Jaume Collboni, teniente de alcalde de Economía, Trabajo, Competitividad y Hacienda del Ayuntamiento de Barcelona, asume que el coronavirus tiene y tendrá efectos muy negativos en el turismo de la ciudad, pero también rasgos esperanzadores de cara al futuro. La pandemia ha hecho patente el "drama" de la supresión de la actividad turística, tal como lo ha calificado el político socialista. Pero, a la vez, "va a servir para que aquellos que practicaban la turismofobia" sean conscientes de las consecuencias de eliminar este sector económico.
Collboni ha asegurado, en un coloquio del Executive Forum España, que "Barcelona ha pasado página" respecto al rechazo del visitante extranjero y ha defendido que el modelo que debe regir la capital catalana pasa por potenciar el turismo de calidad con estancias de mayor duración.
Barcelona, semivacía de turistas
Turisme Barcelona y el Gremio de Hoteleros de la ciudad estiman que las reservas durante verano se situarán sobre el 30% de la capacidad total. La baja cifra ha convulsionado a los sectores económicos asociados al turismo, aunque Collboni ha señalado que el dato "es mejor" que el estimado hace dos semanas, cuando aún no se conocía el listado de países a los que se abrirían las fronteras durante julio y agosto.
Respecto a la apuesta por el turismo de calidad, el teniente de alcalde ha comentado la necesidad de que Barcelona sea "base crucerista" en lugar de un punto de escala en el viaje. Ello permitiría aumentar las estancias y pernoctaciones en la ciudad --lo que elevaría el gasto diario de los visitantes y, con ello, la recaudación de los negocios municipales y del ayuntamiento-- y agregaría "valor añadido y calidad" a las visitas.
"Hay que volver a consumir"
La ciudadanía también tiene un papel importante en la recuperación económica de la ciudad, tal como ha destacado el propio Collboni. "Hay que volver a consumir y a invertir" a la vez que se es consciente de la situación sanitaria derivada del coronavirus; encontrar "el punto medio entre la prudencia y el alarmismo" y volver a la "mayor normalidad posible" con el mayor respeto a las medidas de protección, ha defendido.
Desde el punto de vista laboral, Collboni ha asumido que "hay riesgo" de que muchos trabajadores afectados por los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) acaben siendo despedidos. Ante ello aboga por la responsabilidad del consistorio municipal a través de ayudas y por "intensificar" los programas de búsqueda activa de empleo y de reinvención profesional, canalizados a través de Barcelona Activa.
Pérdidas y reactivación económica
El coronavirus ha supuesto agujero en las cuentas del ayuntamiento de más de 300 millones de euros. Collboni ha detallado que la caída de ingresos ha alcanzado los 240 millones, a los que habría que sumar el “gasto no previsto” para poner en marcha medidas contra el Covid-19 y comprar materiales de protección sanitaria para los trabajadores públicos.
Ahora, tras la primera oleada de coronavirus toca reactivar la economía de la ciudad a través de la “competitividad, sostenibilidad y equidad”, según ha detallado el teniente de alcalde. La potenciación de Barcelona como polo de atracción de talento y de empresas, el desarrollo urbanístico de distritos económicos como el 22@ y la defensa de la “pequeña economía” --pymes y autónomos-- son algunos de los rasgos del plan municipal.