Máxima cohesión interna. Responsabilidad total ante unos momentos que pueden ser críticos. La dirección de Esquerra mantiene el toque de alerta. Su posición en la investidura de Pedro Sánchez es delicada. Los llamados “irredentos” de Carles Puigdemont han intensificado su guerra contra ERC, y piden a los republicanos que no permitan la investidura de Pedro Sánchez, porque no ha hecho nada para acercar posiciones con el independentismo.
Es un instante crucial para el mundo independentista. Esquerra, con todas las prevenciones, pero también con toda la convicción, facilitará la presidencia de Pedro Sánchez este jueves con una abstención, después de votar en contra este martes en la primera votación en el debate de investidura. Ante la falta de un acuerdo cerrado entre el PSOE y Unidas Podemos, los republicanos no han querido avanzarse. "Por nosotros no quedará", ha repetido en las últimas horas Gabriel Rufián en el Congreso.
Presión en campo propio
Sin embargo, la presión será enorme. Los diputados de Junts per Catalunya son fieles a Puigdemont, y no quieren perder la oportunidad de desgastar a los republicanos. Diputados como Josep Lluís Cleries, un veterano convergente, de los tiempos de Jordi Pujol, pronuncia el mismo discurso que los “prepolíticos” como Laura Borràs y Míriam Nogueras. Todos esperan que “Esquerra siga el mismo camino”, y todo el independentismo vote en contra de Pedro Sánchez. En esa tesitura están Puigdemont y el presidente Quim Torra, que no deja de despreciar a Sánchez.
El temor de Esquerra, de dirigentes como Pere Aragonès o el propio Gabriel Rufián en el Congreso, o de Joan Tardà, que ejerce estos días como el gran referente de los republicanos, es que esa presión se cocine también entre los propios cuadros del partido.
Sin miedo ya a un 'trifachito'
Prueba de ello han sido los comentarios de Eduard Voltas, un editor e ideológico de la órbita de Esquerra, que ha cuestionado una posible abstención:
“Que Sánchez no tiene nada que ofrecer como determinante para la resolución del conflicto ha quedado clarísimo en este debate de investidura. Ni tan sólo está dispuesto a volver al documento de Pedralbes, que él firmó, a pesar de que era un documento de mínimos, pero constituía un avance”, señala Voltas.
Y añade que “si hay un pacto PSOE-Podemos, el único motivo a favor de la abstención es introducir la semilla de la discordia en el Consejo de Ministros de cara a los acontecimientos tras la sentencia. Lo del miedo al trifachito no es un argumento. Por miedo al trifachito se debería haber votado sí a los presupuestos del Estado”.
Todo puede empeorar en septiembre
Entonces, ¿qué hacer? Esquerra ha tomado la decisión. No quiere reaccionar, como en otras ocasiones, a partir de lo que hagan los exconvergentes. Quiere iniciar una nueva etapa, y quiere que sea lo antes posible. Si Sánchez no obtiene el sí a la investidura este jueves, en septiembre será todo mucho más complicado.
Fuentes de Esquerra señalan que el esfuerzo del partido está siendo mayúsculo, que todo se ha pensado con convicción y con la mirada a medio y largo plazo. Pero que, a partir de septiembre, las cosas se complicarán mucho: llegará la sentencia del Tribunal Supremo sobre los políticos independentistas presos, y con unas nuevas elecciones todo se mezclará, con la importancia, de nuevo, de los factores sentimentales. España, además, puede vivir una situación de inestabilidad, producto del Brexit, porque finalizará la prórroga de la Unión Europea al Reino Unido para que ofrezca cómo piensa salir de las instituciones europeas. Por eso Rufián insistió en que Sánchez debe atar lo antes posible el acuerdo con Unidas Podemos. “Estamos condenados a entendernos”, espetó a Sánchez.
Agarrados a un poste
Junts per Catalunya se mueve bien en esa tesitura. Carles Puigdemont quiere el choque con el Estado y esa situación le puede favorecer. El voto en contra de Junts per Catalunya será efectivo, otra vez, este jueves. Y Esquerra se agarra a un poste, para no verse arrastrado por los “irredentos”, los defensores de la “antipolítica”, como los llamó el propio Pedro Sánchez en su réplica a Laura Borràs.
Es la hora de la verdad para Esquerra Republicana, pero, de hecho, lo es para el conjunto del independentismo, si quiere, realmente, iniciar una nueva etapa en Cataluña y en la política española.