¿Es el Málaga Tech Park el Silicon Valley del sur de Europa? “¡Eso es un atrevimiento!”, responde a Crónica Global Felipe Romera, director de este hub tecnológico que se ha convertido en la envidia de muchos empresarios catalanes. Lo que no puede negar Romera es que el también llamado Parque Tecnológico de Andalucía (PTA) se ha convertido en un ejemplo de éxito. Un buen clima social y la unidad política han sido claves. Google, Ericsson, Accenture, Telefónica, IASP Ingenia y Vodafone son algunas de las empresas que forman parte del club de directivos que reúne a las principales empresas instaladas en el PTA. Pero la lista es larga. Porque hace años que Málaga ya no es solo sol y playa.
“Empezamos con unas pocas empresas de electrónica –el PTA nació en 1990--, aunque eso fue un desastre. Luego vino una ola que fue muy útil, internet. Teníamos fibra óptica. La crisis lo fastidió todo, pero nos dedicamos a crear un ecosistema en torno a las nuevas tecnologías digitales. En ese ecosistema se creaban 100 empresas al año, se morían 50, pero algunas crecían rápidamente. Muchas de ellas eran locales y fueron compradas por multinacionales. De esta forma vinieron empresas como Ericsson, Google y Agile. Y comenzamos a crecer”, explica Romera.
Treinta años después, el parque acoge 621 empresas, 150 startups y 20.345 trabajadores. Factura anualmente 2.104 millones de euros. Un total de dos millones de metros cuadrados dedicados a la innovación, con 410.000 metros cuadrados construidos y 900.000 metros cuadrados de zonas verdes. Según Romera, el Tech Park está preparado para que, en 15 o 20 años, se llegue a los 50.000 trabajadores.
¿Qué buscan las empresas? “Tres cosas: gente con talento, infraestructura y un lugar donde vivir. Somos un ecosistema relativamente pequeño, esto no es Barcelona, donde hay muchos agentes. Ha sido fácil de manejar. Con pocos agentes nos hemos coordinado. La unión de los políticos ha favorecido un entorno socialmente valioso. Tranquilo, coordinado, donde cualquier empresa que llega visita el ayuntamiento, la Junta de Andalucía. Recibe cordialidad”.
“Un ambiente acogedor hace que un extranjero se sienta arropado. El sistema le acoge y le da cariño. Eso funciona. Y cuando se pone de moda, todo es más fácil”, afirma Romera, quien también preside la Asociación de Parques Científicos y Tecnológicos de España (APTE).
La universidad, afirma, es el vector de desarrollo más importante. “Estuvo en el parque desde el principio, se empezó mal la relación. Pero se ha mejorado. Desde hace 25 años, es excelente. No nos hemos conformado con eso. Hace cinco o seis años llegamos a un acuerdo sobre una política de innovación única, faros que guiaran al barco. El rector y yo pensamos que la capacidad de transferir el talento al parque es muy importante”, indica. Fruto de esas sinergias surgió el edificio The Green ray, donde “la universidad coincide con las empresas y se anima a los emprendedores de la universidad a crear”.
El Covid, como en tantos otros ámbitos económicos y sociales, alteró la vida de este hub tecnológico. “Tuvimos que cerrar el parque. Pero todo el mundo trabajó, solo se quedaron las empresas industriales. Las empresas de servicio lo pasaron muy mal. Pero eso nos permitió fomentar las relaciones internas. Nos acostumbramos a vernos por la pantalla y crear una red. Creamos un club de empresarios digitales --Málaga TechPark Execs--, una forma de vertebrar las 50 mayores empresas del parque. No te pueden imaginar cómo las videoconferencias vertebraron esas empresas. Nacieron comisiones de trabajo, por ejemplo de talento digital”.
Fondos europeos
El PTA aspira a acceder a los fondos europeos Next Generation en proyectos relacionados con el 5G, el coche conectado y la salud digital. El centro trabaja en estos momentos en la transformación de todo un hospital de Málaga. La creación de la Fundación Ricardo Valle --un ingeniero malagueño que montó la escuela de Telecomunicaciones de Barcelona-- es un guiño a la capital catalana. “La semana pasada estuve en Barcelona. Me parece espectacular lo que se está haciendo en la Zona Franca con el 3D y el Parque Científico de Barcelona, también. Tiene de todo”.
¿Es, por tanto, el PTA el Silicon Valley del sur de Europa? “¡Eso es un atrevimiento!, como propaganda está bien. Allí se concentran los fondos de inversión privada. Aquí el planteamiento es diferente, ofrecemos un entorno para que las empresas vengan. Si lo ves como lugar de desarrollo empresarial que cambia el entorno económico, pues a lo mejor sí. Representamos el 20% del PIB y del empleo de Málaga”.
La unidad de las Administraciones, afirma Felipe Romera, es fundamental. “Todo suma. La cooperación de todos los agentes es importante. Nos da igual quien gobierne. Si no hay un buen estado de ánimo social en un ecosistema de innovación, funciona peor. La cooperación entre los agentes políticos es muy relevante, siempre lo he visto muy claro. Aquí han gobernado PSOE, PP, y este proyecto está mimado, que significa apoyo. Tampoco nos dan nada. Somos sostenibles, pero ninguna Administración nos ha dado dinero”.
¿Miedo a morir de éxito? “Málaga también está creciendo, pero tiene una capacidad que no debería sobrepasarse. Hemos tenido problemas con apartamentos turísticos que expulsaban a la gente, pero lo que ha pasado es que se han desarrollado los pueblos. Aquí trabajan muchas personas que viven a 20 minutos. Somos 600.000 habitantes en un entorno barato y con calidad de vida, y podemos llegar a los 800.000, pero no más”.