Las elecciones que se celebran hoy en la Comunidad de Madrid despiertan un interés inconfesable en los partidos independentistas. Públicamente, Junts per Catalunya (JxCat) y ERC no se sienten interpelados por unos comicios que, en realidad, suponen un plebiscito sobre la gestión de la pandemia y el modelo fiscal que se aplica en ambas comunidades autónomas. Además, los resultados tendrán consecuencias en las relaciones entre PSOE y ERC si, como apuntan las encuestas, Ciudadanos sufre una nueva debacle.

 

 

Así pasaron la jornada de reflexión los candidatos de las elecciones de la Comunidad de Madrid / EP

La tramitación de los indultos a los presos independentistas y la reforma del delito de sedición, suspendida por la cita con las urnas, se reactivarán tras el recuento de votos, mientras que la candidata popular Isabel Díaz Ayuso se verá obligada a pactar con Vox si no logra la mayoría absoluta. Un acuerdo que en Cataluña puede tener efectos a medio plazo. 

Fiscalidad

¿Ha sido mejor la gestión de la pandemia en Madrid que en Cataluña? ¿Es el momento de bajar los impuestos para relanzar la economía? Precisamente ayer, el presidente del PPC, Alejandro Fernández, registraba en el Parlament una propuesta de reducción del IRPF para las rentas menores a 35.200 euros. El popular abundaba en la comparación entre Madrid y Cataluña. Aludía, en este sentido, a un reciente informe del Colegio Oficial de Registradores sobre la huida de empresas,167 desde el inicio de la pandemia en Cataluña, mientras otras comunidades como Madrid, Andalucía o Galicia presentaban saldo positivo. Asimismo, recordaba Fernández, la inversión extranjera se ha reducido en el territorio el 22,7% durante el último año y, en cambio, en la Comunidad de Madrid se ha incrementado en una proporción casi igual, el 23,6%.

El presidente del PP de Cataluña, Alejandro Fernández (i) y la candidata a la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (d) / EFE

Las comparaciones fiscales entre ambas comunidades son anteriores a la pandemia, pero han estado muy presentes en la campaña de las elecciones madrileñas. Ayuso ha abundado en ese "paraíso fiscal" que, a su juicio, es la comunidad que preside, mientras que Cataluña es un infierno. Un tema, el de la presión impositiva, fundamental para los empresarios catalanes que, además, denuncian el cerrojazo de los comercios en esta comunidad, frente a las medidas más laxas de la capital.

Discrepancias ideológicas de los independentistas

Y aunque este debate no forma parte de las negociaciones entre Junts per Catalunya, ERC y CUP, centradas en la lucha por el poder independentista, el reparto de cargos y el papel que Carles Puigdemont debe tener en el futuro gobierno, lo cierto es que el modelo de fiscalidad es uno de los elementos de máxima confrontación ideológica entre los miembros de ese trío independentista.

Esquerra ya pactó con los comunes una nueva fiscalidad para los presupuestos de la Generalitat de 2020, que quedaron desfasados debido al Covid y que JxCat rechazó. Pero es que, dentro de los neoconvergentes, hay discrepancias entre dirigentes como Laura Borràs y Joan Canadell, que rechazan el aumento de gravamenes en general y el mantenimiento del impuesto de sucesiones, en particular, mientras que uno de los hombres fuertes de JxCat, Jordi Sànchez, lo defiende. Si Ayuso revalida el cargo hoy, como preconizan las encuestas, las urnas habrán refrendado un modelo de gestión ante el Covid. Sin embargo, el candidato Pere Aragonès siempre ha criticado muy duramente el dumping fiscal que, a su juicio, ejerce Madrid. Una expresión que no convence al empresariado catalán, que un día confió en el republicano para salir de la parálisis procesista.

El futuro de Ciudadanos

Ahora es Salvador Illa (PSC) quien cuenta con el favor de ese sector de los negocios. Ganador de las elecciones, el socialista no cuenta con mayoría parlamentaria suficiente. Una derrota de Ángel Gabilondo (PSOE) y Pablo Iglesias (Unidas Podemos) en Madrid supondría un punto de inflexión para el Gobierno de Pedro Sánchez. Máxime si Ciudadanos se queda sin representación en la asamblea territorial, tal como indican algunos sondeos. Ello supondría dar la puntilla a la formación naranja liderada por Inés Arrimadas, que, en las elecciones catalanas, perdió 30 diputados. El fracaso de la moción de censura de PSOE y Cs en Murcia, que derivó en la convocatoria anticipada de elecciones en la capital, demostró la torpe estrategia de la líder de la formación naranja, pero también la de los socialistas.

Los sectores críticos de Cs asisten expectantes a los resultados de los comicios de hoy pues, de confirmarse la debacle estimada, el partido debería plantearse una catarsis definitiva. La estabilidad de Sánchez pasaría, de nuevo, por sus socios de investidura. Esto es, por ERC. De ahí que, para los republicanos, las elecciones madrileñas tengan más importancia de lo que están dispuestos a confesar. La mesa de diálogo, gran apuesta de los de Oriol Junqueras para salir del conflicto secesionista, beneficia tanto a los republicanos como a los socialistas, pero se ha convertido en un importante escollo en las negociaciones con JxCat. De ahí que, tal como admitía Illa en una entrevista con Crónica Global, “hay personas que nos han hecho llegar la conveniencia de lo que ellos llaman romper bloques”, en referencia a la conveniencia de un acuerdo entre PSC y ERC que, por otro lado, garantizaría la estabilidad del Gobierno de Sánchez, donde se intenta poner sordina a un posible adelanto de las generales.

Indultos y sedición

De momento, los posibles guiños a los independentistas del Ejecutivo español, la tramitación de los indultos de los condenados por el referéndum y reforma del delito de sedición, habían quedado en suspenso a la espera de que se celebraran las elecciones madrileñas. Ambos procesos se reactivarán a partir de ahora, siendo el Congreso el que tiene la última palabra.

Si Ayuso no logra mayoría absoluta, el PP deberá recurrir a Vox para formar gobierno o como apoyo externo. No habría otra salida, después del intento de OPA hostil de Cs en otras comunidades. En Cataluña, una alianza entre ambas formaciones de derechas es irrelevante, dado que los populares solo tienen tres diputados y el partido de Ignacio Garriga, 11. No obstante, en caso de repetición electoral o de elecciones autonómicas dentro de dos años --el plazo que se dan ERC y CUP para cumplir su acuerdo--, un pacto entre PP y Vox, así como un nuevo desplome de Cs, debilitaría al bloque constitucionalista y minaría las expectativas del, hoy por hoy, referente del voto útil no independentista que es el PSC.