La lanzadera de El Prat del Govern estrangula la ‘gran Barcelona’

La operación catalana tiene una segunda lectura política: un nuevo veto a la Barcelona metropolitana que soñó Pasqual Maragall y que CDC siempre vio como un contrapoder. Y es que construir un ramal independiente de la red de Cercanías supone colapsar el túnel de Paseo de Gràcia, que atraviesa el centro de Barcelona, rebotar de forma precaria trenes en las estaciones de Bellvitge y El Prat de Llobregat, y reducir la futura capacidad de la estación de Sant Andreu Comtal, actualmente en construcción.

Diferencias entre ERC y JxCat por la adjudicación de un acceso al aeropuerto de El Prat / CG

Golpe a la conurbación barcelonesa

Dicho de otra manera, la lanzadera de FGC bloquearía la conexión ferroviaria de una conurbación barcelonesa, inspirada en las grandes metrópolis de Londres, París, Lisboa o Berlín, y que contribuiría a la cohesión social del territorio. De este bloque metropolitano habló el exgerente del Ayuntamiento y exsecretario general de Presidencia en el Gobierno de Maragall, Ramón García Bragado, en un acto de Barcelona Distrito Federal, un proyecto que defiende la Barcelona global. “Si Barcelona es débil, la Generalitat es más fuerte. Tiene una extraordinaria vitalidad, pero a nivel institucional no, lo cual va en detrimento de todos”.

Medidas para incrementar la capacidad previstas en el Plan de Cercanías /PTP

FGC, empresa pública dependiente de la administración autonómica que el pasado 1 de marzo, aprobó de urgencia la creación de una nueva sociedad para gestionar el servicio lanzadera-exprés, revive aquel duelo entre el Gobierno de Jordi Pujol y la Corporación Metropolitana de Barcelona, presidida por Maragall, que se saldó en 1987 con la desaparición de ese órgano supramunicipal por orden del presidente nacionalista.

Los grandes contratos convergentes

Revive también los grandes contratos de la administración pujolista y, sobre todo, la contradicción existente entre reclamar la mejora de la red de Cercanías y, al mismo tiempo, impedir que Renfe gestione esa conexión al aeropuerto, lo que “ayudaría a descongestionar el servicio dando al mismo tiempo una buena oferta en el aeropuerto”, afirma la Associació de Promoció del Transport Públic, lobi dedicado a proteger a los usuarios.

Problema operativo asociado a la falta de terminales con reboteador al ámbito de Sants Sur–el Prat /PTP

Según esta asociación, la lanzadera de FGC hipotecaría la capacidad de los túneles ferroviarios de Barcelona en vez de mejorar el servicio al máximo de población posible. “Los túneles pasantes de Barcelona son la base de la inmensa mayoría de los trenes de Rodalies de Cataluña, una red de 520 km. En un sistema ferroviario complejo, la capacidad de los túneles no se puede comparar a la del Metro: el túnel de Rodalies de Plaza Cataluña ya alcanza el límite de 20 trenes por hora y sentido, y el de la calle Aragón ni siquiera llega a 14-16 por los problemas que ocasiona la bifurcación de Estación de Francia, al mismo nivel”. Por ello, “dedicar gran parte de este remanente de capacidad a una lanzadera que sólo conecta el Aeropuerto con Barcelona es una estrategia muy desacertada teniendo en cuenta las necesidades actuales del servicio”.

Por otro lado, en Cercanías faltan terminales donde los trenes que cambian de sentido no invadan el sentido contrario. “La línea R11 (Barcelona Sants – Girona – Figueres – Cervera) rebota los trenes de manera precaria en las estaciones de Bellvitge y El Prat de Llobregat, donde además está restando capacidad ferroviaria a la línea de Vilanova. El nuevo ramal al Aeropuerto permitiría rebotar en buenas condiciones la línea regional R11 y alguna línea de cercanías del norte (R2 norte actual y R4 norte al futuro)”.

Pugna entre ERC y JxCat

Asimismo, “se hipotecaría la capacidad de rebotar trenes de cercanías procedentes del sur sin cizallar vías. La lanzadera exclusiva también reducirá la futura capacidad de la estación de Sant Andreu Comtal, donde está en construcción una playa de vías capaz de rebotar trenes regionales R13, R14, R15 y R16 y alguna línea de cercanías del sur en buenas condiciones”.

Que FGC pueda avanzar en su lanzadera exclusiva depende de la formación del nuevo gobierno catalán, hoy por hoy bloquedada debido a las desavenencias entre ERC y Junts per Catalunya (JxCat). Convergència siempre ha tenido el control de los ferrocarriles catalanes --excepto en la época del tripartito de izquierdas--, de ahí los nervios generados por la posibilidad de que Esquerra asuma ahora la Consejería de Territorio y dé marcha atrás en el concurso de adjudicación de los trenes que deben prestar servicio en esa lanzadera.

Renfe, por su parte, no se ha quedado quieta y, tal como publicó Crónica Global, estrenó el 12 de marzo su consejo asesor en Cataluña, un grupo de expertos llamados a tutelar el Plan de Rodalies 2020-2030, pero muy especialmente a contrarrestar las campañas de desprestigio independentista.

Asimismo, como avanzó este medio, el diputado de PSC-Units, Jordi Terrades, ha presentado una batería de preguntas en el Parlament sobre un proyecto de la Generalitat que presenta muchas dudas en aspectos económicos y técnicos.