El politiqueo ha frenado la instalación de algunas donaciones de la Fundación Amancio Ortega contra el cáncer en Cataluña. Las luchas internas en el Govern y las pugnas entre hospitales han ralentizado la implementación de un número de equipos contra esta grave enfermedad que costea la entidad social del fundador de Grupo Inditex.
Fuentes sindicales han arrojado más luz sobre la información aportada por este medio sobre los 47 millones en máquinas de diagnóstico y radioterapia que aún no están tratanto a pacientes tres años después del convenio firmado entre la asociación filantrópica y el Gobierno catalán. "Tiene razón el Instituto Catalán de Oncología (ICO) cuando defiende que un mamógrafo es mucho más fácil de instalar que un acelerador lineal para radioterapia. Pero se olvida de algo más: el Departamento de Salud prioriza unos hospitales y deja a otros en un segundo plano", esgrimen. ¿Qué ejemplos ponen? "Uno muy claro: la zona del Ebro. Ya tenemos un acelerador antiguo en el Hospital de la Santa Creu de Jesús, en Tortosa (Tarragona). Pues bien, Salud decidió que el aparato donado por Amancio Ortega se concentraría en un nuevo bloque de radioterapia en el Hospital Verge de la Cinta, en el mismo municipio. Al requerir la construcción de un búnker completamente nuevo de radioterapia, todo el proceso se ha frenado", lamenta UGT.
Chapuzas y embrollos
En esta zona, pues, aún no se ha instalado el nuevo equipo de tratamiento. El bloque radiológico de nuevo cuño depende de la construcción de un nuevo parking que, a su vez, está detenido porque en los bajos del hospital hay restos arqueológicos. "Un auténtico lío", lamenta la agrupación. En efecto, el Govern anunció en marzo de 2018 que iniciaba la licitación de la obra. El primer contrato de la misma [consultar aquí] se ha prorrogado tres veces hasta su formalización en mayo de 2019. El contratista tenía cuatro meses para entregarlo. "Y es solo el primer contrato previo. Ahora imagínate el resto: la construcción entera del edificio. Y todo por querer reunificar la oncología en el hospital del ICS en lugar de aprovechar la infraestructura actual en un centro sanitario concertado de Grupo Sagessa", explican. Negro sobre blanco: no habrá hub oncológico en Tortosa en 2020 y, por ende, la Generalitat incumplirá el calendario de la Fundación Amancio Ortega.
Otro ejemplo. En Girona, el ICO defiende que ha tenido que acometer obras "complejas" para blindar una de las salas de la nueva máquina. Sostiene que el equipo empezará a tratar a pacientes en junio, y que el otro se pondrá en marcha a finales de año. Voces sindicales apuntan en otra dirección. "Además de los trabajos de adecuación y la certificación, que consumen tiempo, está la pugna por ubicar el nuevo hospital. En Girona, de las donaciones de Amancio Ortega solo se ha recibido un mamógrafo 3D --una portavoz del ICS lo ha confirmado a este medio: se activó en julio de 2019--. Muy curioso que coincida con la lucha entre JxCat y ERC por retener el nuevo hospital en Girona o trasladarlo a la vecina Salt, donde gobiernan los republicanos", han argumentado. De hecho, médicos de esta zona acusan directamente a la consellera de Salud, Alba Vergés, de olvido, al no haber licitado Salud ni la segunda fase de la largamente reivindicada UCI pediátrica, entre otros ejemplos.
Oenegés: "Si los tienen, que los utilicen"
En conversación con este medio, Carmen Flores, presidenta de la oenegé El Defensor del Paciente, ha señalado que la entidad es, por principios, contraria a las donaciones al sistema público de salud, pero que si las comunidades autónomas reciben estas inversiones privadas "las tienen que utilizar. No hacerlo es una elección aún peor cuando ya la tienes". La activista en defensa de la sanidad pública ha argumentado que "las donaciones están bien y son de agradecer, pero la sanidad no puede depender de un diagnóstico o tratamiento por la bondad infinita". Según Flores, "la salud y la vida no pueden estar supeditadas a la filantropia, porque hay una administración que debe responder". No obstante, si las regiones reciben el dinero para nuevos equipos --que El Defensor ampliaría a enfermedades raras, esclerosis múltiple y niños en exclusión-- "las deben utilizar y no dejar que se llenen de polvo".
Cabe recordar que la Fundación Amancio Ortega donó 47 millones de euros en equipos de diagnóstico y tratamiento contra el cáncer a la sanidad pública catalana en 2017. Lo hizo tras alcanzar acuerdos similares con los sistemas sanitarios gallego y andaluz. En la autonomía catalana, el grueso del presupuesto lo consumirá la sustitución de 18 aceleradores lineales para radioterapia, la mitad de los que operan en hospitales de la región. El resto de los fondos sirvieron para costear mamógrafos de nueva generación que afinan el diagnóstico de los tumores de mama. En total, este programa de donaciones del empresario gallego ha alcanzado los 320 millones de euros.