En medio de declaraciones que se tornan reiterativas por momentos, en ocasiones afloran nuevos apuntes que inyectan un halo de vida a un juicio que, en los últimos días, parece inamovible en el tiempo. Así ha sucedido en la mañana de este jueves mientras declaraban varios de los inspectores de la Policía Nacional citados en el Tribunal Supremo por su intervención en los acontecimientos del 1-O. Uno de ellos ha señalado cómo los ciudadanos presentes en el colegio Calderón de la Barca, en Barcelona, se sorteaban las urnas ante la presencia pasiva de los Mossos d’Esquadra o cómo en el instituto Manuel Carrasco i Formiguera uno de los agentes autonómicos se llevaba uno de los recipientes de recuerdo.
El juicio del procés ha alcanzado su trigésima sesión y las defensas buscan mediante sus interrogatorios el más mínimo detalle que determine que los votantes actuaron de forma pacífica. Sin embargo, frente a los abogados de los doce procesados desfilan agentes que no dudan en apuntar a la resistencia que ofrecían los concentrados a la hora de ser desalojados y a la violencia verbal de la que, según han relatado varios de los policías, hicieron uso cuando los efectivos accedían a los centros de votación. “Callados no estaban en ningún momento, la gente nos insultaba y gritaba y no tenía intención de sentarse”, ha apuntado uno de los testigos a preguntas del letrado del exvicepresidente Oriol Junqueras, Andreu van den Eynde.
Los Mossos, estáticos
En una sesión que ha sido suspendida a media mañana --para proseguir a las 16.00-- debido a que varios de los magistrados del tribunal deben participar en la Junta Electoral Central en el Congreso de los Diputados, los agentes han recogido el testigo de quienes estos días les han precedido y han insistido en la actitud “contemplativa” de los Mossos en centros como el del MareNostrum de Barcelona, donde “permanecieron estáticos” mientras los ciudadanos “obstaculizaban” la labor de la Policía Nacional. “Habría tres o cuatro mossos, pero estaban en la acera de enfrente observando la actuación de la Policía Nacional y a veces hablaban por teléfono o por la emisora”.
Ha sido significativa la declaración de uno de los efectivos que ha aludido a la colaboración entre los votantes y los efectivos de la policía autonómica, sobre todo al término de la jornada, cuando se procedía al sorteo de las urnas. En el Calderón de la Barca, por ejemplo, “la gente llamaba a la jefa Lore, de los Mossos, que cogía las urnas y las llevaba a un domicilio particular. Por tandas, otras personas seguían llevando también urnas a ese domicilio para proceder después a su sorteo en presencia de los Mossos”.
Cable de acero
Otro de los episodios narrado por uno de los inspectores tuvo lugar en el CEIP Tomás Moro, en cuyo exterior habían colocado un cable de acero que cruzaba la vía con el objetivo de impedir el paso de los vehículos. "La gente se mostraba muy beligerante y agresiva”, ha relatado el testigo, quien ha aseverado que el hecho de que instalasen el cable y hubiera un muro de cuatro o cinco filas de personas demostraba que la concentración “estaba organizada sin duda”.
En otro de los locales habilitados para la votación, la Escuela Oficial de Idiomas, un agente ha explicado que mientras llevaba a cabo labores de contravigilancia “llegaron dos coches de los Mossos, que se situaron a 50 metros. Se quedaron ahí, uno de ellos habló por la emisora y, a los pocos segundos, dieron media vuelta y se fueron. Sabían perfectamente que mis compañeros estaban actuando. Pensaba que se iban a acercar a los mossos que se encontraban en el centro, pero no”. También este policía estuvo presente en el MareNostrum, donde “en ningún momento [la policía catalana] actuó ni cortó el tráfico para nosotros”.