Enrique Lacalle (Ecuestre), Jaume Collboni, Antonio Delgado (Ecuestre) y Maurici Lucena / CE

Enrique Lacalle (Ecuestre), Jaume Collboni, Antonio Delgado (Ecuestre) y Maurici Lucena / CE

Política

El empresariado catalán teme el fracaso de la ampliación del aeropuerto de El Prat

El tejido económico expresa su ansiedad ante un escenario de apoyo de Aena y las dudas de la Generalitat y el rechazo de la alcaldesa Ada Colau

19 julio, 2021 00:00

Temor a un fracaso, que acelere lo que se considera ya como un proceso de decadencia de Barcelona y, por tanto, del conjunto de Cataluña. Esa es la percepción del empresariado catalán, que reclama la ampliación del aeropuerto de El Prat porque lo considera como un asidero que debe permitir un salto adelante en la economía catalana. Es una expresión de “ansiedad”, según las fuentes consultadas, tras todos los años de proceso independentista, al comprobar que no ha servido de nada y que ha paralizado al conjunto de la autonomía.

Las patronales Foment y Pimec avalan la ampliación, y, de hecho, el conjunto del tejido económico, que se expresó en un acto reciente en Esade. El acto la pasada semana en el Círculo Ecuestre, con la presencia del presidente de Aena, Maurici Lucena, y del primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, Jaume Collboni, mostró, sin embargo, esos temores al vislumbrar que la Generalitat que preside Pere Aragonès no parece predispuesta, y que la propia alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, mantiene todos sus recelos.

Conciencia del desastre del independentismo

Pero hay algo más que ese temor a que se impida la inversión de 1.700 millones de euros que Aena ha previsto para la ampliación. Esa ansiedad del empresariado catalán se puede ilustrar con una idea muy gráfica: cuando se llega tarde a una cita, se corre todo lo que se puede con la ilusión de que esa velocidad permitirá que el reloj se pare, o que, incluso, el tiempo vaya hacia atrás. El ejemplo, compartido con las fuentes consultadas, hace referencia a la posición del poder económico durante el proceso independentista. “Se ha tomado conciencia del desastre de los últimos años y se quiere ir hacia delante con mayor velocidad, a partir de oportunidades como la ampliación del aeropuerto o del evento de los Juegos Olímpicos de Invierno”, señala el economista Jordi Alberich.

Los representantes empresariales en el acto de Esade a favor de la ampliación de El Prat / CG

Los representantes empresariales en el acto de Esade a favor de la ampliación de El Prat / CG

Esa inversión en El Prat, que supone la ampliación de la tercera pista para conseguir hasta 90 operaciones por hora y la posibilidad de convertir el aeropuerto en un hub internacional, tendría un efecto de euforia, de recuperar lo perdido de forma rápida. Es la posición del economista Gonzalo Bernardos, que critica el comportamiento de un poder económico que ha estado o ausente, o ha sido cómplice o no ha tenido la fuerza suficiente para alzar la mano en los últimos años en Cataluña frente a los proyectos del independentismo: “La ampliación del aeropuerto de Barcelona tiene más impacto psicológico y restaurador de heridas que económico. Es un buen paso para revertir el declive actual de Cataluña, pero ni muchos menos decisivo. Lo mejor sería el retorno de una burguesía pujante. No obstante, ésta ni está ni se le espera. Su decadencia es imparable. Cataluña debe buscar otro motor, porque el anterior ya no sirve para impulsar un coche, solo una bicicleta”, sentencia Bernardos.

Todo el viento a favor

En el encuentro en el Círculo Ecuestre, sin embargo, los comentarios eran claros. Empresarios, directivos, con la presencia también del expresidente de la Generalitat, José Montilla, el latiguillo se repetía: “¿Cómo es posible que se deba insistir en lo evidente, en lo obvio, y que se organice un coloquio sobre la ampliación del aeropuerto, algo que no debería tener discusión?”, se preguntaba un empresario. La frase se repetía, como un mantra, con la sensación de que Barcelona puede perder el tren, de que se acaba el mundo.

