Viene siendo ya un clásico electoral que el espacio catalanista que quedó huérfano tras la conversión de CDC en una formación independentista cotice al alza y dé lugar a la aparición de confluencias o nuevas siglas. Ha vuelto a ocurrir. El PDECat ha registrado la marca Espai CiU con vistas a aglutinar al Partit Nacionalista de Catalunya (PNC). Sus respectivos líderes, David Bonvehí y Marta Pascal, que han dejado atrás sus desavenencias, se han aliado en este enésimo intento de pilotar ese nacionalismo moderado, en el que cuentan con Convergents, formación impulsada por Germà Gordó. Pero chocan con algo muy importante: la falta de financiación.
Según ha podido saber Crónica Global, el PDECat confiaba en el apoyo de Foment del Treball para arrancar Espai CiU. De hecho, los promotores de este partido habían asegurado que se había avanzado en ese respaldo. Pero la patronal niega categóricamente que esté involucrada en el proyecto, lo que no sería incompatible con que algunas de las decenas de empresas que forman parte de la misma, a título particular, se decidan a sufragar los gastos de la recién nacida formación, con sede en el número 441 de la avenida Diagonal de Barcelona, donde el diputado del PDECat en el Congreso, Genís Boadella, tiene su despacho.
Como presidente figura Mateu Comalrena de Sobregrau, miembro de la ejecutiva del partido con funciones de secretario de Estrategia del Mundo Rural. Por su parte, Pascal estaría utilizando sus contactos en Madrid para lograr esa financiación.
Al borde del concurso de acreedores
Como se sabe, PDECat tiene graves problemas de financiación y se ve obligado a hacer equilibrios para no entrar en concurso de acreedores. Los únicos ingresos que tiene actualmente para mantener el partido son los procedentes del grupo parlamentario en el Congreso, que son destinados a pagar los tres Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) presentados y deudas de proveedores.
Tiempo atrás, Bonvehí y Àngels Chacón habían negociado la creación de Centrem, también llamada a aglutinar ese espacio catalanista. Pero las exigencias del PDECat de mantener sus derechos electorales, que impedían pasar página de los problemas judiciales relacionados con el caso 3% --los jueces identifican plenamente CDC con PDECat--, unidos al desmarque del PNC --Pascal alegó discrepancias ideológicas, aunque otras fuentes aseguran que fue una cuestión de rivalidad por el liderazgo--, frustraron ese proyecto.
Sin embargo, fueron los preparativos de la nueva marca Espai CiU, realizados a espaldas de Chacón desde hace meses, los que llevaron a la exconsejera de Empresa a abandonar la política.
Los movimientos internos en Junts
Desde PDECat se alegó que, con ese registro, se intentaba evitar que cualquier otro movimiento o plataforma se hiciera con las siglas de CiU. Oficialmente, Espai CiU se dio de alta el pasado 11 de octubre, cuando ya se había consumado la salida de Junts per Catalunya (JCat) del Govern, así como la división interna en este partido, donde exconsellers, alcaldes y cargos territoriales expresaron su rechazo a la ruptura con ERC. Surgen entonces contactos entre ex altos cargos con vistas a la creación de un movimiento dentro del partido. Entre ellos, como avanzó este medio, se encuentra el exsecretario general de Economía, Jordi Cabrafiga.
De ese interés por rearmar esa Convergència dan cuenta los contactos que, como publicó Crónica Global, ha mantenido Jordi Pujol con dirigentes como Artur Mas, Xavier Trias o Jaume Giró, con la finalidad de salvaguardar su legado. Todos ellos comparten una preocupación por la deriva de Junts, lastrada por la radicalidad de Laura Borràs y su polémico escudero, Francesc de Dalmases, que ha dimitido como vicepresidente de la formación por su mal comportamiento con una periodista, confirmado por un informe interno.
No es de extrañar que, en ese río revuelto, el PDECat intente de nuevo pescar al electorado catalanista y moderado que, hoy por hoy, tiene como principales referentes a ERC y PSC. Pero Bonvehí ha vuelto a estrechar relaciones con Pascal, quien ha asistido ya a actos conjuntos, para sorpresa de la militancia de su antiguo partido. Atrás quedan sus desavenencias, que se remontan a la pugna por el liderazgo de la fuerza centrista. La líder del PNC mantiene todavía contactos con empresarios madrileños, establecidos cuando apoyó la moción de censura contra Mariano Rajoy, y que propiciaron el acceso del socialista Pedro Sánchez a la presidencia del Gobierno.
Sin embargo, indican fuentes soberanistas, “la apuesta segura de quienes pueden financiar un partido centrado es, ahora mismo, ERC y PSC, grupos mayoritarios que quizá estén condenados a entenderse. Y los movimientos en Junts hacia posiciones moderadas hacen muy difícil que Espai CiU prospere”.