“Es profundamente ofensivo que TV3 asegure que no encuentra programas de calidad no independentistas”. Habla el periodista y realizador Albert Solé (Bucarest, 1962) y se refiere a los argumentos utilizados por la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA) para justificar el sesgo ideológico de sus contenidos. En conversación con Crónica Global, Solé explica la situación del sector audiovisual en Cataluña, que siempre ha estado muy vinculado a la cadena autonómica, donde se favorece a determinadas productoras afines a la línea oficial. Ello ha provocado, dice, que determinadas empresas se hayan buscado la vida en Madrid, convertida “en el centro claro de negocio, pues las grandes plataformas –Netflix, HBO-- han abierto estudios allí”.
También se refiere a los programas que “se negocian en los despachos” de los medios públicos catalanes.
Solé es autor de Federal, un documental que nunca se ha estrenado en la televisión catalana y que, como su nombre indica, tiene como eje el federalismo como alternativa a la guerra de banderas y los proyectos identitarios. También es el realizador de Bucarest, la memoria perdida, ganador en 2009 de los premios Goya y Gaudí, dedicado a su padre, Jordi Solé Tura, uno de los padres de la Constitución española, fallecido hace diez años.
Federal, financiado mediante crowdfunding, es uno de los ejemplos que circularon en las redes sociales después de que este medio publicara los argumentos dados por la presidenta en funciones de la CCMA, Núria Llorach, para justificar la abundancia de programas centrados en el independentismo --1-O, Hola Europa! Adéu Espanya? y más recientemente Arenys, on comença tot--. “No siempre se encuentran en el mercado documentales que contemplen todos los puntos de vista y posicionamientos posibles sobre un determinado tema”, esgrimió
Albert Solé discrepa completamente de esa visión que considera “profundamente ofensiva” y advierte de cómo el sector audiovisual languidece en Cataluña debido, entre otros factores, a esas "preferencias ideológicas".
Industria dependiente de TV3
“La industria audiovisual catalana siempre ha sido muy dependiente de TV3 –explica--, pero cuando la televisión pública se ha visto afectada por los recortes, el sector se resiente y las producciones contratadas, también”. Por el contrario, “Madrid se ha convertido en un centro claro de producción, ya que las plataformas están abriendo allí sus sedes”, añade Solé. Se refiere a empresas como Netflix, que aterrizó en abril en esta ciudad, y HBO, que lo hizo hace dos años. Viacom International Studios (MTV, VH1, Nickelodeon, Comedy Central, Paramount Pictures) anunció también la apertura de un centro de producción de contenidos en la capital.
Resulta paradójico, añade, que "en Cataluña haya muchas escuelas y empresas de talento, pero que el mercado esté centrado ahora en la capital".
En la CCMA han existido tradicionalmente dos tipos de externalización de producciones. Una, transparente y que está sometida al dictamen de un comité, está basada en la coproducción: la cadena es la propietaria del programa y el productor completa el pago. Otra es la que se “resuelve en los despachos”, es decir, la que se basa en un trato directo.
Bloqueo político
El mercado “se está privatizando”, dice Solé, y eso da lugar a que esas plataformas marquen el paso e impongan sus gustos. “Una parte de la producción se está reconvirtiendo a marchas forzadas para convertirse en clientes de esas plataformas. Eso perjudica al cine de autor y a los documentales más creativos”.
Considera el realizador que "el bloqueo político que actualmente existe tanto a nivel catalán como a nivel nacional, ha dejado pendiente uno de los debates del sector audiovisual más importantes: definir el modelo de una televisión pública y su financiación". Y eso va también por TVE, "que sufre la misma asfixia financiera que TV3".
La reclamación del IVA
“Todas las cadenas públicas tienen déficit. La reclamación de las deducciones del IVA ha supuesto un gasto extra millonario”, afirma el realizador. Se refiere a la medida aplicada por el ministro de Hacienda del Gobierno del PP, Cristóbal Montoro, que en el caso de TV3 reclamó 167 millones por los ejercicios 2015, 2016 y 2017.
Aún así, TV3 es la cadena que maneja más presupuesto de España, 230 millones de euros anuales. Cerrará el año con un déficit de 20 millones de euros, a pesar del dinero que periódicamente inyecta la Generalitat. Los trabajadores de la cadena reclaman mejoras laborales y lograron hace años reducir la externalización para favorecer la producción propia. Y el sector audiovisual se resiente. Buscar el equilibrio, sin favoritismos, parece una tarea complicada.
El informe de la Sindicatura
Según un informe de la Sindicatura de Cuentas presentado en el Parlament a principios de año, seis empresas se repartían el 74% de las producciones externas que TV3 contrata. El estudio --correspondiente al ejercicio 2016-- del órgano fiscalizador de las administraciones catalanas cuestionaba los altos sueldos de algunos presentadores “estrella”, los desvíos presupuestarios y el pago del 10% de los ingresos publicitarios a esas productoras. Algo que la CCMA justificaba en las audiencias, en un mercado competitivo y en la necesidad de incentivar al sector audiovisual.
La Sindicatura analizó el 84,4% del gasto de producción asociada, el 74,46% de la cual “corresponde a seis productoras”. Entre esas empresas que se llevan la mayor parte de los contratos figuran, según datos de la propia CCMA, las vinculadas a Toni Soler, Andreu Buenafuente y Jaume Roures. Este organismo recomendaba potenciar la venta de programas de producción propia. “La recuperación de parte del coste de los programas a través de su venta permitiría aumentar la producción y financiar nuevos proyectos sin que se tuvieran que aumentar las aportaciones públicas”.
Una de las consecuencias de la parálisis política catalana es el bloqueo del Pacto Nacional de lo Audiovisual, cuyo anuncio se remonta a 2016 y cuya finalidad es dotar al sector de las estructuras necesarias para su desarrollo integral. Su borrador inicial establece la necesidad de un sistema eficaz de colaboración entre agentes públicos y privados, y de medidas de impulso y fomento adecuadas a las nuevas tecnologías, formatos y plataformas, al talento joven, y a las tendencias del sector.
Según los datos de la propia Generalitat, el volumen de negocio del sector audiovisual superaba en 2017 los 1.768 millones de euros, daba trabajo a 11.503 personas y estaba integrada por 1.628 empresas.