Colau debe elegir entre mantener el sillón o cargarse el partido
La oferta “sin condiciones” de Valls redobla la presión sobre la líder de los comunes, que se inclina por apoyar un gobierno de Maragall que incorpore al PSC
30 mayo, 2019 00:00Se redobla la presión sobre Ada Colau. La oferta “sin condiciones” de Manuel Valls para investirla de nuevo alcaldesa --junto a los votos del PSC--, unida a los sectores federalistas de los comunes, favorables a ese acuerdo, colocan a la activista en una encrucijada: o mantiene el sillón o se carga el partido.
En apenas 72 horas, las que distan de las elecciones municipales del pasado 26 de mayo, los grupos municipales han pasado de dar por hecho un relevo al frente del Ayuntamiento de Barcelona, protagonizado por Ernest Maragall (ERC) a explorar un gobierno alternativo encabezado por Colau, con el apoyo de Jaume Collboni y Manuel Valls. La líder de Barcelona en Comú insiste en que no puede aceptar los votos del exprimer ministro francés, tras una campaña de absoluta demonización de quien identifica con las élites, el 155 y el Ibex. Sin embargo, el sector más federalista, así como veteranos dirigentes como Raimundo Viejo, consideran viable ese pacto, que permitiría a los comunes retener una plaza tan relevante como Barcelona, una vez se ha perdido Madrid en el marco de un declive generalizado de los podemitas en toda España.
Sin embargo, aceptar la vara de mando gracias a Valls permitiría a la dirigente de los comunes mantener el cargo cuatro años más, pero a costa de destrozar su partido. Las bases, aseguran fuentes de la formación, protagonizarían una fuga masiva. Sea cual sea la decisión de la alcaldesa, su formación está abocada a una catarsis con nuevos liderazgos.
Rabell, Espadaler...
A esa fórmula Colau-Collboni-Valls se sumó ayer Lluís Rabell, expresidente de Catalunya Sí Que Es Pot --siglas que después darían paso a Catalunya en Comú-Podem--, quien considera “irresponsable” que la alcaldesa se entregue al independentismo de Maragall. Y también un dirigente muy alejado ideológicamente de Colau, Ramon Espadaler, líder de Units per Avançar y exdirigente de UDC, que comparte grupo parlamentario con el PSC. Espadaler se inclina por facilitar la alcaldía a Colau como "mal menor", para evitar poner el consistorio "al servicio de una república inexistente. A su juicio, un eventual pacto de ciudad entre Maragall y Colau supondría "el peor escenario", ya que conjugaría el proyecto independentista con los planteamientos de la "izquierda dogmática”.
La alcaldesa, a favor de un gobierno progresista
Colau no concibe otra fórmula que no pase por un gobierno progresista con ERC y, si es posible, con PSC. Nada de Valls ni Junts per Catalunya. Pero los socialistas no están suficientemente preparados para resucitar ese tripartito y, de momento, PSC quiere poner a prueba ese compromiso con la moderación que Esquerra ha expresado en los últimos meses. Acuerdos puntuales sí, afirman los socialistas, pero no permanentes. Al menos de momento. Por su parte, ERC está dispuesta a gobernar en solitario, sobre todo si cuenta con ese apoyo discreto del PSC. Una inversión de futuro que, además, se traduciría en un quid pro quo en ayuntamientos del cinturón rojo, así como en diputaciones y en el Área Metropolitana de Barcelona (AMB).
Colau se reunió ayer con Maragall, dentro de la ronda de contactos que el ganador de las municipales ha abierto para explorar posibles acuerdos. El republicano aseguró que la alcaldesa en funciones le ha transmitido que está dispuesta a "trabajar en un acuerdo de gobierno" municipal donde él sea el alcalde.
Por su parte, el número dos de la candidatura de Barcelona en Comú, ha explicado, al término de la reunión, que "hemos empezado a discutir las bases políticas sobre las que podremos plantear un acuerdo de gobierno que priorice la ciudad y que incorpore el PSC”. Ha recordado que "debe ser un acuerdo que aplique políticas progresistas con una base amplia que es la que ha salido de las elecciones con 28 concejales de izquierdas". Sin embargo, la figura de Maragall, que rompió el carné del PSC, genera rechazo en las filas de los socialistas.