Como no podía ser de otra manera, la crisis del coronavirus también tiene efectos en el ámbito político. Todos los partidos catalanes han suspendido sus actividades y, lo que es más destacado, el decisivo pleno del Parlament previsto para la semana que viene pende de un hilo. De hecho, ayer ya se suspendieron comisiones en la Cámara catalana.
Ese previsible aplazamiento de la actividad parlamentaria, del que ya dio cuenta Crónica Global, tendrá una notable repercusión en el futuro de Cataluña, pues de esa sesión plenaria depende no solo la aprobación de los Presupuestos de la Generalitat 2020, sino la convocatoria de las elecciones catalanas. Dicho de otra manera, el fin de esta legislatura catalana, muy convulsa, depende de lo que suceda la semana próxima.
Reunión de la Mesa
La Mesa del Parlament se reúne hoy para estudiar las medidas que se aplicarán ante el Covid-19. Diputados de diferentes grupos consultados por este medio coinciden en transmitir el convencimiento de que no habrá pleno la semana próxima. No obstante, una de las propuestas que se estudiarán en el órgano gestor de la Cámara catalana es la posibilidad de aprobar las cuentas catalanas de forma telemática.
Sin embargo, no todos los grupos están de acuerdo en ello, pues sostienen que es necesario debatir el contenido de los presupuestos e incluso reformar el proyecto presentado por el Govern debido precisamente a la nueva situación planteada por la epidemia, que exige ampliar determinadas partidas.
Así, la diputada del PSC Alícia Romero prefiere que se posponga la votación si no se puede reunir el pleno para debatirlos, pues “hacer solo un voto telemático quedaría falto de toda la riqueza que aporte el debate".
La líder catalana de Ciudadanos, Lorena Roldán no considera “conveniente” la celebración de un pleno, ya que “las recomendaciones nos dicen que hay que evitar reuniones con un número de personas elevado en sitios cerrados como podría ser el hemiciclo”. Considera que los presupuestos “son papel mojado porque todas las previsiones que se usaron para calcularlos ya no sirven”. La CUP también ha pedido retirar los presupuestos y elaborar unos nuevos para buscar conjuntamente unas nuevas cuentas que favorezcan las políticas públicas ante el coronavirus.
Cuentas desfasadas
La epidemia ha puesto de manifiesto las partidas olvidadas o infravaloradas en las cuentas pactadas por el Govern y Catalunya en Comú-Podem, como las destinadas a paliar las listas de espera de visita especialista, pruebas diagnósticas e intervenciones quirúrgicas, o las destinadas a crear nuevas residencias y centros de día.
Tal como publicó ayer este medio, Gobierno y Generalitat discrepan respecto al aumento del gasto en Cataluña que proporciona la flexibilidad de los objetivos de estabilidad presupuestaria aprobados por el Ministerio de Hacienda. Así, mientras la vicepresidencia económica que dirige Pere Aragonès calcula una cifra extra de 72 millones, el Ejecutivo la eleva a 270 millones. Sin embargo, es posible que el coronavirus provoque alteraciones al alza en esos objetivos de déficit.
Si se pospone la aprobación de las cuentas catalanas, también se retrasará la convocatoria de las elecciones catalanas. El presidente Quim Torra aseguró que desvelaría la fecha cuando los presupuestos estuvieran aprobados, dada la necesidad de aliviar la asfixia financiera provocada por las dos últimas prórrogas presupuestarias. Ahí entran en juego los cálculos electorales de Junts per Catalunya, que en un principio prefería alargar el mandato hasta otoño a la espera de encontrar un cabeza de lista y hacer coincidir así los comicios con alguna fecha icónica del independentismo.
Pero los neoconvergentes creen ahora que es preferible poner las urnas antes del verano para aprovechar la previsible agitación social que provocará tanto la condena firma de Torra como la retirada de la inmunidad a Carles Puigdemont, implicado ahora en una investigación sobre la gestión del agua en Girona. Curiosamente, Puigdemont se reivindica ahora como presidente telemático, pues el coronavirus ha demostrado, dice, la utilidad de las videoconferencias como sistema de comunicación de los gobiernos europeos. Su entorno recuerda cómo se rechazó su investidura telemática. ¿Lo volverá a intentar?