Las dudas de Salvador Illa al reorganizar el PSC
La designación del nuevo secretario de organización, así como el futuro de Núria Marín y Teresa Cunillera, son las grandes incógnitas de cara al congreso de diciembre
5 noviembre, 2021 00:00El PSC atraviesa un momento dulce, pero también un futuro con algunas incógnitas. Al igual que el PSOE, que celebró un congreso plácido a mediados de octubre, no se esperan grandes sorpresas del cónclave que los socialistas catalanes tienen previsto para los días 18 y 19 de diciembre. Los liderazgos están claros, tras la renuncia de Miquel Iceta a la primera secretaría, que ocupará Salvador Illa. No así dos cargos orgánicos, uno fundamental para la gestión del partido y otro que tiene un carácter más institucional, abocado a un relevo complejo. Se trata de la secretaría de organización del PSC, que ocupa el propio Illa, y la presidencia de la formación, cargo que ostenta Nuria Marín. Si a esta situación se añaden las normas de paridad, las dificultades se acentúan.
El partido reconoce a Illa su enorme capacidad para gestionar la formación socialista, incluso en los momentos más convulsos, cuando las famosas dos almas del PSC, la soberanista y la autonomista, luchaban por imponerse. De ahí que su sustituto en esa gestión se haya convertido en la gran incógnita. Y que incluso se conjeture sobre la posibilidad de que el jefe de la oposición designe a un sustituto, pero siga controlando ese negociado en la sombra. Consultado por Crónica Global, el propio Illa asegura que no tiene “previsto cerrar nada hasta el congreso mismo”.
¿Una balsa de aceite?
Sin masa crítica interna, como sí la hubo en anteriores etapas del PSC, la decisión de Illa está llamada a ser bien acogida. Tampoco sería exacto decir que el partido es una balsa de aceite. De hecho, aseguran que la despedida de Iceta de la militancia se saldó con algún que otro roce con Illa en los turnos de intervención. Asimismo, algunas fuentes apuntan a una posible sustitución de la delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera, por diferencias con el propio Illa, algo que no tiene confirmación oficial.
Tampoco hay novedades sobre el futuro de Núria Marín, alcaldesa de L’Hospitalet de Llobregat y presidenta de la Diputación de Barcelona. Dos cuestiones amenazan la continuidad de esta líder metropolitana, que en el último congreso del PSOE cayó de la ejecutiva nacional: su imputación en un supuesto caso de malversación y apropiación indebida en el Consell Esportiu de su ciudad, y la necesidad de que Iceta ostente una presidencia institucional. El partido busca el modo de evitar que ese reemplazo sea interpretado como una consecuencia de la imputación de Marín. “El PSC nunca deja tirado a nadie, dudo mucho de que la salida de Marín no sea digna”, explica un dirigente del partido.
¿Una vicesecretaría?
Por ello, algunas fuentes hablan de la creación de una vicesecretaría a la medida de Iceta, a la espera de ver cómo evoluciona la causa judicial. Un nuevo cargo que algunos miembros del consejo nacional del PSC no acaban de ver claro. De que la situación de Marín en el partido resulta, cuando menos, incómoda, dan fe la distancia que Pedro Sánchez y la alcaldesa mantuvieron en las elecciones catalanas del 14F. El presidente del Gobierno evitó la foto con Marín.
Lo cierto es que Illa está llevando a cabo la renovación de su partido sin estridencias, al tiempo que el PSC gana peso en el PSOE. Junto a Marín, quedaron fuera de la ejecutiva el alcalde de Viladecans, Carles Ruiz, y el secretario general para el reto democrático, Paco Boya. Los representantes del PSC en la nueva ejecutiva de Pedro Sánchez pasan de tres a cuatro: la portavoz del Grupo Socialista en el Senado, Eva Granados; la diputada en el Congreso Montse Mínguez; el waterpolista Víctor Gutiérrez y el miembro de UGT Manuel García Salgado.
Paridad
En Cataluña, cobra fuerza como número dos Alícia Romero, portavoz en el Parlament, uno de los nombres que, atendiendo a las normas de paridad, han sonado como secretaria de organización, al igual que Sonia Guerra, diputada en el Congreso y miembro de la poderosa federación socialista del Baix Llobregat.
A pesar del llamado efecto Illa, con el que se acuñó el revulsivo que llevó al PSC a ganar las elecciones con el exministro de Sanidad como cabeza de lista –la alianza independentista, sin embargo, le impidió gobernar–, en el partido se comenta lo obvio: que Illa no puede asumir todos los cargos. Los socialistas están convencidos de que será en el futuro presidente de la Generalitat, por lo que “quemarlo” como candidato a la alcaldía de Barcelona, como desearían determinados sectores empresariales, no es una opción. Y que necesita designar a una persona que coja las riendas del partido, es decir, un secretario de organización.