Mariano Gomá habla de forma diáfana, no tiene nada que perder ni ganar, como él mismo afirma. Arquitecto de profesión, está convencido de que sin una sociedad civil fuerte un país no tiene futuro. Y en ello persevera. Fue presidente de Societat Civil Catalana (2016-2017) y vivió los momentos más álgidos del proceso independentista. Ahora, tras presidir Foro España, ha puesto en marcha otra iniciativa, España Cívica, una coordinadora de entidades de la sociedad civil de toda España, con presencia ya y contactos en Canarias, Almería, Málaga, Valencia, Aragón, Madrid, Cataluña, Extremadura y Galicia. El objetivo es establecer un “diagnóstico” para elaborar propuestas y que los dirigentes políticos las asuman, como la petición de una nueva ley electoral o cambios en la Constitución para que el Senado sea realmente una cámara territorial.
- ¿Sería el momento en España, tras el acuerdo alcanzado en la Unión Europea, para un gran pacto entre el PSOE y el PP? ¿Sería deseable?
-Respuesta: Sería deseable, sí. España debería tener una unidad de acción frente al populismo comunista y el independentismo. El PSOE y el PP, junto con Ciudadanos también, deberían constituir un frente poderoso de salvación nacional frente a esos dos virus que representan el populismo y el independentismo. Otra cosa es que sea posible, porque el problema es que Pablo Iglesias, que tapona los acuerdos con la derecha, no se irá del Gobierno. Y sería deseable romper el Gobierno de coalición con Iglesias.
- ¿Debería tener un gesto el PP e iniciar la aproximación, aunque el presidente Pedro Sánchez no rompa con Iglesias?
-No soy un hombre de partido y no le puedo decir. Pero la coalición se debería romper, fuera porque la rompe el propio Iglesias o porque la fuerza Sánchez. Iglesias, en todo caso, no se va a ir.
-¿Qué situación sería la ideal en Cataluña, de cara a las próximas elecciones?
-Es muy complicado, porque no sabemos qué escenario tendremos en octubre, cuando quizá se celebren las elecciones. Lo que está pasando es que un hombre que se ha fugado, Carles Puigdemont, organiza un partido desde el exilio, y no sé si la sociedad catalana es consciente de ello. Tenemos un PSC que no sabe lo que quiere; Ciudadanos, que bajará mucho; los comuns, que no están en su mejor momento, y el PP de Alejandro Fernández que, pese a su valía, tiene un determinado techo. Luego hay una amalgama de partidos, desde Lliures al PNC, o Units o la Lliga, que no tienen líder. Y creo que, finalmente, se reeditará un tripartito, con ERC y PSC. Si Esquerra fuera un partido serio, y pudiera marginar al partido de Puigdemont para aparcar la unilateralidad, podría ser una salida. Ese tripartito no es ideal, pero es el más probable.
-¿Sería el escenario menos malo?
-Sería el menos malo, claro, porque dejar las cosas en manos de los golpistas, que dicen que lo volverán a hacer, sería mucho peor. Lo mejor es que se pueda arrinconar a esa gente.
--¿Qué intentarán proyectar con España Cívica?
--Lo que queremos es partir desde la base, desde la sociedad civil, con un tejido de asociaciones muy potente, con expertos en muchos ámbitos, desde Enrique Calvet a Chencho Arias o Eligio Hernández. Con decálogos sobre la mesa, que iremos presentando en toda España. Queremos abordar todas las cuestiones, desde la España vaciada hasta los fundamentos económicos, la historia o la cultura, o los asuntos exteriores.
-¿Un grupo de presión para los partidos?
-Sí, el objetivo es dar la voz a la sociedad civil, a los que participamos en las urnas. Y que los políticos puedan recoger nuestras propuestas.
-¿Se trata de buscar una reforma de la Constitución, de un cambio estructural? ¿Hay que recomponerlo todo en estos momentos, aprovechando la pandemia y también los acuerdos alcanzados en Europa?
-Sí, creo que no hay ningún instrumento después de 40 años que no exija una revisión. La Constitución la necesita, porque no estamos en la España de 1978. Ha cambiado todo mucho, desde la riqueza hasta la distribución y el equilibro territorial. Pero hay muchas cuestiones, como la ley electoral, que es urgente cambiar, o el Senado, o cuestiones de lengua y de cooficialidad, o la situación del exceso de políticos en España, además de introducir elementos de transparencia. Nosotros, sin embargo, no queremos proponer una reforma constitucional, porque sería soberbio. Lo que sí queremos es decir a los políticos que hay que reformarla en algunos puntos, y que ellos lo hagan.
