El presidente de la Generalitat, Quim Torra, mete presión a ERC para mantener el bloqueo en la formación de Gobierno. Que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias lleven a buen puerto su Ejecutivo de "coalición progresista" depende de la abstención de los republicanos catalanes en la investidura y el independentismo más radical, del que es voz el president, busca que la negociación no sea sencilla.
Así lo ha manifestado en una entrevista en RAC1, que ha tenido lugar un día después de su encuentro con Carles Puigdemont en Waterloo, donde se ha pactado la hoja de ruta que debe seguir el procés. Pasa por exigir al partido de Oriol Junqueras que se apruebe un guion conjunto que suscriban ambas formaciones. Y este pasa de forma necesaria para nombrar a un relator independiente en las conversaciones entre Moncloa y la Generalitat, la misma petición que el propio Torra hizo en Pedralbes a Sánchez y que derivó en el primer adelanto electoral. Por lo que se sabe de antemano que es una fórmula que lleva a dinamitar la negociación y que JxCat no puede sacar adelante en solitario por su presencia reducida en el Congreso. Ya no es una pieza clave en la investidura como sí ocurre con los republicanos.
Encuentro de Torra con Carles Puigdemont en Waterloo / CG
Negociación con "contenido" y "garantías"
En cuanto a la mesa de diálogo que se menciona en la encuesta no vinculante de ERC a sus bases para proseguir con el diálogo con los socialistas, el presidente catalán remarca que debe ser con "con contenido" y "garantías". Manifiesta que debe abordar el "conflicto de Cataluña" sin ningún límite, hecho que inlcuye también la celebración de un nuevo referéndum vinculante a la que se aspira en esta etpa del procés.
Preguntado por su opinión sobre si el independentismo debería apoyar la investidura de Sánchez, el presidente catalán ha dicho que "en estos momentos, votaría que no". Además, deja claro que todos secesionistas deberían pensar igual que él y mantenerse firme en su oposición al Ejecutivo de PSOE y Podemos. Se enroca, de este modo, en la tesis de "cuanto peor, mejor" y en dar continuidad a la inestabilidad en Cataluña que le ha sido afeado de forma profusa, especialmente desde el empresariado catalán que exige a Torra que mande mensajes de estabilidad. Crítica que el president no ha encajado de forma demasiado positiva.
Críticas al empresariado catalán...
El político de JxCAT ha defendido a los jóvenes que han acampado en la plaza Universidad de Barcelona durante más de 20 días, lo que ha llevado aparejado el corte del tráfico en la Gran Vía y afectaciones en los comercios de alrededor. "Los acampados estaban protestando y se ha de respetar el derecho a la protesta", ha comunicado en referencia al desalojo de la plaza y ha destacado otras protestas para zafarse de argumentar sobre el impacto económico derivado de ella.
Según la explicación de Torra, las consecuencias de las manifestaciones y disturbios provocados por los independentistas son "cuestiones puntuales" que no dejan ver "el problema real" a los que se centran en ella. Y ha apuntado a cuestiones gestionadas a nivel nacional como las causas que "alteran la economía productiva" de Cataluña "desde hace años", como el déficit fiscal, los retrasos del corredor del Mediterráneo y la falta de ejecución de los presupuestos de inversión. De hecho, ha exigido al presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, que mande una carta a Madrid para quejarse de lo que considera que es el gran problema de la economía catalana. Torra considera que esta es la única reivindicación posible del empresariado catalán y no las demandas de que cese en sus declaraciones de activista a favor de la actividad de los CDR y Tsunami Democràtic.
... y a la ruptura 'indepe'
También ha tenido oportunidad el presidente del Govern de criticar la imposibilidad de llegar a acuerdos dentro del propio independentismo y crear una nueva hoja de ruta conjunta. Una realidad que se hace cada vez más patente, sobre todo, entre los neoconvergentes y ERC.
“Los grupos independentistas en el Parlament no hemos sido capaces de aprobar un documento que permitiera exhibir unidad para ponernos a trabajar", ha apuntado Torra tras asumir su parte de responsabilidad. “No he sabido encontrar las complicidades ni tejer esa línea para tener un horizonte claro y limpio”.
Se enroca en acabar la legislatura
La autocrítica de Torra ha sido, sin embrago, bastante breve. A pesar de la situación en la que se encuentra Cataluña y a la posible inhabilitación que se enfrenta por no acatar la decisión de la Junta Electoral sobre la pancarta con el lazo amarillo de la Generalitat, el president se niega a convocar elecciones autonómicas. "Descarto cualquier adelanto electoral"; "Si de mí depende, no habrá elecciones en 2020", ha asegurado en la radio solo un día después de visitar a Carles Puigdemont en Waterloo para comentar con él los pasos a seguir en la política catalana.
Ha dejado claro que "nunca" se ha propuesto "dimitir" de su cargo --a pesar de haber vivido "momentos difíciles"-- y que ni siquiera habló con el expresidente fugado sobre un supuesto adelanto de los comicios catalanes.