Joan Tapia: "Si el Constitucional hubiera hecho caso de aquel editorial, las cosas estarían mejor"
El periodista no cree que la prensa de Madrid sea más crítica que la catalana, como se suele decir, sino más agitada e ideologizada
21 febrero, 2021 00:00Joan Tapia trabajó muchos años en La Vanguardia, los últimos, entre 1985 y 2000, como director. Y ha tenido una larga y variada trayectoria profesional, tanto en medios de comunicación como fuera de ellos. En la actualidad, es el presidente del comité editorial de El Periódico de Catalunya.
No es amante del exceso de ideologización de los diarios, como cree que sucede en Madrid. Prefiere que sean plurales y eclécticos. De ahí que, aun y no siendo partidario de los editoriales conjuntos, como aquel que publicó la prensa catalana en 2010, y sin compartir quizá el momento y la forma elegida para explicar lo que explicaba, reconoce que si el Tribunal Constitucional hubiera hecho caso a aquel artículo, hoy las relaciones entre las instituciones españolas y las catalanas serían diferentes, serían mejores.
--La Razón pedía hace poco la dimisión de Fernando Simón el mismo día que revelaba su sueldo, que le parecía excesivo. Aquí nunca se pide la cabeza de un cargo público, ni siquiera se hizo con Quim Torra.
--En el caso de Quim Torra, no lo podría asegurar del Ara, pero La Vanguardia y El Periódico dijeron claramente que no estaba a la altura de las circunstancias. Es posible que la prensa de Madrid hubiera dicho lo mismo poniendo su caricatura para lanzarle flechas, pero en Cataluña la prensa es más responsable. El president Torra había sido elegido por el Parlamento democráticamente, algo que se debe tener en cuenta.
--¿A qué cree que responde esa diferencia?
--La prensa de Madrid es más agitada, lo que no quiere decir más crítica. Más agitada por los propietarios, las ideas, los vicios o las manías. Luis María Anson, un gran periodista madrileño, explicó que en la época del último Gobierno de Felipe González un grupo de periodistas de diferentes medios se había puesto de acuerdo para acabar con él. Creo que eso en la prensa catalana nunca hubiera pasado. ¿Es mejor una prensa que la otra? Cada uno es como es: la de aquí es de una forma que a mi me gusta y la de Madrid tiene grandes valores de calidad, pero muchas veces está demasiado ideologizada.
--Una encuesta de GAD3 y la Fundación Axa señala que los ciudadanos vascos y los catalanes coinciden en ver a los medios de sus territorios poco críticos con el poder.
--Es posible, no lo sé. Pero en el País Vasco hay dos grandes diarios, El Correo, de Bilbao, y el Diario Vasco, de San Sebastián, y ninguno de ellos simpatiza con el PNV. O sea, que no lo acabo de entender.
--Yo también los leo, y casi nunca veo críticas. Ni al Gobierno vasco ni al PNV. De hecho, no veo críticas en ningún diario vasco, excepto el Gara.
--Pero Gara es un diario absolutamente ideologizado que vive para defender una idea respetable, la de Batasuna, y critica al Gobierno porque le interesa desde su punto de vista. El Correo y el Diario Vasco, en ese sentido, son bastante similares a la prensa catalana. La obligación de un medio es satisfacer a sus lectores, y si ellos están satisfechos lo compran; y esos dos diarios venden más en términos relativos que la prensa de Madrid.
--De todas formas, recuerdo campañas de La Vanguardia contra el Ayuntamiento de Barcelona que chocan un poco con el perfil tranquilo de la prensa de catalana que usted dibuja. Una de ellas se produjo tras una oleada de robos a paseantes en las Ramblas por parte de jóvenes magrebíes.
--Ha habido muchas épocas de las Ramblas, incluso aún hoy es una asignatura pendiente. Es lógico y legítimo que los diarios criticaran esa inseguridad porque el orden público es un bien preciado para que una sociedad pueda desarrollarse.
Es una demostración de que la prensa de Barcelona también es crítica, pero seguramente –ahora no recuerdo si en esa crisis yo era el director de La Vanguardia-- a nadie se le ocurrió pedir la dimisión del alcalde.
--¿Cómo se hubiera gestionado eso en Madrid?
