La siempre combativa, cuando no beligerante Assemblea Nacional Catalana (ANC), ha optado por la prudencia durante este confinamiento impuesto por la epidemia del coronavirus. La entidad presidida ahora por Elisenda Paluzie, que nació como brazo social del Gobierno de Artur Mas para luego convertirse de facto en órgano decisorio de los preparativos del referéndum y de la declaración unilateral de independencia (DUI), ha puesto sordina a sus embestidas contra el Gobierno español en general y contra la ayuda del Ejército en la lucha contra el coronavirus, en particular.
El silencio de la ANC sobre la presencia de las fuerzas armadas en Cataluña tiene un motivo: los trabajos “militares” que, a escondidas, sigue realizando esta asamblea. Tras aquel polémico informe sobre el futuro Ejército de la Cataluña independiente, la llamada Societat de d'Estudis Militars tomó el relevo. Y desde entonces ha publicado estudios que advierten de la necesidad de una fuerza militar catalana para hacer frente a "epidemias y pandemias".
La sectorial de Defensa de la ANC
No han sido pocas las ocasiones en las que los miembros del Govern, así como activistas y tertulianos independentistas, han criticado la presencia de las fuerzas armadas en Cataluña. El bloqueo del hospital de campaña de Sabadell (Barcelona) por parte de la Generalitat por su estética militar es un ejemplo. Pero la ANC no se ha prodigado en ello. Resultaría incoherente, o cuando menos pecaría de relativismo militar --por no hablar del pacifismo de parte de sus afiliados-- si se tiene en cuenta que, en 2014, la sectorial de Defensa de la Assemblea diseñó una Armada con unos 2.000 efectivos “de manera que pueda «controlar las aguas territoriales" tras una hipotética independencia”.
La presidenta de la ANC en aquella fecha era Carme Forcadell, que actualmente cumple condena por sedición. No era el primer informe sobre esa estructura militar de Estado. Un año antes, el fundador de CDC y exdirector de los Mossos d’Esquadra de la Generalitat, Miquel Sellarès, había publicado el estudio La futura fuerza de defensa de Cataluña en el Centro de Estudios Estratégicos de Cataluña (CEEC), una especie de think tank para asuntos relativos a la seguridad y defensa de Cataluña que todavía dirige el independentista.
La Armada catalana
El documento sobre la fuerza naval catalana, que causó un enorme revuelo mediático, llevó a la ANC a disolver, al menos oficialmente, su sectorial de Defensa. Pero eso no significa que el activismo secesionista renunciara a tener un papel protagonista en la configuración de un Ejército catalán. La propia Societat d'Estudis Militars (SEM) explica en su página web que nació en otoño de 2014 “para continuar la tarea comenzada por la Asamblea Sectorial de Defensa de la ANC, que a raíz de la repercusión mediática en medios nacionalistas españoles del documento Dimensionamiento de las Fuerzas de Defensa de Cataluña I: la Fuerza Naval tuvo que cesar la actividad que llevaba a cabo”.
El objetivo, dicen, es “seguir trabajando hasta conseguir una estructura de Estado fundamental para la salvaguarda de la vida, la libertad y el bienestar de la ciudadanía, como es una política de defensa equiparable a los Estados de nuestro entorno, para la futura Cataluña independiente”.
Así, la SEM traduce informes internacionales sobre defensa, celebra la Diada de Soldat Català y aconseja libros sobre la materia.
Las recomendaciones del coronel irlandés
Entre sus estudios figura Defender una Cataluña independiente --[puede leerse en este enlace]-- escrito por el coronel irlandés Dorcha Lee (ya retirado) que relata las diez amenazas que justifican la existencia de una política de defensa. Se da la circunstancia de que, entre ellas, figuran las “epidemias y pandemias”.
En ese apartado se explica que “el riesgo de epidemias y pandemias constituye una amenaza para la seguridad nacional que está siempre presente. Hasta ahora, la mayoría de las sociedades occidentales han sido capaces de hacer frente a los incidentes y, como amenaza para la seguridad y la defensa nacionales, se considera baja”.
“Sin embargo --añade--, una mañana nos podríamos despertar y descubrir que un supermicrobio amenaza con eliminar toda la humanidad. En este caso, podría saltar a el riesgo número 1 de nuestra lista”, que hace referencia al terrorismo internacional.
Este documento escrito por el militar irlandés fue publicado por el SEM en enero de 2018, tras la celebración del referéndum del 1-O, la DUI y la aplicación del artículo 155 de la Constitución.
La SEM también publicó la segunda y tercera parte de la aquel informe de la ANC sobre la futura Armada catalana. Así, esta entidad diseñó las fuerzas aérea –escuadrones de ataque, 1.900 efectivos… y terrestre –con su Estado mayor y una infantería mecanizada y aerotransportada de 600 efectivos --.
Especialmente revelador es el infome ¿La defensa se contraponee al bienestar?, publicado en mayo de 2017 y que asegura que “uno de los tópicos más habituales en contra de disponer de unas fuerzas armadas es que el gasto que éstas conllevan va en perjuicio del bienestar y el desarrollo de las sociedades. Si bien, por suerte, no todo el mundo lo cree, aunque hay personas en Cataluña que, debido al secuestro de la opinión pública por parte del lobby pacifista, tienen asimilado este tópico. Nos proponemos con este breve estudio demostrar que esta incompatibilidad no sólo es falsa, sino que los países con un mayor grado de bienestar, éste se combina --y se interrelaciona-- con el hecho de disponer de unas fuerzas armadas”.
Puigdemont, a favor del Ejército
¿Cayeron en saco roto esas propuestas militares en el Gobierno independentista? La Guardia Civil interceptó durante sus investigaciones un correo del exsecretario de Hacienda, Lluís Salvadó fechado en septiembre de 2017, enviado a una cuenta genérica de la vicepresidencia del Govern, en la que adjuntaba el documento La seguridad en la República catalana: primeros planteamientos. En el mismo se cifraba entre 18.000 y 22.000 el número de efectivos necesarios para crear un Ejercito propio formado por profesionales o por milicias.
El propio Carles Puigdemont defendió una eventual Cataluña independiente militarizada. "Es absolutamente indispensable", afirmó. "No debemos tener complejos, hace falta una política de defensa moderna", añadió.