Los riesgos del albergue de toxicómanos para la escuela que el ayuntamiento admite en sus planes
A pesar de que los responsables municipales niegan posibles problemas para los niños del colegio Mas Casanovas, sus borradores de trabajo para “reducir el impacto” los prevén de forma implícita
27 enero, 2022 00:00“No hay riesgos”. Con esa contundencia se expresaban la semana pasada los responsables del Ayuntamiento de Barcelona y de la Associació Benestar i Desenvolupament (ABD) en la presentación del albergue para medio centenar de personas sin hogar adictas al alcohol y las drogas que a partir del próximo marzo ubicarán justo delante de la escuela Mas Casanovas. De este modo respondían la concejal de Salud, Gemma Tarafa, y el director del área de Drogas de dicha entidad, Josep Rovira, a los temores de los vecinos, padres y madres de este colegio de infantil y primaria considerado de Alta Complejidad, alarmados por los problemas de inseguridad, convivencia e higiene denunciados por vecinos de este mismo centro de toxicómanos en los alrededores de su actual sede provisional en el barrio de Les Corts. Como, por ejemplo, el consumo de drogas en la calle, el efecto llamada sobre otros toxicómanos que no residirán en el centro, las bullas o las jeringuillas y otros residuos tirados en la calzada.
Los propios planes del Ayuntamiento de Barcelona dan a entender, de forma velada y sin citarlas explícitamente, la posibilidad de que esas situaciones o similares puedan darse ahora junto a la escuela del barrio del Baix Guinardó, a la cual acuden cientos de niños de 3 a 12 años de edad.
Así se desprende del Plan de Actuación para la Prevención en el Espacio Público y Alrededores de Equipamientos. Un documento de trabajo de un par de folios sobre el cual ha empezado a trabajar el Distrito de Horta-Guinardó en relación al albergue para personas sin hogar toxicómanas que se instalará en el Hotel Aristol, en el chaflán de las calles Cartagena y Mas Casanovas. Un edificio, por otra parte, de menores dimensiones que la actual sede provisional del equipamiento para personas sin hogar en el albergue de la Fundación Pere Tarrés, donde los residentes disponen de un amplio espacio exterior privado para su propio uso tanto dentro como fuera del edificio. Algo que no se dará en su nuevo emplazamiento, pues sus puertas dan directamente a la calle.
Retirada de bancos y vigilancia de párkings
Así, ese embrionario documento municipal contempla una serie de medidas como la “activación inmediata” de servicios municipales y de “gestión en el espacio público” que, hasta ahora, no habían sido necesarios en los alrededores de la escuela. Empezando por una “prospección de entornos” para realizar “modificaciones que faciliten una reducción del impacto del nuevo equipamiento”. Entre ellas, la “ubicación estratégica de los bancos, accesos a párkings de las comunidades vecinales, saturación de los espacios con facilidad para las dinámicas de permanencia” y el refuerzo de la iluminación artificial. Un trabajo que, según dicho borrador, “se desarrolla con los servicios técnicos del Distrito de Horta-Guinardó”.
Asimismo, también se contempla una “coordinación constante con servicios del territorio y de salud pública” para valorar propuestas “con el objetivo de reducir al máximo el posible impacto del nuevo equipamiento según se vaya viendo la evolución”.
Más Guardia Urbana y educadores
Por lo que respecta al caso concreto de la escuela Mas Casanovas --ubicada a apenas diez metros del albergue para personas sin hogar toxicómanas--, ese borrador contempla otras medidas como el “refuerzo de educadores en las horas de entrada y salida del alumnado coordinado por el Distrito”; una “coordinación y seguimiento con servicios de Guardia Urbana”; una “revisión de los visuales del nuevo centro hacia la escuela (ventanas y otros puntos)” --el Hotel Aristol está justo delante del colegio, con vistas directas sobre su edificio y su patio--; y un “refuerzo de los servicios de limpieza de la zona”, entre otros. Así como también “medidas similares” sobre otros equipamientos “a medida que se prevean o detecten incidencias”.
Posible consumo de droga en la calle
Ese documento de trabajo municipal también contempla que la “Guardia Urbana establecerá una observación más cercana que actualmente sobre el entorno y con respuesta rápida ante algún conflicto, aunque no se relacione directamente con el equipamiento, justo para identificar la fuente del conflicto y discernir si se tiene que abordar desde el equipamiento o bien desde otro servicio”. Así, también se apunta que “el equipo que trabaja en el centro estará atento al espacio público cercano” y “hará observación comunitaria en la proximidad”.
