sobre el llamado procés, que hoy ya no se dan, o se dan de una forma muy distinta. Uno de los valores del procés era la unidad independentista. Hoy ha habido un colapso y una ruptura del gobierno entre los dos formaciones principales independentistas de Cataluña. Había un planteamiento de unilateralidad que Esquerra Republicana ha sustituido por un compromiso de respeto al marco de convivencia y seguridad jurídica. Esta dinámica de confrontación se ha sustituido también por una dinámica de diálogo, al menos parcialmente, en lo que refiere a las relaciones entre el Gobierno de Cataluña y el Gobierno de España. Por tanto, de la unidad a la ruptura, de la unilateralidad a la aceptación del marco jurídico, de la confrontación al diálogo, yo creo que eso sí que nos indica que estamos en una etapa muy distinta. Usted antes mencionaba la financiación, el debate presupuestario, la sanidad, la educación… yo creo que está en sintonía con el deseo mayoritario en Cataluña de abrir un tiempo nuevo.
--Pero, por un lado, ERC insiste en un referéndum sobre la independencia de Cataluña, y por otro, está la incertidumbre sobre el regreso de Carles Puigdemont. ¿Puede haber un vuelco en esa nueva situación que apuntaba?
--ERC tiene toda la libertad para hacer las propuestas que estime más convenientes, no va a haber un referéndum de autodeterminación porque no lo permite nuestra legislación y, sobre todo, no es conveniente para Cataluña ni para España ni para Europa. Todo lo que sea dividir a la sociedad en un momento tan complejo como el que estamos viviendo, de ataque a los valores europeos, va en dirección contraria a lo que se necesita, que es subrayar los consensos, trabajar para reforzar los vínculos y los acuerdos en la sociedad catalana y en la sociedad española. El camino divisorio no va a ninguna parte, ni en Cataluña ni en Escocia ni en Europa. En Escocia no ha conseguido el objetivo que se quería. En Quebec ya hemos visto que la sociedad pasó página de dos referéndums que no trajeron nada. El camino de la división en nuestra sociedad no es bueno. Hay un marco que permite que cada uno se exprese, nos debemos respetar, pero debemos de subrayar aquello que nos une. Respecto al señor Puigdemont tiene todo mi respeto. Yo desde este respeto le digo que me parece que todo el mundo tiene que hacer frente a las consecuencias de sus decisiones y que creo que especialmente él debería haber hecho frente a estas consecuencias y haber comparecido ante las instituciones judiciales españolas. A partir de ahí entiendo que tenga que defenderse y que lo haga con todos los mecanismos que un Estado democrático como el español pone a su disposición para que se pueda defender. En fin, mi objetivo es el que le he dicho antes, construir una alternativa a un gobierno que no funciona pensando en que Cataluña no pierda posiciones ni económicas, ni de cohesión social, ni de bienestar de su ciudadanía.
--El presidente Aragonès ha anunciado un acuerdo de claridad sobre ese referéndum ¿Qué respuesta dará el PSC?
--Bueno, el propio acuerdo no aguantó ni una semana. Los propios partidos independentistas le dijeron que eso no procedía. Yo ya he dicho que no va a haber ningún referéndum de autodeterminación en Cataluña porque no procede. Hay que trabajar en unir al pueblo de Cataluña, en buscar consensos desde el respeto a todos los planteamientos políticos. Lo que toca es subrayar aquello que nos une y no aquello que nos separa.
--¿Pero habrá algún tipo de votación, sobre una reforma del Estatut, o sobre cuestiones puntuales?
--La sociedad catalana no está en esto. Está en un contexto muy complejo y singular, insisto, y lo que quiere es ponerse en marcha. Dar salida a toda la energía acumulada en estos años pasados. Pero creo que hay que ordenar un poco la política catalana, el Parlament y el Govern. Y fijar un camino de certeza que desbloquee cosas que llevan mucho tiempo bloqueadas. Yo ahí voy a poner el acento.
--El pacto de presupuestos despeja de momento el adelanto electoral, pero ¿dará tiempo a impulsar todo su contenido?
--Es el Govern el que debe garantizar esa estabilidad, no yo. Yo no tengo prisa. Yo digo que nosotros construimos una alternativa con mano tendida. Y que vamos a pensar prioritariamente en el interés de la ciudadanía de Cataluña. Sin prisas. Pero yo no soy el garante de la estabilidad del Gobierno de Aragonès. Es su responsabilidad que se le haya roto una mayoría de investidura de una forma bastante estrepitosa. Algo tendrá que ver él y su gobierno en esto. Y es él que tiene que buscar los apoyos parlamentarios que necesita en su momento. Y vamos a ir paso a paso y cuestión a cuestión. Y de tú a tú. ¿Por qué? Pues porque así lo decidió la ciudadanía de Cataluña cuando nos dio la representatividad que nos dio a los distintos partidos que concurrimos a las elecciones. Por tanto, es a él al que le corresponde explicar qué quiere hacer. Los presupuestos han sido un ejemplo de esto. A partir de ahí, el señor Aragonès sigue teniendo 33 diputados de 135. Esto, insisto, si usted me pregunta a mí, no es lo más conveniente. Un gobierno tan débil en estas circunstancias. Vamos a ver cómo van las cosas, cómo ejecutan estos presupuestos. Esto es un reto importante para el Govern, ejecutar un presupuesto muy trabajado. Pero nuestro objetivo es construir una alternativa pensando en los catalanes y en las catalanas.