Puigdemont descongela la Crida para romper la nueva estrategia de JxCat
Convoca a sus sectoriales para dar paso a la independencia, junto antes del congreso nacional del PDeCAT y tras el acuerdo con el PSC en la Diputación de Barcelona
17 julio, 2019 00:00Carles Puigdemont nunca está quieto. Y siempre busca desquitarse de algún golpe reciente. Ahora ha decidido descongelar la Crida Nacional per la República, para romper la nueva estrategia de Junts per Catalunya (JxCat). Tras el acuerdo de la formación con el PSC, para gobernar juntos la Diputación de Barcelona, y justo antes del congreso del PDeCAT del próximo fin de semana, con el objeto de influir de forma decisiva en la estrategia de futuro de JxCat, Puigdemont ha ordenado a la Crida que se ponga en marcha.
La asociación, que está registrada como partido, ha enviado un correo electrónico a todos sus asociados y los convoca para una reunión el miércoles 24 de julio con las sectoriales del partido. Se trata de que cada ámbito, en el que se ha organizado la Crida, elabore propuestas que ofrezcan “un camino hacia la independencia y hacia la construcción de la república”.
Contra Bonvehí
¿Cabreo de Puigdemont? ¿Un último intento de rehacer un espacio político para que mantenga sus tesis políticas? El expresident se mueve de forma “impulsiva”, según aseguran dirigentes de Junts per Catalunya, que no dudan en interpretar esa convocatoria de la Crida como una reacción a la apuesta de las últimas semanas de algunos dirigentes de recuperar una cierta centralidad política en Cataluña. La reacción de Puigdemont tiene un destinatario: David Bonvehí, el coordinador general del PDeCAT, que se ha resistido en los últimos meses a sus planes, aunque nunca ha llegado a romper con él.
Bonvehí sostiene que el PDeCAT se puede y se debe diluir en Junts per Catalunya, pero para dotar ese espacio del contenido convergente. Es decir, intentar que JxCat recupere un espacio central. Eso explica el acuerdo con el PSC en la Diputación de Barcelona. Y ahí radica la paradoja del comportamiento de Puigdemont.
Cabreo en distintas fases
El expresidente avaló el inicio de negociaciones con el PSC en la Diputación de Barcelona, pero, a medida que comprobaba que esas conversaciones podían ser fructíferas, y después de ver los reproches de sus más estrechos colaboradores y de gurús mediáticos del independentismo como Pilar Rahola, Puigdemont receló de la idea de Bonvehí. Y, en el último tramo de las conversaciones, Puigdemont trató de poner trabas al acuerdo, ante la negativa de Bonvehí.
La Crida ha sido, desde el primer minuto, el instrumento que Puigdemont ha querido utilizar para presionar a la dirección del PDeCAT y buscar que Junts per Catalunya trabaje principalmente para su persona. En el correo enviado a los militantes, se señala que se quiere agrupar a personas “comprometidas a hacer efectivo el mandato del 1-O y alcanzar la independencia del país, personas con ideologías diversas, que representan el territorio”.
Relaciones complejas con el PDeCAT
El instrumento político lo impulsó el propio Puigdemont, junto a sus principales colaboradores, como el historiador Agustí Colomines, los diputados Aurora Madaula y Josep Costa, y se apostó por la presidencia de Jordi Sànchez, desde la prisión, que ha elaborado el cuerpo teórico, y por Toni Morral, ex de ICV, como secretario general. Desde el pasado mes de enero apenas tiene actividad, una vez se realizó el primer congreso constitutivo. Con la voluntad de aglutinar a todo el independentismo, y después del rechazo de ERC y de la CUP a formar parte, sólo el PDeCAT se mostró dispuesto a participar, pero sin acabar de fusionarse.
Las relaciones entre la Crida y el PDeCAT son complejas. Lo que reclama Bonvehí, y esa es la intención que trasladará este fin de semana, es iniciar una consulta interna para establecer el futuro de Junts per Catalunya, que sería la marca electoral, con la voluntad de lograr más complicidades, pero desde la orientación ideológica del PDeCAT.
Líder electoral, pese a todo
En función de cómo se desarrolle esa relación, el espacio posconvergente podría sufrir una escisión, con Puigdemont dispuesto a mantener el pulso con el Estado, y a consolidar una fuerza política que pueda competir con Esquerra Republicana.
Pese a todo, Puigdemont sigue siendo el único referente de todo ese espacio, capaz de ganar elecciones a Esquerra, como ocurrió en las elecciones europeas.