El economista Jordi Alberich, buen conocedor de ese tejido económico, considera que se no puede revertir una situación de la noche a la mañana. Y que la lentitud en la reacción de ese empresariado durante el proceso soberanista no puede ahora transformarse de forma acelerada en un salto económico, con todo el viento a favor, que borre lo sucedido de un plumazo. “La recuperación económica se dará, pero tampoco se producirá un salto brusco, porque tampoco la decadencia iba a ser brusca. Todo pasa por un proceso más o menos costoso y progresivo, que necesitará tiempo para que cada uno adopte el papel que le corresponde”, señala.

¿Un 'hub' internacional real?

Es decir, en el caso del aeropuerto del Prat, el fracaso que teme el empresariado es más por la sensación que implicaría, al no poder iniciar de forma clara ese salto que se anhela. Desde el punto de vista estrictamente económico hay dudas. La agencia Barcelona Regional, con el control del Ayuntamiento de Barcelona, señala que no está claro que la capital catalana pueda transformarse en un hub internacional, con todo lo que conlleva, porque puede que no tenga “ni el tejido empresarial ni la capacidad para aspirar a un gran aeropuerto intercontinental”. Ese tejido empresarial, claro, está en contra de esa interpretación, con la idea de que la oferta siempre genera la demanda, y que sin los medios difícilmente se podrá aspirar a elevar el nivel económico de Barcelona y de toda Cataluña.

El interior de la terminal uno del aeropuerto de Barcelona-El Prat / EP

El interior de la terminal uno del aeropuerto de Barcelona-El Prat / EP

Lo que está en juego, sin embargo, es la propia posición de cada uno de los actores; de Foment, de Pimec, del Círculo de Economía, del Círculo Ecuestre, de prohombres que están en todos los foros, y, como arrastre, de todo el empresariado, que necesita ahora luces potentes que indiquen que la recuperación económica será rápida y potente. Y en gran parte se debe a la conciencia de que no se ha estado a la altura desde el inicio del proceso independentista en 2010.

Colau, la dirigente del 'no'

Bernardos insiste en ello: “La ampliación del aeropuerto del Prat es un proyecto muy valioso por tres motivos: el impacto económico a corto y medio plazo, el psicológico y el territorial. El segundo por la subida de moral que supondría para una parte del empresario catalán. Podría suponer un punto de inflexión que convirtiera la actual decadencia en pujanza. El tercero dejaría claro que el Estado apuesta decididamente por el progreso de Cataluña y está dispuesto a impulsar en gran medida su economía”.

Esa última idea guarda relación con el apoyo del Gobierno, que el poder económico catalán ve como una oportunidad de oro. La coyuntura es propicia. La inversión será de Aena, y la Generalitat no debería frenarla, ni tampoco la alcaldesa Colau, identificada como la dirigente que “se opone a todo”.

Limpiar la imagen negativa internacional

La otra pata a la que se acoge el empresariado catalán es la candidatura de Barcelona a los Juegos Olímpicos de Invierno. Gonzalo Bernardos incide en ello, con la misma idea de que se trata de correr a toda velocidad para que el tiempo dé marcha atrás, algo, claro, que no es posible. “Los Juegos Olímpicos fueron un momento clave para Barcelona y Cataluña. Pusieran la primera en el mapa del mundo. Una parte de la sociedad civil es consciente de que hay limpiar la negativa imagen internacional generada por el procés y la mejor manera es un acontecimiento de envergadura para hacerlo. Por eso se apuesta por el proyecto de organizar los Juegos Olímpicos de invierno y también por parte de algunos de una Exposición Universal para conmemorar la celebrada en 1929”.

Todo rápido, a través de eventos internacionales, de golpes de efecto para pasar página lo antes posible. Pero los procesos económicos van en otra dirección. Alberich insiste en que se han abierto distintas ventanas: el liderazgo de Biden, los fondos europeos, la mejora de la pandemia, que han dado lugar a “una apuesta desde Cataluña por la moderación, por la colaboración”, aunque “será todo más lento, porque se precisa tiempo, convencidos todos, eso sí, del auténtico desastre que ha supuesto el proceso independentista”.