Otra de las partes implicadas en este borrador municipal de prevención de riesgos es la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) --ente dependiente del ayuntamiento y de la Generalitat, presidido por la propia Tarafa--, del cual se afirma que “podrá destinar educadores de intervención en el espacio público para drogodependencias si en el entorno se detectan situaciones de consumo”. Un consumo de drogas callejero que, según vecinos de Les Corts, ya se ha producido en los alrededores de la Fundación Pere Tarrés en los últimos meses.
Efecto llamada
La posibilidad de que se dé un efecto llamada sobre otros toxicómanos que no podrán residir en el centro se evidencia en otro punto del plan, dedicado al “servicio de atención” a los sintecho, y que habla de realizar “prospecciones en el entorno del equipamiento antes y después de su apertura para valorar el impacto de pernoctas a su alrededor, contacto con las personas que pernoctan y ofrecimiento de recursos de la red”.
Del mismo modo, también resulta chocante que, al mismo tiempo que los responsables del Ayuntamiento de Barcelona y de ABD niegan los posibles riesgos para los niños del colegio y los vecinos de la zona, el documento de trabajo municipal admita que el Distrito de Horta-Guinardó “habilitará un mail específico para atender cualquier incidencia que puedan tener el vecindario, la escuela Mas Casanovas, comercios, etcétera”. Así como la composición de una “mesa de seguimiento” específica compuesta por “equipos técnicos municipales y por representantes vecinales y de los equipamientos cercanos" y otras entidades.
"Desconocimiento"
A pesar de todas estas previsiones del plan de trabajo, Tarafa aludió a los temores de vecinos y familiares de la escuela Mas Casanovas --que reclaman la reubicación de este albergue en otro lugar alejado de centros educativos-- afirmando en la presentación del pasado martes que ante equipamientos de estas características “suele haber inquietudes y miedos, es lógico ante el desconocimiento. Es un proceso que tenemos que acompañar bien", apuntó la concejala de Salud, asegurando que se creará una comisión se seguimiento "con todos los implicados".
La dirigente de los comuns, por otra parte, considera que el hecho de que una ordenanza municipal de 2016 impidiera ubicar centros de consumo de cannabis a menos de 100 metros de las escuelas no guarda ningún paralelismo con la apertura ahora de un albergue para toxicómanos con sala de venopunción y consumo en su interior, a escasa distancia de un colegio, aduciendo que en este caso “los riesgos ambientales no existen”. Sin embargo, a finales del pasado septiembre, una vecina de Les Corts aseguraba haber visto a personas fumando presuntamente heroína en la calle. Una situación que se habría producido incluso pasando por las inmediaciones un grupo de niños de una escuela cercana, según Metrópoli Abierta.
Medidas contra la inseguridad en el Pleno de Les Corts
Asimismo, de los problemas de convivencia e higiene generados en los alrededores de la actual sede en el albergue de la Fundación Pere Tarrés --y de la constancia de los mismos por parte de los dirigentes políticos-- da cuenta también el hecho de que el tema se abordó el pasado 5 de octubre en el Pleno del Distrito de Les Corts, en el cual diversos partidos reclamaron más vigilancia y presencia policial, lo cual se aprobó, y así se hizo. Los propios vecinos, además, trasladaron sus quejas a representantes de formaciones como ERC, JxCat y PP en sus visitas por el barrio. Entre ellos, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, el concejal Ernest Maragall o el conseller de Educación Josep Gonzàlez Cambray, según muestra el perfil vecinal de Twitter @ladecaldeu.
Por otra parte, vecinos de Les Corts también han expuesto quejas a través de instancias al Ayuntamiento de Barcelona. Entre ellas, una de mediados de septiembre para pedir “un aumento de la seguridad en la zona”, y que incluía una recogida de firmas. Entre los hechos que exponían se encontraban la detección de consumo de alcohol y drogas en la calle y otros conflictos de convivencia, algunos por la noche causados presuntamente por “personas con problemas de adicciones que no tienen plaza en el centro y duermen por los alrededores”.
El malestar vecinal en el Baix Guinardó por la inflexibilidad y el rechazo del Ayuntamiento de Barcelona a ubicar el albergue en otro lugar alejado de escuelas ya ha dado lugar a protestas en el barrio. La semana pasada, unas 200 personas se concentraron ante la sede del Distrito de Horta-Guinardó para pedir su reubicación, y esta tarde a las 18:00 h volverán a manifestarse en el mismo lugar.