Tres huelgas en sectores clave pondrán a prueba esta semana al gobierno en minoría de Pere Aragonès. Los profesionales de la sanidad, la educación y los taxistas paralizarán este miércoles Cataluña con el fin de presionar al Govern en plena negociación de los presupuestos de la Generalitat, que llevan bloqueados desde hace semanas a la espera de un acuerdo con el PSC sobre la B-40.
De esta forma, médicos, profesores y taxistas dejarán en evidencia la debilidad del Ejecutivo de ERC, que se sostiene con solo 33 diputados tras la salida de Junts del gobierno autonómico y que, hoy por hoy, no cuenta con los recursos para hacer frente a las promesas de mejora de sus condiciones laborales. Ambas huelgas contarán, además, con la complicidad de los taxistas, que prevén colapsar Barcelona con más de 5.000 vehículos en la Gran Via, una de las principales arterias de la ciudad.
La B-40, escollo en los presupuestos
Las distintas entidades han hecho coincidir sus convocatorias para unir fuerzas contra un Govern que consideran “no ha dado respuesta” a sus reivindicaciones. Por eso, quieren jugar la última carta que tienen encima de la mesa para presionar a Aragonès, quien debe mover ficha para que Cataluña tenga presupuestos lo antes posible.
Algo que sólo sucederá si desde ERC ceden a una de las condiciones del PSC: la construcción de la B-40, el llamado cuarto cinturón. Asimismo, desde los sindicatos advierten del papel de los socialistas y apuntan a que es “clave” para presionar a los republicanos. “Tienen un papel importante, tanto para tumbar los presupuestos como para presionar aprobándolos para añadir nuestras reivindicaciones”, expresan.
Los médicos salen a la calle
Los médicos catalanes calientan motores para dos jornadas de movilizaciones. Unos 25.000 facultativos están llamados a secundar una huelga convocada por el sindicato Metges de Catalunya para los días 25 y 26 de enero contra la precariedad laboral y los fallos estructurales que presenta el sistema sanitario público en Cataluña. A pesar de las últimas negociaciones 'in extremis' con el Departamento de Salud, la organización sindical mantiene los paros ante la falta de "concreción" por parte de la Administración a la hora de proponer medidas.
En vísperas de la huelga, el sindicato ultima la preparación de dos grandes manifestaciones que pintarán de blanco las calles de Barcelona a lo largo de la mañana del miércoles y el jueves. Dos concentraciones a las que se sumarán también las enfermeras y otros profesionales del sector sanitario, aunque cada colectivo con sus propias reivindicaciones.
Servicios mínimos
Los servicios mínimos establecidos por la Generalitat garantizarán el normal funcionamiento de las urgencias y de las unidades especiales, entre las que se encuentran los cuidados intensivos, coronarias, hemodiálisis y neonatología. Un decreto que Metges de Catalunya ha impugnado al considerar que los médicos residentes (MIR) deberían quedar excluidos de los servicios mínimos al no formar parte de la plantilla.
Uno de los problemas más graves que denuncia el colectivo médico --y el resto de profesionales sanitarios en general-- es la falta de profesionales, una situación que se verá agravada por la jubilación de 9.000 facultativos catalanes en los próximos años. Todo ello sumado a unas listas de espera que se sitúan en cifras históricas, problemas de accesibilidad a la asistencia médica, y a unas "precarias" condiciones laborales, denuncian los trabajadores.
Los profesores, de nuevo contra Cambray
El conflicto de los docentes contra el conseller de Educación, Josep Gonzàlez-Cambray, no es nuevo. Hay que remontarse a marzo de 2021 cuando los sindicatos educativos convocaron nueve jornadas de huelga que sólo se desconvocaron tras acordar el retorno de la hora lectiva y con la condición de negociar el resto de mejoras laborales antes de que finalizase el trimestre escolar.
Pero esta vez las negociaciones no han dado sus frutos y, por eso, los sindicatos han convocado nuevos paros contra el que consideran el conseller que “más rápido ha dilapidado su autoridad”, pues sus políticas “incompetentes” han sido criticadas por toda la comunidad educativa, aseguran las fuentes consultadas.
Ruptura de la unidad sindical
Sin embargo, la huelga educativa no nace con la misma unidad sindical de la que presumían hace meses. De hecho, los portavoces de algunas organizaciones han expresado cierto malestar con Ustec, que convocó primero la huelga sin contar con el apoyo del resto y bajándose de las conversaciones con la consejería. Unas acusaciones de las que se defienden: “Lo hicimos con la voluntad de provocar, se ha demostrado que solo mueven ficha cuando anuncias paros”.
Según ha podido saber este medio, los profesores iniciarán sus movilizaciones con piquetes que cortarán las principales vías de acceso, seguido de una manifestación que arrancará en la plaza Sant Jaume y concluirá en el Parlament, donde exigirán un acuerdo presupuestario. No obstante, por ahora los profesionales se muestran esperanzados de que la conselleria convoque una reunión in extremis con propuestas que frenen las movilizaciones.
Los taxistas colapsarán Barcelona
A los sanitarios y profesores se suman los taxistas, que hace unos días anunciaron que se sumarán a la convocatoria del 25 de enero tras conocerse que un total de 1.170 de conductores de VTC podrán seguir circulando durante 2023 sin que les afecte la nueva normativa que entró en vigor en Cataluña el pasado 1 de enero.
Se espera que la Ciudad Condal quede paralizada durante, al menos, cuatro horas por la mañana, en la que los conductores bloquearán la Gran Via con más de 5.000 vehículos. El líder de Élite Taxi, Tito Álvarez, ya lo advirtió: “El miércoles se va a liar, esto no lo para nadie”.
Los taxistas se reunieron durante dos horas este martes, sin éxito, con los responsables del ramo de la Generalitat. Mantienen el paro de este miércoles y, durante la movilización, votarán en asamblea si levantan también las movilizaciones previstas ante la feria ISE de Barcelona.
Con todo, la triple huelga de esta semana servirá para evidenciar la debilidad parlamentaria de Pere Aragonès para gobernar en solitario, así como su incapacidad para desbloquear unos presupuestos que aumentan el gasto en más de 3.000 millones en un momento de recesión económica.