Las "malas" decisiones que ha tomado el conseller de Educación, Josep Gonzàlez-Cambray (ERC), han acabado con la paciencia de muchos directores de escuelas catalanas, que han protagonizado una espantada. En declaraciones a Crónica Global aseguran que no están dispuestos a renovar sus cargos al sentirse siempre en el punto de mira de la consejería: "No llegamos a todo, faltan recursos y cada vez nos aprietan más", explica el director de un instituto de Vilanova i la Geltrú (Barcelona). Después de tres años, no optará a la reelección al considerar que los responsables de los colegios están "desprotegidos".
Cambray ha provocado el descontento de toda la comunidad educativa. Este enfado se visualizó durante el curso pasado --y se prevé que suceda de nuevo-- en las calles de Cataluña a través de huelgas y movilizaciones en contra de sus políticas y de su modus operandi, que consistía en anunciar cambios en el sistema a través de los medios de comunicación y sin comentarlos previamente con los afectados.
Una "sobrecarga de trabajo" inasumible
La "mala gestión" de la pandemia en las aulas, el avance del calendario escolar, el cambio en los currículums, la aplicación del 25% de castellano y la reducción de la hora lectiva a mitad de curso son solo algunas de las cuestiones que han generado una "sobrecarga de trabajo" que ha obligado a los directores a replantearse si quieren continuar al frente de las escuelas. El todavía responsable del centro lo tiene claro, pues ni siquiera el sueldo --más elevado que el del resto de compañeros-- le recompensa para continuar ejerciendo. "El plus no es suficiente, tendríamos que cobrar mucho más", asegura.
Sin embargo, reconoce que el económico no ha sido el motivo que ha propiciado su renuncia: "Es un cúmulo de circunstancias. Los directores tenemos la responsabilidad total de todo lo que pasa", expresa en una conversación con este medio.
El 25%, la gota que colma el vaso
Desde los sindicatos entienden que cada vez haya menos profesores dispuestos a ejercer esa responsabilidad, ya que la Consejería de Educación les deja "desamparados". Esto se ha visto especialmente en la cruzada que ha mantenido el titular del departamento con el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) en relación al 25% de castellano. Cambray prometió "protección jurídica a los directores" que eliminasen este porcentaje reconocido por sentencia judicial, pero ésta nunca llegó. Y es que cabe recordar que las órdenes de aplicarlo son nominales. Es decir, van dirigidas a las direcciones y no al Gobierno catalán.
Pero no es la única razón que ha motivado que muchos responsables quieran volver a ser docentes rasos. Avanzar el curso escolar al 5 de septiembre ha provocado que "el curso no esté bien organizado", el cambio curricular y la reducción de la hora lectiva a mitad de curso "han generado un caos muy bestia", asegura el dirigente, que está contento por su decisión, pero a la vez se siente "decepcionado" porque ostentar el cargo no es lo que esperaba.
El muro de contención
Ser director en Cataluña no está bien pagado. "Hoy tener ese cargo no es atractivo para el colectivo docente", dice, pues deben hacer frente a los cambios constantes del departamento y a otros dolores de cabeza, como el coste de la factura energética, que "no hace más que aumentar". Los colegios e institutos que tienen vacante este puesto podrán elegir al nuevo responsable de cara al próximo curso a través de un concurso de méritos que finalizará el 30 de junio de 2023.
En todo caso, los candidatos para ser nombrados tendrán que tener en cuenta que "son la primera línea de la Administración", avisan los sindicatos. Pues, guste o no, son el muro de contención de las decisiones que ellos no han tomado, pero que tienen que acatar.