-¿No sería abrir la caja de Pandora, como suelen decir los contrarios a esa reforma?
-Es que hay que abrir la caja de Pandora, en caso contrario, se pudrirá todo mucho más. Me quedo perplejo ahora con la familia Pujol, cuando éste dijo que si él caía caería todo el mundo. Pues que caigan todos. Lo que no puede ser es permitir el chantaje. Ahora estamos machacando al rey Juan Carlos, por una comisión sobre un contrato millonario para la economía España. El rey emérito tiene luces y sombras, pero no nos atrevemos con la familia Pujol. El emérito no ha robado a España, pero la familia Pujol sí, ha robado a todos los españoles. Hay que retocar la Constitución, pero hay que conservar algunos valores.
-¿La monarquía se debe preservar?
-Por supuesto. La monarquía es la única institución seria que queda en España. La familia real está siendo muy pulcra y seria, y está exhibiendo una gran preparación y honestidad y una gran normalidad. No tendremos a nadie más como al Rey Felipe en estos momentos. La jefatura del Estado debe ser intocable. Y la Corona me parece intocable.
-¿Cree que la suspensión del tercer grado a los políticos presos pude haber sido un error, o es lo que buscaba el independentismo?
-Yo creo que ha habido una provocación, desde el momento en que el departamento de Justicia acelera los pasos. Lo que ha querido el independentismo es que el Estado reaccione con esos recursos de la fiscalía. Y, de nuevo, tenemos el conflicto. Lo llevan haciendo en muchos ámbitos y desde hace mucho tiempo.
-¿Ve inviable en Cataluña la formación de un bloque constitucionalista, o sería deseable la superación de los bloques?
-Creo que deberíamos intentar una labor balsámica. Llevamos 10 años todos cabreados. De lo que se trata es de encontrar un camino para dejar de estar cabreados. Pero es cierto que hay una acción y reacción. Cuanto más se manipula TV3 más cabreo hay entre los que no vemos TV3. Lo mismo pasa con el catalán, con la utilización que se ha hecho de la lengua, que nos lleva a los que nos consideramos bilingües a no utilizar el catalán. Creo que se ha demostrado que un Govern con Quim Torra o con Meritxell Budó no puede seguir por más tiempo.
-El PSC recibe críticas cuando apuesta por ese camino de superación de bloques. ¿Por qué?
-El PSC lo que debería hacer es definirse, dice que es catalanista, pero no independentista, pero no queda claro.
-Parece que sí por lo defendido por sus dirigentes en los últimos años, ¿no?
-Pues no lo parece del todo, porque hay sectores nacionalistas en su seno. El PSC es la rama del PSOE en Cataluña y eso debería quedar claro.
-¿Qué pasó con Ciudadanos en Cataluña? ¿Cuál es su error, a su juicio?
-Que Albert Rivera se emborrachó. Pero, al margen de eso, lo primero que debería haber hecho Inés Arrimadas, cuando ganó las elecciones, es presentar su candidatura. No lo hizo. Y, aunque hubiera perdido, hubiera tenido una enorme oportunidad de proyección de su mensaje. Ahora, ¿qué es Ciudadanos en Cataluña? ¿Para qué quieren a Arrimadas en Madrid? Con Lorena Roldán, a la que no conozco, no creo que vayan muy lejos. Y me parece que Carlos Carrizosa tampoco es un líder para Cataluña.
--Usted fue presidente de Societat Civil Catalana, ¿cómo puede recuperar su papel en primera línea?
--Tuvo una época de un prestigio importante, que coincidió con mi presidencia, pero tuvo un declive por una mala gestón. Y eso cuesta de remontar, para toda la gente que confía en espíritu, pero también la que participó con el bolsillo. Creo que con Sánchez Costa están haciendo cosas imaginativas e interesantes, pero lo que necesita Societat Civil Catalana es una refundación sin personas vinculadas a partidos. Sin la influencia de partidos políticos. Cuando la ha tenido, con personas relacionadas con el PSC, por ejemplo, se ha atado una mano a la espalda. Se necesitan personas transversales, independientes y brillantes. Y con ellas relanzar una nueva Societat Civil Catalana.