Cataluña es la comunidad autónoma española con más “chiringuitos” dependientes de la Administración. Un laberinto de empresas, consorcios y fundaciones cuyo inventario arroja cifras dispares, pero lo que permanece prácticamente inmutable es su presupuesto y su plantilla. Una estructura faraónica blindada ante los recortes derivados de la crisis económica del 2008 y que sigue intacta en los nuevos presupuestos de la Generalitat de 2020.
Dicho de otra manera, los sucesivos gobiernos catalanes han perdido la oportunidad de simplificar y, por tanto, recortar el gasto en un monumental entramado, mientras otras partidas sociales no han revertido el tijeretazo de Artur Mas. Un factor que añade desfase a unas cuentas que no pueden hacer frente a las consecuencias económicas y sociales del coronavirus.
Reasignación de partidas presupuestarias
La racionalización de esos entes satélites --sus competencias podrían ser gestionadas por los propios departamentos de la Generalitat--, un excelente sistema de colocación de altos cargos y personal de confianza del gobierno de turno, es precisamente una de las vías apuntadas por el PSC y Ciudadanos para reasignar partidas. Entre los ejemplos citados figuran los 240 millones que se llevan las empresas que gestionan TV3 o los 530 millones del Centro de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (CTTI), el cerebro digital de la Generalitat.
Muchas de esas empresas carecen de viabilidad, por lo que los gobiernos autonómicos han optado por integrarlas dentro de su estructura --una veintena en el caso catalán, según datos del Banco de España--, lo que ha contribudo a aumentar la deuda, cifrada en 80.000 millones.
Empresas satélite
A juzgar por el inventario realizado por el Gobierno y por la propia Generalitat, resulta difícil determinar el número exacto de empresas satélite. El Ministerio de Hacienda hace informes periódicos sobre el impacto del sector público autonómico en la actividad económico-financiera de las comunidades. El último sitúa a Cataluña como la autonomía con más entes vinculados a la Generalitat, un total de 363, seguida de Andalucía, con 276; País Vasco, con 154; Comunidad de Madrid, con 145; y Comunidad Valenciana, con 129. La cifra catalana es muy similar a la de 2003, cuando se contabilizaron 366 empresas, siendo 2015 --bajo el mandato de Artur Mas y en pleno recortes de gasto-- el año en que se registró el pico más alto, con 421.
Por tipología, destacan 116 consorcios dependientes de la Generalitat, 97 fundaciones, 61 sociedades mercantiles, 51 entes públicos, entre otros. Cataluña se sitúa entre las principales comunidades donde la naturaleza jurídica privada de esas empresas es mayor, casi un 50%, con un tercer puesto por debajo de Murcia y las Islas Baleares.
Las estadísticas del Govern
El Govern tiene sus propias estadísticas, aunque son dispares. Según el informe elaborado sobre los nuevos presupuestos de 2020, el número total de entidades asciende a 205 --incluye entidades autónomas administrativas y CatSalut, entidades comerciales y financieras, de derecho público, mercantiles, así como consorcios y fundaciones--, una cifra inferior a los 254 de 2012, pero prácticamente inalterable desde 2014, con 209, lo que demuestra el anquilosamiento de esa colosal estructura.
La Generalitat también analiza el presupuesto y el personal asignado a ese sector público institucional. Así, a fecha 31 de enero de 2020, la Oficina de Asesoramiento y Supervisión Continua del Sector Público Institucional del Govern había contabilizado 193 entidades y 13 departamentos. Esos entes (consorcios, entidades autónomas, fundaciones, sociedades mercantiles…) suponían un gasto de 21.172 millones, prácticamente la misma cifra que 2014, con 21.557 millones, aunque inferior a las de 2010, con 28.231 millones.
Los costes de personal ascienden a 4.339 millones, cifra superior a los 3.952 millones de 2014. La plantilla, fijada en 96.778 --el total de empleados públicos de la Generalitat asciende a 174.000--, es superior a la de 2014, que era de 93.035 trabajadores