La factura energética lleva al límite a los institutos: “La solución será ir con mantas”

Los directores de los institutos tendrán que hacer malabares para pagar la factura energética. Y es que este invierno se prevé todavía más complicado que el anterior debido a la subida del precio de la energía, que ahoga a los responsables de los centros. Algunos consultados por Crónica Global prevén triplicar las cifras, por lo que se han visto obligados a tomar medidas drásticas. Y avisan: si la Conselleria de Educación no toma cartas en el asunto para que los colegios sean eficientes energéticamente, "la solución será ir con mantas y abrigos a clase". 

Son muchos los directores que esperan la factura de enero con inquietud. Para evitar sustos, algunos han reducido el encendido de la calefacción a una hora al día por la mañana, cuando lo habitual son tres. Los más afectados son, sobre todo, los centros de educación secundaria, pues cabe recordar que la factura de los de primaria corre a cargo de los ayuntamientos, mientras que en los otros son ellos quienes la asumen.

Un aula vacía en un colegio, cuyos profesores se quejan de que el presupuesto destinado a educación es "insuficiente y decepcionante" / EP

Los centros de FP, ahogados

Es cierto que el conseller Josep Gonzàlez-Cambray se ha comprometido a dotar a los institutos de 6,5 millones extraordinarios para que no tengan que "sufrir por calentar sus aulas". Sin embargo, los sindicatos lamentan que lo haya hecho sin tener una previsión de "cuál será la temperatura y el importe de las facturas". 

En los centros de Formación Profesional (FP) la situación es todavía peor, asegura Jesús Martín, miembro de la junta de personal de Barcelona comarcas y Penedès. Pues tienen maquinaria que debe estar enchufada todo el año, como por ejemplo en el grado de hostelería, donde hay frigoríficos, congeladores, etcétera. 

Eficiencia energética

Como se pudo evidenciar el pasado verano, los colegios no son eficientes energéticamente. En época estival, los alumnos se asaron en las aulas y el Departamento de Educación se vio obligado a enviar ventiladores para combatir las reiteradas olas de calor. En invierno sucede todo lo contrario. Por eso, las mismas voces creen que la solución pasa por rehabilitar los centros, climatizándolos adecuadamente, y construir nuevos. 

Maquinaria de un grado de formación profesional / F.X. LLUCH I RAFECAS

El aumento del gasto sería menor si los edificios públicos fuesen energéticamente eficientes y si se evitasen derroches de energía, sobre todo en algunos institutos cuyas instalaciones están "en ruinas". Habilitar doble vidrio para un mejor aislamiento o instalar sistemas de calefacción con energía alternativa son algunas de las opciones que plantean. 

Pero lejos de lo que se pueda pensar, este problema de aislamiento no sólo ocurre en los centros antiguos, también en los de nueva creación. Lo confirma la responsable del área de políticas educativas y FP de CCOO de Cataluña, Rosa Vilaró: "Hemos encontrado edificios que, en verano, los últimos pisos que están muy soleados y no se les ha podido aislar, hace muchísimo calor hasta el punto de no poder dar clase; y en invierno es al revés, si son zonas donde hay niebla o heladas importantes".

La falta de inversión

Por su parte, Xavier Pérez del mismo sindicato considera que la subida del precio de la energía ha servido para destapar un problema que existe desde hace años: la falta de inversión. Por eso, las distintas voces celebran que el president de la Generalitat, Pere Aragonès, anunciase una inversión de 102 millones de euros de los fondos Next Generation para mejorar la eficiencia energética y el confort térmico de los colegios.

No obstante, la ven una cifra insuficiente: "Desde CCOO insistimos en que esta necesidad se ha cronificado fruto de la poca inversión del Departamento y lamentamos que los alumnos y el personal hayan tenido que trabajar todos estos años con condiciones que incumplen la normaliva", agrega Vilaró. 

Subida del precio de materiales

En la otra cara de la moneda se encuentran las empresas que deben construir los edificios haciendo frente al aumento de los precios. Uno de estos casos es el de la escuela Jacint Verdaguer de La Granada (Barcelona), donde estaba previsto cambiar un edificio viejo que tiene humedades por uno nuevo. "A 15 días de la inauguración, el empresario hizo fallida y las empresas suministradoras de material se retiraron", explica Martín, que lamenta que, con el incremento de precios del material y la energía, los constructores que fueron hace años a un concurso público a un precio más bajo, no han podido soportar los costes. 

Construcción de un edificio / EP

Con todo, la Conselleria de Educación tendrá que ponerse las pilas para que los menores estudien en condiciones óptimas, tanto en verano como en invierno. Mientras tanto, los abrigos son una prenda imprescindible en algunas aulas catalanas.

Un hecho que se pudo evidenciar en el instituto Pompeu Fabra de Badalona --donde la mayoría de las ventanas están estropeadas--, cuando un grupo de alumnos dedicó el villancico Desembre congelat (Diciembre congelado) al president y al conseller mientras soportaban las bajas temperaturas en clase.