La Generalitat, con su presidente, Quim Torra, a la cabeza, lleva días exigiendo al Gobierno un estado de alarma más restrictivo que incluya el "cierre total" de Cataluña, entre otras medidas, al tiempo que critica la centralización de los recursos sanitarios y de seguridad para luchar unidos contra el coronavirus. Sin embargo, hasta hace una semana, el discurso de los miembros del Ejecutivo autonómico era que aquí no pasaba nada. De hecho, desde que se conoció el primer positivo por Covid-19 (25 de febrero) en la comunidad, incluso antes, el Govern ha dado tumbos en esta crisis: desde el "no somos Italia" hasta el más reciente, "la sanidad catalana está a un paso de la saturación".
El coronavirus está en España desde hace mes y medio, como mínimo, ya que el primer positivo se conoció el 31 de enero. Para entonces, la epidemia ya era un problema de envergadura en China y se empezaban a conocer casos en todo el mundo. En Cataluña, uno de los que primero se pronunciaron al respecto fue el secretario de Salud Pública del Departamento de Salud de la Generalitat, Joan Guix. El 1 de febrero, este responsable dijo: "Dada nuestra situación, nuestro sistema sanitario, difícilmente esto se podría convertir en un problema de salud pública". Días después adujo que no había más motivos para suspender el MWC 2020 que el "miedo" y ciertos intereses. En términos parecidos se pronunció el 10 de febrero el consejero de Políticas Digitales, Jordi Puigneró. Rectificó días después.
Guix afirmando que el Coronavirus no sería un problema de salud pública en Cataluña (03/02/2020) / TV3
Vergés niega riesgos y Guix pronostica pocos casos
Todavía tardó en aparecer la consellera de Salud, Alba Vergés, y, cuando lo hizo, negó "alarma sanitaria" alguna, "y menos aquí (Cataluña)". "No tenemos ningún riesgo", aseguró el 14 de febrero, Día de los Enamorados. Poco más se supo de la titular de la Consejería de Sanidad hasta que el virus SARS-CoV-2 llegó de forma oficial a Cataluña. Ocurrió el 25 de febrero, con un caso en Barcelona que mereció una rueda de prensa.
Alba Vergés afirmando que tienen un sistema de sanidad pública preparado para el Covid-19 (11/02/2020) / TV3
Un día antes, el 24 de febrero, Joan Guix deslizó que había "muchas posibilidades o probabilidades" de identificar "dos, tres o cuatro casos", y añadió que en aquel momento era "difícil pensar" que en Cataluña se viviera una situación como la de Italia, que en esos días ya superaba el medio millar de infectados y sus previsiones eran muy pesimistas en esta estadística, como está ocurriendo.
Salud Pública: "Nos preocupa más la gripe"
A ello se acogió Vergés ya el 25 de febrero: "En ningún caso estamos en una situación como la de Italia, yo creo que eso hay que remarcarlo". Añadió que no se podía hablar de pandemia y que tampoco había "ningún problema" con las personas que habían vuelto a Cataluña tras estar unos días en Italia, donde el número de contagios no hacía más que crecer. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, por cierto, aportó que había que hacer "vida normal" a pesar de la presencia del SARS-CoV-2 en la ciudad.
Un día después, la consellera matizó: "En Cataluña tenemos un caso importado, y por tanto quiere decir que no hay transmisión local; no hay transmisión comunitaria en nuestro país". Para entonces ya había dos enfermos en la comunidad autónoma: "Si los colegios quieren tomar medidas respecto a desplazamientos es su decisión pero no existe ninguna recomendación pública al respecto". Para cualquier duda, emplazó a llamar al 061 (que era de pago y, a la postre, se saturó). El mismo 26 de febrero, Guix remató: "La gripe nos preocupa mucho más que el coronavirus". Cabe señalar que el prestigioso epidemiólogo Antoni Trilla tampoco vio venir el impacto del virus en Europa.
Perpiñán y el 8M
Pasaron tres días, y el independentismo fanático mantuvo la excursión a Perpiñán para escuchar al expresidente catalán Carles Puigdemont. Era el 29 de febrero. El virus estaba en Cataluña, pero miles de personas se amontonaron en la ciudad francesa, adonde muchas acudieron en distintos autocares. Nadie sabe si el coronavirus campó a sus anchas en aquella jornada. Lo fáctico es que, a partir de marzo, los positivos no han hecho más que incrementarse, pasando de los 9 confirmados el 1 de marzo a los más de 2.700 el 19 de marzo. Tampoco se tomaron medidas para el 8M: Salud descartó medidas, porque se trataba de una manifestación sin participantes de "visitantes internacionales".
Todo se precipitó entonces en cuestión de horas. El 9 de marzo, Guix mantenía que le seguía "preocupando más la gripe que el coronavirus". Asimismo, descartó el cierre de las escuelas en Cataluña. Una fecha después, el 10 de marzo, Vergés comunicó que Cataluña estaba en "fase de contención", y negó la necesidad de tomar más medidas contra la propagación (algo que ya se había hecho en Madrid y en zonas del País Vasco). La consellera tampoco veía "una razón objetiva" para suspender el Salón de la Enseñanza, y comentó: "Si yo por Semana Santa me muevo de Igualada y voy a dar a vuelta por Vilanova i la Geltrú, pues no estoy comportando ningún riesgo de nada. No estamos en zona de riesgo".
La OMS habla de pandemia
El 11 de marzo (cuando la OMS calificó ya el brote como pandemia), las autoridades sanitarias perdieron ese control del que presumían: ya había 156 positivos. A pesar de que Vergés insistió ese día en que "la transmisión" estaba "muy controlada" (y que el conseller de Educación, Josep Bargalló, explicó que la epidemia no era motivo para cerrar los centros escolares), lo cierto es que el Govern ya prohibió las concentraciones multitudinarias. En paralelo, ya se había aplazado la feria Alimentaria y eran diversas las cancelaciones de otros congresos y eventos, incluidos los deportivos. Ese mismo día, Igualada (y alrededores) se convirtió en el mayor foco en Cataluña.
El 12 de marzo, otro cambio del Govern: cierre de todos los centros educativos, a pesar de que apenas horas antes era una opción remota. El viernes 13 de marzo, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció el estado de alarma, que pasaría a limitar la libre circulación de los ciudadanos, entre otras medidas que desarrolló en horas posteriores. Aprovechó Quim Torra para pedir el confinamiento de Cataluña, algo que repitió en las jornadas posteriores, al tiempo que protestaba por la centralización de recursos. Ya el 16 de marzo, el president dio positivo por coronavirus y, un día después, insistió en el "cierre total", argumentando que le "importan un rábano en este momento las fronteras y las banderas". Vergés, por su parte, sí da ahora importancia a las mascarillas, cuando unos días atrás declaraba que ni eran "recomendables" ni aportaban "seguridad":