--En Madrid es diferente. Recuerdo un diario, que ya no existe, que aseguraba que todos los males de España eran Adolfo Suárez. ¡Que se vaya!, decía. Esa misma cabecera lo repitió con Felipe González, pero ambos se fueron y España siguió teniendo problemas. Otros diarios dijeron después algo parecido en referencia a José María Aznar y a José Luis Rodríguez Zapatero. Creo que es una forma de ver la vida en blanco y negro de la que la prensa madrileña abusa, y no es la forma de ver las cosas de su sociedad.
--¿Aquí nunca ha pasado algo parecido?
--En una época hubo algo semejante contra Maragall, contra el tripartito que presidía, pero nunca se llegó a decir que todos los males de Cataluña eran el señor Maragall.
--Hace 10 años la prensa catalana hizo un editorial conjunto en torno a la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto del 2006 cuando estaba punto de dictarse. ¿Cree que hoy sería posible repetir un pronunciamiento como aquel?
--Eso de los editoriales conjuntos es una cosa muy rara que solo se puede hacer en momentos excepcionales, pero si se hubiera hecho caso a ese editorial seguramente hoy España y Cataluña estarían mejor. Lo que defendía, mejor o peor dicho, es que el Estatuto había sido aprobado por las Cortes y después en Cataluña por referéndum, dos aspectos importantes que los tribunales tenían que considerar.
Independientemente de que fuera oportuno, lo que es seguro es que de haberle hecho caso hoy la vida en Cataluña estaría menos polarizada y las relaciones Cataluña-España serían mejores.
--Otra diferencia entre la prensa de Madrid y la de Barcelona…
--Pero no es solamente entre Madrid y Barcelona. Si usted va a la prensa de Bilbao, Oviedo o Valencia se va a encontrar que es más similar a la de Cataluña que a la de Madrid. Lo que pasa es que como en la capital está el poder de verdad, la lucha por el poder político influye más en los medios de allí. La crítica, como la pluralidad, es un valor, pero no querer que un diario tenga que derribar presidentes del Gobierno también lo es.
--¿No querer derribar a un Gobierno es un valor?
--Sí. Creo que esa no es la labor de la prensa, sino juzgar a los Gobiernos, opinar. Puede pedir una dimisión, sí, pero no tiene que ser ese el leitmotiv de una publicación. A veces da la impresión de que los males de España son el presidente de turno, que probablemente es responsable de muchas cosas, pero los problemas de España han seguido después de que Suárez, González, Aznar, Zapatero y Rajoy se hayan ido. Ahora tiene que irse Pedro Sánchez…
--Las puertas giratorias son otra diferencia entre los dos modelos de periodismo. Y le hago la pregunta a un periodista que constituye una singularidad en Barcelona.
--De entrada he de decir que ese concepto es de Podemos. Y no estoy seguro de que sea positivo: que la gente tenga diferentes empleos y cargos, que se mueva de un sitio para otro, en realidad, enriquece. No creo que sea un factor positivo que un periodista trabaje en un mismo medio toda la vida. Y lo veo en mi caso, que he trabajado en prensa, y mucho, también para La Caixa, para Miguel Boyer cuando estaba en el primer Gobierno socialista; y creo que eso me ha enriquecido intelectual y profesionalmente.
--Si, la definición quizá no es muy afortunada.
--Es podemita como eso de que el cielo no se conquista por consenso. Seamos un poco más relajados. Es lógico que haya más casos en Madrid claro, porque hay más ministerios y más grandes empresas, pero no lo veo negativo. Lo que sí es negativo es que los periodistas tengan ideas preconcebidas, aunque sí deben tener opiniones.
--Le preguntaba por las causas de ese fenómeno.
--Bueno es que la gente cambia de trabajo, como cambia de pareja; es normal. Y en nuestro caso considero que enriquece. El actual director de La Vanguardia pasó por la comunicación empresarial y la directora del Ara por la consejería de Andreu Mas-Colell. Es fruto de la pluralidad de la sociedad. Lo que sí veo inconveniente es que haya periodistas adscritos, que tienen ya un parti pris antes de hacer la información. Seguramente eso influye en que la prensa española, con menos tradición libre que la de los países del nuestro entorno, tenga menos influencia en la sociedad porque puede verla demasiado ideologizada.
Pero si, es un fenómeno normal. Ya no hay empleos para toda la vida, incluso hay profesiones que mueren, lo que confío que no ocurra con la de periodista.