Un independentismo en horas bajas se mira en el espejo de Barcelona
Trias da una tregua a la guerra entre Junts y el PDECat, mientras ERC, que necesita hacerse con la Diputación, teme llegar desfondada a elecciones. La CUP podría volver al Ayuntamiento de Barcelona
30 enero, 2023 00:00Hace cuatro años, la investidura de Ada Colau --que desbancó al ganador Ernest Maragall como alcalde gracias al apoyo de Manuel Valls-- demostró que las dinámicas municipales, sobre todo en Barcelona, nada tienen que ver con las parlamentarias. Que la líder de una confluencia de izquierdas pactara con el entonces cabeza de lista de un grupo liberal causó una gran sorpresa que el tiempo --pero no la hemeroteca-- ha mitigado.
Hoy, el independentismo se vuelve a conjurar para convertir Barcelona en la capital de la futura “república catalana”. Pero en estos cuatro años han pasado muchas cosas y los comicios pondrán a las fuerzas secesionistas, en horas bajas, ante el espejo.
Así, mientras la candidatura de Xavier Trias ha dado una tregua a la guerra entre Junts per Catalunya (JxCat) y PDECat, lo que puede beneficiar al exalcalde, Esquerra se ha propuesto acceder a sus antiguos socios del Govern de la Diputación de Barcelona, que es la pieza más cotizada de las elecciones municipales, aunque temen llegar desfondados a los comicios. Por su parte, la CUP tiene muchas posibilidades de volver a entrar en el consistorio.
Neoconvergentes divididos
Los neoconvergentes llegan a la cita electoral divididos, una vez consumada la ruptura entre JxCat y PDECat. Sin embargo, todavía no está decidido si el partido de David Bonvehí se presentará a las elecciones. De hecho, ambas partes siguen negociando, pues “ir en contra de Trias no es una buena estrategia. No solo divide el voto, sino que limita las posibilidades de que el PDECat tenga cargos en la Diputación”, explican fuentes soberanistas.
Desde el PDECat aseguran que se sigue negociando, pero no en términos de reparto de sillas en la entidad supramunicipal, que ahora cogobiernan PSC y Junts. Mucho se ha especulado con las posibles candidaturas de Santi Vila y Sandro Rosell para reforzar la apuesta catalanista, pero el primero no puede ser candidato porque todavía tiene problemas con la Justicia --los bienes de Sijena-- y el segundo ha renunciado.
La candidatura de Trias ha generado grandes expectativas respecto a un voto, el catalanista, huérfano desde la desaparición de CiU. El exalcalde ha arrancado la precampaña escondiendo las siglas de su partido, sabedor de que, actualmente, Junts es sinónimo de confrontación y de un independentismo que ya no genera las adhesiones del pasado. Trias ofrece moderación, y ahí es donde surgen muchas preguntas, como por ejemplo si Laura Borràs --partidaria de la independencia unilateral y que será juzgada por corrupción-- hará campaña con el cabeza de lista.
Asaltar la Diputación
ERC se ha propuesto asaltar la Diputación de Barcelona y para ello necesita tener un buen resultado en los comicios de mayo. Presidir la Generalitat le ha permitido extender su presencia territorial, pero las encuestas no apuntalan esa remontada necesaria, especialmente en el área metropolitana. La mayoría de los estudios realizados para Metrópoli predicen un triple empate o una situación muy ajustada entre Colau, Jaume Collboni (PSC) y Maragall. Sin embargo, el sondeo de La Vanguardia da como ganador a Trias, en detrimento de ERC, que baja a un cuarto puesto. También le ven vencedor otros sondeos de El Nacional y El Periódico.
Es pronto para analizar el impacto del acuerdo presupuestario de Pere Aragonès con el PSC. Pero lo cierto es que su gobierno en minoría está siendo convulso, pues coincide con el entierro del procés y la desmovilización del activismo separatista.
Es obvio que la presencia del exalcalde en la contienda perjudica a los republicanos, pero el tiempo dirá si hasta el punto de relegar tanto a ERC, que hasta ahora estaba sacando rédito de su giro moderado, esto es, de su defensa de un independentismo pragmático, basado en el diálogo. Algo que también predica Trias, lastrado, sin embargo, por sus propias contradicciones: puso como condición para ser candidato que Junts no saliera del Govern. Y se le recuerda como el edil que regaló Can Vies a los okupas, un fenómeno que su partido ha prometido combatir a modo de eje de campaña y como arma electoral contra Esquerra.
La CUP recupera posiciones
Por su parte, la CUP tiene posibilidades de volver a entrar en el Ayuntamiento de Barcelona, del que salió en 2019. Los antisistema se nutren del votante independentista más esencialista, contrario a las negociaciones de ERC con el Gobierno español --ha roto un pacto de investidura con Aragonès-- y al conservadurismo de Junts. Se trata de un partido eminentemente municipalista que experimenta subidas en la mayoría de las encuestas.
Tanto ERC como la CUP compiten en voto con los comunes en unas elecciones planteadas en clave antiColau por la mayoría de formaciones. Algo que, en contra de lo pretendido, puede beneficiar a la actual alcaldesa, pues sigue siendo la opción favorita de un electorado joven y desencantado.
Así pues, la gran cruzada del independentismo en Barcelona es, una vez más, poner el acento en cuestiones identitarias o en los problemas que realmente preocupan a los ciudadanos. Dicho de otra manera, qué tipo de propuestas son vistas como voto útil en el amplio sentido de la palabra.