La Generalitat vuelve a pedir la semilibertad para los presos del procés. Lo ha anunciado este jueves el secretario de Medidas Penales, Reinserción y Atención a la Víctima del Departamento de Justicia de la Generalitat, Amand Calderó, quien ha argumentado que esta es la propuesta de las cárceles en las que cumplen condena los líderes del 1-O. El Govern, que es el que tiene las competencias en prisiones, tiene dos meses para ratificar la medida.
Calderó ha declarado que esta propuesta carece de "impedimentos legales", por lo que nada ni nadie debería tumbar la petición de tercer grado que han emitido las juntas de tratamiento de las cárceles de Lledoners, Wad-Ras y Puig de les Basses. Algunos de los condenados ya han cumplido la cuarta parte de la pena; otros lo harán en las próximas semanas.
Revisión cada seis meses
La clasificación penitenciaria de cada preso se revisa cada seis meses y, en julio, las juntas de tratamiento de las prisiones ya propusieron este grado de semilibertad para todos los presos del 1-O: el Tribunal Supremo (TS) lo tumbó en diciembre para los nueve al considerarlo una medida prematura, y la mayoría (excepto Carme Forcadell y Dolors Bassa) no llegaron a usar el tercer grado ya que quedó en suspenso tras los recursos que presentó la fiscalía.
Ahora, vuelven a pedir esta medida, aunque con algunos matices. La junta de Puig de les Basses, donde se encuentra Bassa, solicita su semilibertad por unanimidad. Lo mismo ocurre en Lledoners con Jordi Sànchez y Jordi Cuixart. No hay unanimidad, pero sí mayoría, en los casos de Forcadell (reclusa en Wad-Ras) y en los de Raül Romeva, Quim Form, Josep Rull, Jordi Turull y Oriol Junqueras (en Lledoners).
Solo dormir en la cárcel
Calderó ha detallado que son hasta 30 personas las que revisan las clasificaciones penitenciarias de los presos. Para ello, se basan en la conducta de los reclusos, su adaptación al entorno, si tienen antecedentes, su entorno (familia), si tienen posibilidades de trabajar, y también el riesgo de reincidencia. En este apartado, son varios los condenados que han insistido en que lo volverán a hacer.
El tercer grado permitiría a los nueve presos salir a diario y regresar a prisión solo a dormir apenas un mes después de que el Tribunal Supremo se lo revocara. Todos ellos cumplen penas que oscilan entre nueve y 13 años por los delitos de sedición y malversación.